Capítulo 29: Huída.

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Lucas fue el primero en despertarse la siguiente mañana sintiéndose extraño y muy adolorido. Trató de moverse y el dolor en su cadera lo hizo quejarse levemente. Levantó la cobija y vió que estaba desnudo.

Pasó su mano por su cabello nervioso, recordaba haber ido a un bar, volver a casa y desde eso era borroso. Unos recuerdos llegaron a su mente dejándole en blanco. No... No... podía ser posible. Había follado con Christian. Imposible...

Algo se movió en la cama. Volvió a cerrar los ojos y fingió estar dormido.

Christian abrió los ojos frustrado, se sentó en el borde de la cama queriendo llorar, no sabía porque se sentía tan usado.

¿Venir por celos pidiéndole que lo follara? Habían follado dos veces la noche anterior. Todo lo había sentido tan intenso que no se creía haber hecho eso.

¿Entonces Lucas si sentía algo por él? No sabía si creerse eso pero... sino sintiera nada por él no debería sentir celos.

Se levantó de la cama y fue al baño. Dejó que el agua fría cayera por todo su cuerpo sintiendo las lágrimas bajar por sus mejillas.

Era increíble que algo tan bueno como acostarse con la persona que tanto amaba fuera algo que le causará tanto dolor, su corazón dolía, se sentía usado.

—Que estupidez.

Salió del baño después de cepillarse los dientes, fue al armario y buscó ropa, quería irse, quería escapar de allí, no quería ver a Lucas. Después de vestirse se sentó en la cama y miró a Lucas dormir, pasó su mano por su cabello, acarició su rostro.

—Lo siento. —murmuró—. Debí haberme resistido mas. Probablemente ni siquiera lo recuerdas, ¿verdad, Lucas? —aún con los ojos cerrados, manteniéndose tranquilo Christian pudo notar ese ligero temblor en sus párpados, estaba despierto—. Ojalá que te sientas igual de frustrado que yo. —se levantó de la cama y agarró su billetera y su teléfono, salió del cuarto y se sentó en la mesa de la cocina. No supo cuántas tazas de café se tomó en ese corto tiempo.

La puerta de otro cuarto se abrió y Sam llegó hasta donde estaba él.

—Buenos días, Chris.

—Claro... No se que mierda tienen de buenos. —le contestó sin querer sonar mal aunque Sam lo miró un poco extrañado.

—¿No dormiste bien anoche?

—No lo sé... Creo que ni siquiera dormí. Soy un imbécil.

—Se me había olvidado... Andy te estaba buscando, dijo que lo llamaras.

—Vale. No vendré por unos días. No le digas a Lucas a dónde fui.

—Bien.

...

Christian llegó a la casa y saludó a Nani y a Maddi que estaban en la cocina apenas desayunando y les avisó que bajaría.

Agarró la llave de un cajón, abrió la puerta del sótano y bajó. Bajar a ese lugar lo hacía sentirse ligero, lugar en donde a veces se escondía cuando era niño. Encendió la luz y fue hasta la pared, quitó una de las baldosas de la pared y puso el código de seguridad para que la puerta se abriera. Cerró la puerta hasta que sonó el sello de seguridad y siguió bajando, esas escaleras lo ponían nervioso, teniendo que bajar por ese estrecho pasillo un poco oscuro hacia que un escalofrío le recorriera la espalda. Llegó hasta la última puerta y puso el código, entró esperando a que la puerta se cerrará completamente, camino por el pasillo hasta llegar.

—¡Joder, Christian! —gritó espantado en cuanto Christian le tocó el hombro.

—Hola.

—Joder. Maldito imbécil, ¡¿Quieres matarme de un infarto?! —Christian sonrió, mientras miraba a Andy se recuperaba del susto. Respiro profundo y lo miro—. Vale. No voy a gritar. —notó enseguida esa mirada, era oscura y sombría—. ¿Que pasó? Ven, sientate y cuéntale los pesares a tu amigo. —Christian sonrió y se sentó en el borde de la cama, Andy rodó en la silla hasta estar cerca—. Cuéntame.

