XXVIII. Eɴᴛʀᴇ ᴠᴇsᴛɪᴅᴏʀᴇs

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"Take a sad song and make it better. Remember to let her into your heart" – Hey Jude (The Beatles)

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31 de marzo, 1979

–¿Qué hacen estos dos aquí? –preguntó Ethan, frunciendo el ceño, mientras señalaba a Giselle y a Jacob.

Él, Agnar, Rigel, Charlotte y Olivia tenían pensado salir ese sábado. Querían volver al centro comercial para ver las tiendas, escabullirse entre la gente, escuchar música...

–A Giselle la he invitado yo. No pienso ir de excursión con vosotros y tener que aguantaros sola –bufó Charlotte, cruzándose de brazos.

–¿Y el enano? ¿Quién ha invitado al enano? –insistía Ethan.– ¿Has sido tú, Olivia?

–No, al parecer, él y yo venimos en pack. Se ve que sigue enamorado y no puede separarse de mí –bromeó Giselle.

–Sois una panda de gilipollas –estalló Jacob finalmente.

–¿Por qué vienes, entonces?

–Me apetece salir de esta cárcel un tiempo.

–¿Y qué pasa con tu tobillo? ¿No lo tenías dolorido?

–Cállate, rubia. No te vas a librar de mí.

–¿Podemos irnos todos de una vez, por favor? –jadeó Agnar, interrumpiendo la discusión.

•••


Los jóvenes caminaron hasta la estación de metro más cercana, aquella que conectaba las afueras de la ciudad con el centro. Era igual de poco transcurrida que de costumbre, por lo que una vez accedieron a la entrada, Rigel se plantó frente a todos ellos.

–Señoritas, he aquí la demostración de cómo pasar el acceso fácilmente –sonreía el pelinegro.– Jacob, tú también entras en la categoría de señoritas.

–Pero, ¿qué pasa con los tickets? –preguntó Olivia.

–A Rigel le sudan los cojones los tickets –murmuró Ethan.

–¡Exacto! Por eso, os tengo esta brillante demostración, en exclusiva para vosotras –al igual que la anterior vez, Rigel saltó el torno tras impulsarse en él.– Voilà!

¡No vamos a saltar el torno sin pagar, Rigel! –se horrorizó la pelirroja.

–Olivia, ya lo hemos hecho antes. No pasa nada, no nos pillarán.

–¿Y las cámaras de seguridad, Agnar? ¿Qué pasa con ellas?

–Pues que les dan por culo a las cámaras, eso pasa –exclamó Giselle, quien finalmente saltó el torno.

–Dios mío, ¡cómo nos pillen...!

–Como nos pillen me va a dar igual, Olivia. Salta de una vez –bufó Jacob, que había saltado tras Giselle.

Tras un par de minutos, los siete ya estaban al otro lado del torno, sanos y salvos. Caminaron toda prisa hacia el próximo tren, y se subieron inmediatamente.
Volvían a estar en la ruidosa ciudad de Londres, en la que reinaba la primavera por fin. Una vez allí, prácticamente corrieron hacia el centro comercial, ansiosos.

–¿Podemos entrar a alguna tienda? –sugirió Giselle, fascinada por los cientos de escaparates.

–Creo que ninguno de nosotros ha traído dinero –suspiró Jacob.

★ '79𝚂 𝚖𝚎𝚖𝚘𝚛𝚒𝚎𝚜 ★Donde viven las historias. Descúbrelo ahora