XII. "¿Aʟɢᴜɪᴇɴ ᴄᴏᴍᴏ ᴛᴜ́?"

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Advertencia: el título original de la historia ha sido reemplazado por "Las jóvenes dudas" :).

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"I'm a shoulder you can cry on" - Chiquitita (ABBA).

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24 de diciembre, 1978.

Tal como había llegado, noviembre se esfumó. Y, en un abrir y cerrar de ojos, ya era diciembre.
El orfanato se llenó de alegría por la llegada de las fiestas y la Navidad. Las coloridas luces alumbraban los pasillos, y un enorme árbol decoraba el comedor.
No solo los más pequeños estaban ilusionados, sino que también los adolescentes esperaban con ansia la festividad.

Los cuatro chicos se encontraban en el gran salón como de costumbre. Charlotte charlaba con sus amigas, mientras que Ethan y Rigel jugaban a una partida de ajedrez. Agnar también estaba allí, aunque no hablaba con nadie. Estaba concentrado leyendo un libro.

-¡Jaque mate! -chilló Rigel, orgulloso.

-¡Has hecho trampas! -replicó Ethan, furioso.

-¡Porque tú lo digas!

-¡Quiero la revancha!

-Venga ya, acepta tu derrota.

Mientras que ellos peleaban, Agnar levantó la mirada del libro. Tratando de ignorar los gritos de sus amigos, analizó la sala. En ella, había muchos niños charlando y jugando, nada fuera de lo normal. Aunque, entre todo ese ambiente de felicidad y tranquilidad, algo llamó su atención.

-Aparta, maricón -un par de chavales mayores acababan de empujar a un chico claramente menor. Ellos aparentaban quince o dieciséis, y él no debía tener más de doce.

Agnar se levantó del sillón en el que estaba sentado, dejando el libro sobre él. Rigel y Ethan le seguían con la mirada, extrañados. Pero él estaba muy concentrado en dirigirse a los chicos.

-Sería más maduro que os metierais con alguien de vuestra misma edad -dijo el rizado en cuanto apareció en escena.

-Sí, alguien como tú, ¿verdad? -carcajeó uno de ellos, mirándole de arriba a abajo.- El payaso de la chaqueta rosa.

-¿Sabéis? Insultar a un chico más pequeño no os convierte en unos machotes. De hecho, todo lo contrario.

El chico parecía estar a punto de responderle, furioso, pero el otro se lo impidió.

-Déjalo, es otro nenaza. Mejor vámonos.

Y así, sin decir nada más, los dos abusones de marcharon. El pequeño seguía ahí, inmóvil y asustado. Agnar suspiró, y se volteó para verle. Era bajo, de ojos azules y pecas.

-Si te vuelven a molestar, avisa a una maestra cuanto antes, ¿vale? -pidió el rizado en un tono calmado.

Él asintió con la cabeza, sin pronunciar palabra.

-¿Cómo te llamas?

-Erick.

-Está bien, Erick, yo me llamo Agnar -sonrió.- Si algún día necesitas cualquier cosa, puedes contar conmigo, ¿Sí?

-Vale -contestó el pecoso tímidamente.

-Genial. Nos vemos -se despidió con la mano, y regresó al sillón en el que estaban sus amigos.

-¿Qué ha pasado? Y, ¿quién es ese niño? -preguntó Rigel en cuanto lo vio llegar, curioso.

-Se llama Erick -explicó el rizado.- Unos capullos se estaban metiendo con él.

-¿Y le has defendido? -añadió Ethan, levantando una ceja.

-Bueno, yo no lo diría así -se excusó, aunque un leve rubor se hizo notar en sus mejillas.- Simplemente he intervenido.

-Oh, héroe mío, qué haríamos sin tí -se burlaba Rigel, colocando una mano sobre su cabeza dramáticamente.

-Calla -rodó los ojos, mientras que Rigel reía.

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Tan solo faltaban unas horas para el día de Navidad, por lo que Rigel y Agnar ya estaban en el dormitorio.
Ambos se tumbaron en sus respectivas camas, y una vez la luz se apagó, Rigel habló.

-Aggie.

-¿Qué pasa?

-¿Qué le habían dicho a ese chico, a Edwin?

-Erick -corrigió.

-Ese, ¿por qué se metían con él?

-Déjalo, ya da igual.

-Cómo te lo callas, ¿eh? -resopló el pelinegro.

-Entiéndeme, eres un bocazas.

Ambos rieron, y se sumió el silencio por fin.
Aunque Agnar se quedó reflexionando sobre lo que había pasado esa tarde. ¿Cómo un insulto que no iba dirigido a él podía hacerle tanto daño?

★ '79𝚂 𝚖𝚎𝚖𝚘𝚛𝚒𝚎𝚜 ★Donde viven las historias. Descúbrelo ahora