"Thanks for all the joy they're bringing,
who can live without it? I ask in all honesty, what would life be?" - Thank You For The Music (ABBA).•••
25 de diciembre, 1978.
Y, por fin, el día de Navidad llegó.
Los más pequeños estaban muy ilusionados, a pesar de que no recibían regalos como tal. Simplemente, las cuidadoras y maestras reunían dinero para poder comprarles juguetes, y que los compartieran entre todos.
Sin embargo, los cuatro amigos tuvieron la suerte de recibir regalos individuales.•••
En cuanto terminaron de desayunar, se dirigieron al gran salón, el cual estaba completamente vacío.
Se sentaron en los sillones de siempre, y Rigel, impaciente, sacó una enorme bolsa.-Empiezo yo -exclamó, emocionado.- Si no os gustan, por favor, simulad que os encantan.
-Descuida -suspiró Ethan.
El pelinegro sacó tres paquete de diferentes tamaños y formas. Su envoltorio era el mismo: papel de regalo rojo con copos blancos.
-Toma, quejica -gruñó, entregándole el paquete más grande al rubio.- Este para ti, reina -dijo, dándole el más pequeño a Charlotte.
-No me llames reina -bufó ella, recogiéndolo.
-Dios Santo -bufó para sí, y después sacó su regalo para Agnar.- Ten, Aggie.
El rizado se estremeció, aunque acabó aceptándolo.
-Yo no te he comprado nada -confesó, avergonzado.
-Tampoco tenías que hacerlo -le tranquilizó Rigel.- Venga, ábrelo.
Agnar asintió, y abrió el paquete con ansia. No era muy grande, pues en su interior había una cartera rosa con las palabras "Pink Ladies" grabadas en ella. En el rostro del chico se formó una sonrisa al verlo.
-¿Cuándo vas a superar el ridículo que hicimos en Halloween? -preguntó rodando los ojos.
-Nunca -carcajeó el contrario.- Mira lo que hay dentro.
El rizado abrió la cartera, y en ella se encontraban las fotografías que se hicieron aquella vez en el fotomatón.
-Para que lleves mi rostro angelical siempre contigo -guiñó Rigel.
-Hombre, angelical... -murmuró Ethan.
-Sí, angelical. Envidioso -le sacó la lengua.- No me has dicho nada, ¿qué te ha parecido el regalo? -replicó, señalando el libro que el rubio tenía entre las manos.
-Me gusta. Gracias.
-Más alto, por favor, no te oigo.
-Capullo -gruñó Ethan.
-Cabrón -replicó Rigel.
-Gilipollas.
-Jesús, ya estamos otra vez -bufó Charlotte mientras abría su regalo. Se trataba de una pequeña cajita que guardaba una cadena plateada, de la cual colgaba una estrella.
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★ '79𝚂 𝚖𝚎𝚖𝚘𝚛𝚒𝚎𝚜 ★
Teen Fiction𝐃𝐞́𝐜𝐚𝐝𝐚 𝐝𝐞 𝐥𝐨𝐬 𝐬𝐞𝐭𝐞𝐧𝐭𝐚. 𝐀𝐠𝐧𝐚𝐫 𝐥𝐥𝐞𝐠𝐚 𝐚𝐥 𝐨𝐫𝐟𝐚𝐧𝐚𝐭𝐨, 𝐦𝐚́𝐬 𝐜𝐨𝐧𝐟𝐮𝐬𝐨 𝐪𝐮𝐞 𝐧𝐮𝐧𝐜𝐚. 𝐇𝐚𝐧 𝐦𝐞𝐭𝐢𝐝𝐨 𝐚 𝐬𝐮 𝐩𝐚𝐝𝐫𝐞 𝐞𝐧 𝐩𝐫𝐢𝐬𝐢𝐨́𝐧, 𝐩𝐞𝐫𝐨 𝐧𝐨 𝐬𝐚𝐛𝐞 𝐩𝐨𝐫 𝐪𝐮𝐞́. 𝐓𝐨𝐝𝐨𝐬 𝐬𝐞 𝐧𝐢...