XXXV. Eʟ ᴄᴀsᴛɪɢᴏ (ᴘᴀʀᴛᴇ ᴅᴏs)

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"And every bright neon sign turned into stars" - The World We Knew (Frank Sinatra).

•••

11 de abril, 1979

Tal y como les advirtieron, el castigo siguió en pie lo que quedaba de semana.
Sin embargo, los cinco jóvenes optaron por dividirse las tareas. Esta vez, Jacob, Ethan y Rigel se encargaron de la vajilla, y Giselle y Agnar, del resto del comedor.
Ambos charlaban tranquilamente, aunque, constantes con su trabajo. Giselle barría el extenso suelo, y Agnar se preocupaba de dejar las mesas relucientes.

-Agnar, siento la confusión de anoche -murmuró la chica, concentrada en lo que hacía.- No sé cómo había podido pensar que Olivia y tú erais novios.

-Tranquila, no pasa nada -suspiró él.- A otros muchos también se lo parecemos.

-Pobre. Estarás harto de oírlo -carcajeó Giselle.- De todos modos, no te culparía.

El rizado se quedó en silencio durante unos segundos, arqueando una única ceja.

-¿Y eso? -musitó Agnar.- ¿Ella te..?

-A ver, es guapa -explicó, y ambos cruzaron una pequeña sonrisa.

-¡Aggie! ¿Qué tal vais por allí? -gritaba Rigel, desde la otra punta de la sala.

-¡Todo bien! -respondió el mencionado.

Cada uno volvió a su tarea, y Giselle aprovechó para parlotear.

-Aggie. ¿Te mola ese apodo?

-Me da un poco de vergüenza -susurró, ligeramente ruborizado.- Pero, como me llama así con mucho cariño, no me importa.

-Y, ¿él te gusta?

-A ver, es guapo.

Ambos soltaron una prolongada carcajada, que llamó la atención de los otros tres chicos.

-Ten cuidado, que Agnar te quita la novia -bromeaba Ethan, mientras fregaba.

-Pues yo sigo creyendo que él y Olivia tienen algo, así que, ¡a ver si te la va a quitar a tí! -replicó Jacob, rabioso, justo antes de llevarse un codazo por parte de su amigo.

-¿Podríais dejar de hablar de Olivia y de mí como si fuéramos juguetes, que han de pertenecerle a alguien? -sentenció Giselle, levantando la cabeza.- ¡Gracias!

Todos guardaron silencio durante un largo tiempo, hasta que, finalmente, acabaron el trabajo.

•••

Rondaban las seis y media cuando Rigel y Agnar volvían juntos a su habitación.

-Rigel -murmuró el rizado tímidamente, mientras entraban.

-¿Qué pasa? -preguntó Rigel, abalanzándose sobre la cama.

-Deberíamos volver a las clases del señor Roberts.

-¿Estás de broma?

-Rigel...

-¡Ni de coña! -exclamó, furioso.

-A mí tampoco me agrada. Sé que te ha hecho daño.

-Entonces, ¿por qué demonios querrías volver?

-No quiero que nos metamos en más problemas. Es por nuestro bien.

El pelinegro se cruzó de brazos, apartando la mirada. Se mordía el labio inferior, su ceño estaba fruncido y, sus puños, apretados. Su cuerpo siempre seguía el mismo patrón cuando se enfadaba.

-Conociendo a esas brujas, los castigos podrían ir a peor en cualquier momento. Por eso, es mejor parar ahora -razonó Agnar.- Y, aunque no tengamos la mejor relación profesor-alumnos, el señor Roberts no podrá tener ninguna razón para enfadarse con nosotros, ¿entiendes?

El chico se acercó a su amigo, sentándose a su lado en la cama. Agnar no dejaba de mirarle, a pesar de que el contrario evitaba el contacto visual en todo momento.

-¿Sabes? Te quedaría bien el pelo recogido.

Rigel optó por mirarle de reojo, manteniendo su expresión.

-¿De verdad?

-Seh. ¿Me dejas..?

Él asintió, rotando ligeramente su torso.
El rizado le colocó un par de mechones detrás de las orejas con timidez, y sus ojos hablaron sin palabras.
Acabó recogiendo todo su cabello en una coleta alta, la cual le daba más luminosidad a sus facciones.

-Vale.

-¿Vale, qué?

-Iremos a las clases del señor Roberts.

★ '79𝚂 𝚖𝚎𝚖𝚘𝚛𝚒𝚎𝚜 ★Donde viven las historias. Descúbrelo ahora