"You got to lose to know how to win" - Dream On (Aerosmith)
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24 de marzo, 1979
Por fin llegó el sábado, y los chicos organizaron otro partido. Esta vez, con público. A primera hora de la mañana, Rigel y Agnar ya caminaban juntos hacia el gimnasio en el que tendría lugar dicho partido.
-Que sepas que solo voy para verte jugar. El baloncesto no me interesa en absoluto -bostezó Rigel.
-Dice Ethan que no se te da bien -carraspeó Agnar.
-¡Por eso!
Al poco tiempo llegaron al gimnasio. Alrededor de veinte personas estaban sentadas en las gradas. Una de ellas era Olivia, que se acercó rápidamente a Agnar en cuanto le vio.
-Olivia, ¿qué haces aquí? Si Jacob no puede jugar -carraspeó, señalándole. Él también estaba sentado en las gradas, pues seguía dolorido tras la pelea. Su tobillo aún estaba vendado.
-He venido a verte a tí, tonto -resopló la pelirroja.
-Oh, gracias -en su rostro se formó una pequeña sonrisa.- Disculpadme, pero tengo que ir con mi equipo. Luego os veo.
Una vez Rigel y Olivia volvieron a sentarse en las gradas, Agnar se acercó rápidamente a Ethan y a su grupo.
-Los he visto más rápidos, ¿eh? -bufó Ethan en cuanto se les acercó.
-Perdón. Estaba saludando a tu...
-No termines esa frase, que te comes el balón.
El rizado soltó una carcajada, y mientras todos hacían el calentamiento, desvió su mirada hacia una joven del equipo contrario.
-¿Quién es esa? Pensaba que no dejaban jugar a las chicas.
-Giselle, la ex novia de Jacob. Supongo que le está sustituyendo.
-¿No era la compañera de habitación de Charlotte?
-También. Pobre de ella, ha tenido que lidiar con los más insoportables.
Al cabo de un par de minutos, el partido dio comienzo. Varios de los espectadores expresaron su inconformidad con que una mujer jugase al baloncesto, aunque todas las críticas fueron ignoradas. De hecho, ella era mucho más ágil que otros de los jugadores. Una chica morena, con profundos ojos oscuros y una amigable sonrisa, que se ganó el corazón de Agnar en poco tiempo. Cuando este tropezó porque le hicieron una falta, ella le ayudó a incorporarse. Y esa fue la primera de muchas veces en la que le volvió a poner en pie.
-¿Estás bien? -preguntó Giselle, tirando del brazo del chico.
-Sí, estoy bien. Gracias.
-Tranquilo. Son unos capullos.
-Lo sé -carcajeó.
-¡Venga, Agnar! ¡Deja a la novia y ayúdanos! -jadeó Ethan, desde el otro lado de la cancha.
-Dios, lo que hay que oír -bufó el rizado.- Lo siento.
-No te preocupes. Te veo luego, Agnar -ella le guiñó un ojo, y finalmente volvió con su equipo.
No pasó mucho hasta que el partido terminó. El equipo contrario salió vencedor, por lo que Ethan y los suyos acabaron molestos.
Finalmente, ellos dos se dirigieron a las gradas, donde sus amigos les esperaban.-¿Dolida, rubia? -bromeaba Jacob, con una sonrisa burlona.
-Tus amiguitos son unos chupapollas. Haciendo trampas y faltas cualquiera gana -resopló Ethan, frunciendo el ceño.
-Tú sí que eres un chupapollas, maricón.
Mientras, Agnar se acercó a Olivia y a Rigel, quien estuvo sentado entre medias de los dos hermanos.
-Has estado brillante, así que no te enfades por no haber ganado -le consolaba la pelirroja, posando una mano sobre el hombro de su amigo.
-Seh, es verdad. Además, hemos visto cómo coqueteabas con Giselle, así que supongo que has salido ganando, ¿o no? -sonreía Rigel.
-Menudo imbécil -bufó el rizado.
-Oye, ¿tu cuánto mides, cabrón? Os quejáis de nosotros, pero vosotros tenéis un mastodonte en el equipo -interrumpió Jacob.
-Mido 1'88 -murmuró Agnar.
-¡Joder! Y yo que me conformaba con 1'83 -se quejó Ethan, también metiéndose.
-Y si yo mido 1'77, Jacob, ¿tú cuánto mides? -preguntaba Rigel.
-¿El enano? Seguro que 1'70 -sugirió el rubio.
-1'74, gilipollas.
-¡Eso será con tacones!
-A tí sí que te quedarían bien unos tacones en la boca, rubia.
-¿Sí? En cambio, a tí te favorecerían más metidos en el...
-¡Yo me voy ya! -exclamó Olivia.
-Te acompaño -suspiró Agnar.
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Rápidamente cayó la noche.
Rigel y Agnar llevaban en la habitación unas cuantas horas, pues pasaron gran parte de la tarde allí, cada uno metido en sus asuntos.
Ambos se preparaban para irse a dormir, cuando Rigel propuso una idea que dirigió el rumbo de la velada.-Mañana voy a hablar con Charlotte.
-¿Y eso? -preguntó Agnar, una vez que las luces se apagaron.
-Estos días la he notado un tanto distante, y quiero saber si he hecho algo mal. Creo es por lo de los graffitis.
-¿Qué tienen que ver los graffitis con ella?
-Alomejor le molestó que no la invitasemos, o quizás no le gusta que haga ese tipo de cosas.
-Pero, Charlotte no tendría motivos...
-Oh, Aggie -interrumpió.- No sé si alguna vez te has enamorado, pero te prometo que es de las experiencias más increíbles que he vivido. Y no quiero perderla, no pienso permitírmelo.
-Está bien, si tú lo dices.
Para tí, es la experiencia más increíble.
Para mí, es la más dolorosa.
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★ '79𝚂 𝚖𝚎𝚖𝚘𝚛𝚒𝚎𝚜 ★
Teen Fiction𝐃𝐞́𝐜𝐚𝐝𝐚 𝐝𝐞 𝐥𝐨𝐬 𝐬𝐞𝐭𝐞𝐧𝐭𝐚. 𝐀𝐠𝐧𝐚𝐫 𝐥𝐥𝐞𝐠𝐚 𝐚𝐥 𝐨𝐫𝐟𝐚𝐧𝐚𝐭𝐨, 𝐦𝐚́𝐬 𝐜𝐨𝐧𝐟𝐮𝐬𝐨 𝐪𝐮𝐞 𝐧𝐮𝐧𝐜𝐚. 𝐇𝐚𝐧 𝐦𝐞𝐭𝐢𝐝𝐨 𝐚 𝐬𝐮 𝐩𝐚𝐝𝐫𝐞 𝐞𝐧 𝐩𝐫𝐢𝐬𝐢𝐨́𝐧, 𝐩𝐞𝐫𝐨 𝐧𝐨 𝐬𝐚𝐛𝐞 𝐩𝐨𝐫 𝐪𝐮𝐞́. 𝐓𝐨𝐝𝐨𝐬 𝐬𝐞 𝐧𝐢...