"The night we met I knew I needed you so" – Be my Baby (The Ronettes).
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11 de noviembre, 1978.
–Sigo sin entender por qué tenemos que comprar los regalos en noviembre, ¡Falta más de un mes para Navidad! –exclamó Agnar, acompañado por Rigel, mientras daban vueltas por el centro comercial.
Este era uno de los más concurridos, situado en pleno centro de Londres.
Efectivamente, todavía quedaba más de un mes para Navidad, pero el ambiente festivo ya se hacía notar en las calles y comercios.–Porque en diciembre hay mucha más gente. Te falta visión empresarial, Aggie –bufó Rigel, quien caminaba con las manos en los bolsillos, despreocupado.
–¿Aún más gente? Dios santo.
Ambos se camulfaban entre la multitud, por lo que el pelinegro tiró del brazo de su amigo en cuando una tienda le llamó la atención.
–¡Cuidado! –se quejó el rizado.
–Vamos a entrar, porfi –suplicó, señalando un local cuyo escaparate estaba lleno de vinilos y diferentes reproductores de música.– Aunque solo sea para echarle un vistazo.
–Rápido, anda –suspiró finalmente el contrario, dejando que Rigel tirase de él de nuevo.
Los dos chicos se adentraron en la inmensa tienda. En ella compraba gente de todas las edades y estilos, y por unos altavoces se reproducían canciones aleatorias y variadas.
En ese momento, Be my Baby, de The Ronettes retumbaba por toda la sala.–¿Sabes que esta canción le encantaba a mi madre? –añadió Rigel.– A mí también me gusta, aunque me da vergüenza admitirlo.
–No me extraña –contestó Agnar, arqueando una ceja.
El pelinegro rodó los ojos, y dejando al rizado atrás, investigó a fondo la tienda, parándose en cada una de las secciones.
–Mira esto, Aggie –exclamó a los pocos segundos, haciéndole un gesto a su amigo.
El mencionado se acercó a él y al pequeño estante en el que toda la discografía de Queen estaba agrupada.
–Algún día me los compraré todos –dijo, con una orgullosa sonrisa dibujada en su rostro.– Aunque son muy caros.
–¿Y cómo has conseguido los que ya tienes?
–Por mi tía –levantó la cabeza, y ansioso por cambiar de tema, señaló la salida.– Ya podemos irnos.
Ambos salieron rápidamente, y se sumergieron de nuevo en la marea de gente que paseaba por el centro comercial.
Pasaron frente a una tienda de temática cinematográfica, cuyos productos se basaban en pósters o ropa emblemática de diferentes películas, como Superman o Grease.
A Agnar se le escapó una sonrisa.–Qué buenos tiempos, ¿Verdad, Aggie? –carcajeó Rigel.
–Cállate, hice el ridículo de mi vida.
–Eso dices ahora –gruñó.– Oye, vamos a la joyería, que ya sé qué comprarle a Charlotte.
–Ni en broma, no pienso a entrar a ese sitio. Apesta a colonia de anciana.
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★ '79𝚂 𝚖𝚎𝚖𝚘𝚛𝚒𝚎𝚜 ★
Genç Kurgu𝐃𝐞́𝐜𝐚𝐝𝐚 𝐝𝐞 𝐥𝐨𝐬 𝐬𝐞𝐭𝐞𝐧𝐭𝐚. 𝐀𝐠𝐧𝐚𝐫 𝐥𝐥𝐞𝐠𝐚 𝐚𝐥 𝐨𝐫𝐟𝐚𝐧𝐚𝐭𝐨, 𝐦𝐚́𝐬 𝐜𝐨𝐧𝐟𝐮𝐬𝐨 𝐪𝐮𝐞 𝐧𝐮𝐧𝐜𝐚. 𝐇𝐚𝐧 𝐦𝐞𝐭𝐢𝐝𝐨 𝐚 𝐬𝐮 𝐩𝐚𝐝𝐫𝐞 𝐞𝐧 𝐩𝐫𝐢𝐬𝐢𝐨́𝐧, 𝐩𝐞𝐫𝐨 𝐧𝐨 𝐬𝐚𝐛𝐞 𝐩𝐨𝐫 𝐪𝐮𝐞́. 𝐓𝐨𝐝𝐨𝐬 𝐬𝐞 𝐧𝐢...