Capítulo 23: Mal Temperamento.

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Lucas caminaba por los pasillos de la empresa, ya había movimiento de los empleados que habían llegado dos semanas atrás, casi doscientas personas estaban trabajando, Melanie y Royer habían conseguido gente en menos de lo que se imaginó.

No había podido dormir bien en esos días, solo podía pensar en Christian. Cuatro semanas y ninguno sabía nada de él, ni dónde estaba, ni a dónde fue, era como si hubiera desaparecido.

Llegó al último piso, mientras se acercaba a la oficina se escuchaba una música conocida para él, la música aumentaba de volumen a medida que se acercaba, logró escuchar un suave tarareo de una voz conocida. Abrió la puerta de la oficina y entró.

Vió a Christian de espaldas a él.

—Chris. —susurró. Este se volteó hacia él con un cigarrillo entre los labios, dejó la carpeta que tenía en las manos encima del escritorio, dió un calada a su cigarrillo y soltó el humo, sin apartar la mirada.

—Hola Lucas. —dijo al fin.

—¿Desde hace cuánto fumas?

—No es asunto tuyo. —dijo en tono suave pero firme.

—¿Dónde estabas?

—No es asunto tuyo. —repitió.

—Chris no te comportes como un niño, llevo tres semanas sin... —se interrumpió. La puerta de la oficina se abrió sin más y alguien entró.

—Aprende a tocar antes de entrar. —dijo con firmeza.

—Lo siento... —dijo y agachó la cabeza— Venía a darle el informe que pidió.. —le pasó una portafolio y se fue.

—Como verás... Yo estuve aquí ayer. —soltó una de las carpetas que tenía el portafolio. Y alzo otra—. Y antes de ayer. —soltó la carpeta que cayó encima de la mesa—. Y el día anterior a ese. —soltó otra carpeta—. Y la semana pasada, y la antepasada. —colocó el portafolio en la mesa y lo miró—. Así que no me vengas con tus excusas. Harri, Nate, Sam, Noah, Maddi, Royer, Andy... Todos saben que estoy aquí, porque ellos si vinieron a buscarme aquí. —agarró su teléfono, apagó la música y volvió a dejarlo sobre el escritorio— Si hubieses querido saber de mí hubieses venido antes... —dió otra calada al cigarrillo y le sonrió.

—Pero...

—Tu nombre ya no aparece en nada de aquí... —lo interrumpió.

—¿Como hiciste eso? No puedes. —Lucas frunció el seño.

—Quise dejar las cosas claras Lucas. Santiago se encargó de sacarte de cada parte del contrato de propiedad. Si ves tengo bastantes cosas que hacer y me gusta estar solo. —dijo y señaló a un lado del cuarto. Lucas desvío la mirada hacia ese lugar y vio una pila de carpetas llenas de hojas—. Esas son unas pocas que traje aquí para tener algo para leer. —se volteó y volvió al escritorio—. Ahora sino te molesta debo seguir trabajando.

Los ojos de Lucas se llenaron de lágrimas en segundos, la manera en la que lo trataba lo lastimaba, le rompía el corazón segundo tras segundo, sentía que no era él. Christian se volteo hacia él y lo miró, dió la última calada al cigarrillo, lo dejo en el borde de la mesa y lo miró mientras este se consumía. De repente comenzó a reírse de una manera escalofriante que le puso los pelos de punta a Lucas. Cuando volvió a levantar la cabeza se consiguió con Christian mirándolo fijamente con una sonrisa tétrica en sus labios. Eso lo dejó completamente en blanco y desconcertado, jamás lo había visto así.

—¿Estás llorando Lucas? —le preguntó— ¿Acaso te estás dando el lujo de llorar? —su voz sonaba diferente, era grave y parecía tener la boca fuertemente apretada—. ¿Estás tratando de manipularme? —esa mirada, esa sonrisa, esa expresión de superioridad, todo eso se ligo en su cabeza que simplemente se bloqueó. En eso recordó que Christian había estado en una crisis antes de desaparecer, lo que significaba... Miró sus ojos... Aún está mal—. No vas a poder manipularme está vez, no otra vez, tus malditas lágrimas ya no tienen ningún efecto en mi. —acerco su boca a su oído—. Lárgate antes de que haga algo de lo que me arrepienta. —susurró.

Darkness Behind The Glow. TRILOGÍA [DESPUÉS DE TÚ MUERTE].Donde viven las historias. Descúbrelo ahora