—Besé a Harri.

—No jodas, Christian.

—No se porque lo hice, pero lo hice. Y eso no es lo peor.

—¿Entonces?

—Lucas nos vió. —Andy se mordió la parte interior de la mejilla imaginando cómo se había puesto Lucas en ese momento—. Pero eso tampoco es lo peor. Duró varios días sin hablarme, varias noches no llegaba, ni siquiera me miraba. Y anoche... Todos salieron a la cuidad, y Lucas llegó muy ebrio y me pidió que lo follara. —dijo esa última parte casi en su susurró. Andy se quedó en blanco.

—Vale. Eso no es bueno...

—Creo que debí controlarme más. Perdí el control demasiado rápido. Y ahora... No sé que hacer...

—¿No has hablado con él?

—No. Está mañana cuando desperté, él se hizo el dormido. Era obvio que ya se había dado cuenta y solo quiso evitarlo. Yo tampoco estaba preparado para enfrentar eso.

—¿Y tú cómo estás? —le preguntó al ver que solo estaba hablando de Lucas.

—No lo sé... No había imaginado que Lucas llegaría pidiendo eso, y tampoco pensé que algo así se sentiría tan mal...pero tan bien al mismo tiempo. —Andy sonrió.

—Es algo que debieron haber hablado y no tratar de ignorarlo. Pero... ¿No crees que Lucas se sintió mal por verte besando a Harri? Quizás se sintió celoso o no lo sé...

—No lo sé... —dijo—. No quiero hablar de eso ahora. Cambiando de tema, ¿Pensaste en lo que te dije?

—Christian, no debes huir siempre de todo. No siempre es la solución a los problemas. No siempre estaré ahí para salvarte. Vale... Y con lo otro, no estoy seguro de dejar mi cueva para que la remodelen. ¿Dónde me quedaría en ese tiempo?

—Arriba. —Andy frunció el seño— Yendo a mi habitación hay un cuarto oculto detrás del empapelado. Puedes quedarte allí mientras.

—¿Y como piensas remodelar aquí? No crees que...

—He estado pensando en remodelar la casa completa. Maddi también me dijo eso. Esta casa ya tiene un aspecto bastante viejo.

—¿No vas a pintar la casa de rosa, verdad?

—No prometo nada.

—Vale. Aceptaré tu propuesta, pero trata de que este lugar lo terminen primero.

—Vale. —dijo entusiasmado. Andy sonrió. Aunque no le gustará mucho la idea, sabía que si se negaba Christian se pondría un poco triste, así que, solo seguiría otro de sus caprichos.

...

Después de pasar un mal rato en el baño, Lucas se miro en el espejo viendo su cuello y su pecho lleno de marcas y lo que parecían eran chupetones. ¿Que mierda había hecho con Christian anoche? Algo le decía que Christian tampoco estaba totalmente bien o feliz con lo que había pasado.

"Lo siento, debí haberme resistido más", esas palabras se repetían en su mente. "Ojalá que te sientas igual de frustrado que yo".

Que cruel, aunque justo.

Golpeó el lavabo con furia. Solo por celos, todo por su estupidez. Que inmaduro. Ahora Christian se había ido, y encontrarlo era algo que le resultaría difícil.

—Eres un idiota, Lucas. —susurró—. Solo piensas en ti. ¿Alguna vez te darás cuenta que no eres el centro de atención? —quería llorar, quedarse en un rincón del cuarto y llorar hasta que ya lo le quede ni un poco de líquido en el cuerpo—. Christian, ¿A dónde fuiste? Lo siento. Pero no estoy preparado para enfrentar esto.

 Pero no estoy preparado para enfrentar esto

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YohaLR

Darkness Behind The Glow. TRILOGÍA [DESPUÉS DE TÚ MUERTE].Donde viven las historias. Descúbrelo ahora