LVIII. Sɪᴇᴍᴘʀᴇ ʜᴀʏ ᴜɴᴀ sᴇɴ̃ᴀʟ

9 4 67
                                    

"Why wait until the middle of a cold dark night?" - Afternoon Delight (Starland Vocal Band).

Advertencia: contenido sexual breve. Nada explícito, de todos modos.

•••

24 de agosto, 1979

Colaborar con las tareas del orfanato llevaba siendo un hábito en la vida de los adolescentes desde hacía semanas. El castigo impuesto por la institutriz Beatrice seguía en pie, por lo que Rigel, Agnar, Giselle y Jacob seguían asumiendo las consecuencias a base de limpiar cada rincón del lugar y lavar la vajilla. Era algo increíblemente monótono y agotador, pero se veían en la obligación de acatarlo sin rechistar.
Sin embargo, Ethan y Olivia se sumaron para colaborar con la interminable lista de tareas, para así brindarles algo de ayuda a sus amigos.
Durante esa calurosa mañana de verano, los seis jóvenes se encontraban entre el gran comedor y la cocina, recogiendo los platos del desayuno. Ethan y Giselle, junto al fregadero, sumergían montones de tazas y cubiertos bajo el agua, para después secarlos y guardarlos en las estanterías, repitiendo el proceso varias veces. La chica fregaba manteniendo una expresión agria en el rostro, con el ceño ligeramente fruncido, y movimientos bruscos.

-Eh, tranquilízate. Si los tiras así, vas a acabar rompiendo los platos -advirtió Ethan, sujetando con firmeza el brazo de su amiga. Él se mantenía serio pero tranquilo, aunque intrigado por lo que pudiera pasar en la mente de la morena.- ¿Qué demonios te pasa?

-Llevamos todo el verano con esta puta gilipollez. Eso me pasa -escupió ella, sin si quiera levantar la mirada, realizando su trabajo con desgana.- Además, desde hace días no puedo dejar de pensar en el amigo gilipollas de Brielle, y me hierve la sangre.

-Es cierto: olvidaba la visitaste hace poco -murmuró él, para sí mismo.- ¿Cómo te fue? Y, ¿quién es ese amigo gilipollas? ¿Te está engañando con un tío, o algo?

-Eso pensaba yo -bufó, dejando a un lado la taza que estaba sosteniendo, y apoyándose en la encimera de la cocina.- Pero, no es el caso, gracias a Dios. Cuando fui a buscarla al local donde nos vimos por última vez, me la encontré con un niñato pijo, y muy repelente -Giselle escupía las palabras con odio, como intentando destruir al desconocido con sus insultos. De todos modos, Ethan no pudo reprimir una pequeña carcajada.

-¿Qué te ha hecho para que le odies tanto? -ladeó ligeramente la cabeza, manteniendo esa sonrisa burlona en los labios. El fuerte carácter y la intensidad de su amiga le parecían de los más cómicos, como si de un dibujo animado se tratase.

-Me miraba con aires de superioridad, como pavoneándose. Tenía una confidencialidad rara con Brielle que me molestaba, y se reía de mí. Encima, vestía con una gabardina púrpura horrorosa, de lo más hortera -enumeraba con los dedos todos y cada uno de los detalles que le molestaban de aquel chico, como si fuera un ser maligno que había aterrizado en su mundo, dispuesto a hacerle la vida imposible.

-Me cae bien -sentenció Ethan, con total normalidad, con intención de hacer rabiar a Giselle. Y, efectivamente lo consiguió, pues ella no tardó en dirigirle una mirada fugaz pero asesina.

-Eso es porque entre rubios cabrones os entendéis -se quejó, apretando los dientes, al igual que los puños. Después, retomó su tarea con la vajilla, enjabonando primero los platos, y colocándolos bajo el chorro de agua.- Sois todos unos hijos de puta.

-Ya, claro. Como tú digas -reía él, arqueando sutilmente las cejas, mientras su cuerpo se balanceaba hacia delante.

Desde la distancia, y distraído de sus obligaciones, Jacob observaba al rubio con disimulo, fijándose en cada uno de sus movimientos, e intentando escuchar con detenimiento cada una de sus palabras. A su lado, amontonando las tazas, se encontraba Agnar, quien se había dado cuenta al instante del principal interés del pelirrojo.

★ '79𝚂 𝚖𝚎𝚖𝚘𝚛𝚒𝚎𝚜 ★Donde viven las historias. Descúbrelo ahora