Capítulo 22: Disculpa.

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—¿Antipsícotico? —dijo un oficial mirando con detenimiento el pequeño frasco—. ¿Es suyo?

Ya en la comisaría lo dejaron en un cuarto encerrado por cinco horas esposado. Justo cuando comenzaba a perder la cordura un policía entro en el cuarto y comenzó a interrogarlo.

—Si.

—¿Para que?

—Pues... ¿Para que cree usted que es un 'antipsícotico'? —dijo fastidiado. El oficial lo miro—. Yo creo que es una pregunta bastante tonta, ¿no cree?

—¿Lo que hay adentro del frasco es lo que dice en la etiqueta?

—Claro.

—¿Para que las usa?

—No creo que deba darle ese tipo de información sin mi abogado presente.

—¿Tiene un abogado?

—Claro.

—¿Cuántos años tienes?

—Debería llamar a mi abogado. Si es que quiere hacer algo con su vida oficial.

—Yo te conozco, estuviste en un problemas hace unos meses.

—Si, porque mi hermana me golpeó y me mandó al hospital.

—Pudiste haber evitado eso, era en defensa propia.

—Jamás tocaría a una mujer.

...

—¿Ahora que hiciste?

—Santi hola. —dijo tiernamente—. ¿Porque tardaste tanto?

—Porque vivo bastante lejos si lo olvidaste. No me llames así y dime qué pasa.

—Deberías preguntarle a él. —el oficial sintió un escalofrío cuando ese hombre lo miró, sabía reconocer cuando un potencial peligro estaba cerca.

—Soy Santiago Suárez, soy el abogado de la familia Adish.

—Los arrestamos en la avenida ya que estaba conduciendo de forma errática y además en contra vía. Y conseguimos unos medicamentos extraños en su auto. —le dijo. Santiago miro a Christian, suspiró y se sentó.

—Mi cliente tiene un enfermedad mental desde niño. Esos pastillas son antipsícoticos, lo que lo ayuda a estar tranquilo.

—¿Para que sirven?

—Para poder dormir.

—Si, para dormir. Puedo pasar días quizás semanas sin poder dormir bien. —dijo Christian sonriendo.

—Cállate. —exigió Santiago. Christian resopló y se recostó al espaldas de la silla—. No creo que haya ningún problema ya que todos los medicamentos que se administra vienen con una estricta receta médica y las consume de forma supervisada por su tutor legal... —Christian rodó los ojos—. Que es Lucas.

—Maldito, Lucas. —susurró. Ambas personas lo miraron. Santiago frunció el seño y volvió a mirar al oficial, algo había pasado con Lucas.

—En fin, todo debería estar bien, así que... ¿Podemos irnos?

—Si, claro. Disculpe la molestia. —dijo y le quitó las esposas a Christian. Ambos se levantaron y salieron de la comisaría.

...

Cerca de las seis de la tarde ambos estaban afuera de un cafetería cada uno con un café en la mano.

—¿Lucas sabe de esto?

—No. Por suerte la llamada que hicieron a tu casa la contestó Harri. Él le dijo a Royer y él me dijo a mi. Y supongo que Harri no le dijo a Lucas.

—Nah... —dijo, bebió un sorbo de su café— Ellos no se hablan. Son como el agua y el aceite. ¿Dónde está mi auto?

Darkness Behind The Glow. TRILOGÍA [DESPUÉS DE TÚ MUERTE].Donde viven las historias. Descúbrelo ahora