Capítulo 42: Escondidas.

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Este ambiente era realmente acogedor, solo ellos dos disfrutando de la compañía del otro, quizás solo se estuviera haciendo ideas locas él solo, pero quizás, solo quizás estaban tratándose el uno al otro como una pareja, se sintió muy avergonzado sin explicación, jamás había sentido eso era demasiado intenso, su corazón latía con rapidez solo por pensar en eso, Félix mientras arreglaba la mesa de la cocina lo miró de reojo, sus mejillas se tornaron de un color rosa, sonrió, se acercó y le dió rápido beso, él lo miró.

—¿En qué tanto piensas...? —no le respondió, bajó la mirada y deslizó su dedo índice por el borde de la mano de Félix, quería tomarla pero el hecho de que él solo fuera el que estuviera sintiendo algo lo torturaba.

—No es nada. —susurró.

—Sea lo que sea que piensas tus pensamientos vienen hacia mi. —esa voz de nuevo. Subió los ojos y vió a Lucas. Otra vez—. Siempre estaré en tu mente al igual que ella. —señaló la puerta y estaba ahí, de pie fijando esos tetricos ojos rojos sobre él.

Félix simplemente suspiró, no había pasado mucho tiempo desde la vez anterior y ahora volvía a tener esa mirada de terror en sus ojos, le preocupaba pensar hasta que punto llegará a asustarse.

La mujer caminó hasta él y levantó la mano mostrándole los lentes de Félix, toda su ropa estaba salpicada con sangre, su brazo chorreaba sangre junto con otra cosa color negro, pasó su mano por su camisa manchandola, escuchaba que lo llamaban desde muy lejos.

—Ven conmigo. —le susurró. Su cuerpo se movió y llegó hasta la cocina— ¿Ves eso? —señaló y afilado cuchillo que descansaba encima de la mesa, el único que Félix había olvidado guardar minutos antes—. Úsalo. Así podrás estar con nosotros, ¿No es eso lo que quieres? ¿No quieres estar con nosotros? Solo hazlo y estarás con mamá, estarás conmigo de nuevo. Hazlo.

...

Félix con la poca fuerza que tenía trataba de quitarle el cuchillo pero Christian estaba decidido en quitárselo, un fuerte golpe de Christian llegó a su pecho haciéndolo quejarse pero no logró que Félix retrocediera.

—Chris, enserio lo siento. —sus ojos se encontraron milésimas de segundos antes de que Félix aplicará algo de fuerza dislocando su muñeca. Y soltó el cuchillo.

Christian gritó al sentir ese dolor tan intensamente, sus ojos se llenaban de lágrimas, se echó hacia atrás abrumado, Félix se acercó a él y agarró su cara.

—Mírame. —exigió— No dejes de mirarme. —bajo sus manos hasta la mano lastimada de Christian y la agarró haciendo el más mínimo contacto con esta—. Mírame. No dejes de mirarme. Tranquilo. —otro gritó se escuchó en el apartamento en cuanto devolvió la muñeca a su lugar, hizo que Christian se sentará y fue hasta el refrigerador sacando una bolsa de hielo, la envolvió en un pañuelo y la puso encima de la mano de Christian. Félix suspiró y se sentó en una silla junto a él—. Oye, lo siento. Pero debía hacer algo para que evitarás lastimarte. Tu mano dejara de doler en un rato, no te preocupes no es algo tan grave. —le dijo. Christian lo miró incrédulo, quizás no había sido tan grave pero el dolor había sido más real que cualquier otro. Félix limpió su rostro y acarició suavemente su mejilla— Lo siento... —se interrumpió en cuanto Christian comenzó a llorar.

—Quiero regresar a casa. —dijo entre sollozos—. ¿Puedo ir a casa? Quiero ir con Lucas...

Félix se sintió mal con ese comentario, ¿Que era lo que estaba haciendo mal? ¿Dejarlo que llegue a tanto? ¿Que era lo que hacía Lucas para calmarlo?

...

—¡Suelta eso Lucas!

—¡¿Por qué siempre tienes que hacer que me vuelva loco, papá?! —apretó el mango del cuchillo en su mano mirándolo con rabia.

Darkness Behind The Glow. TRILOGÍA [DESPUÉS DE TÚ MUERTE].Donde viven las historias. Descúbrelo ahora