Capítulo 9: Compañía.

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Cómo imaginó, Royer llegó a tocar el timbre de su casa el lunes por la mañana. Le envío un mensaje para que dejara de tocar ese fastidioso timbre y fue a abrirle. El timbre explotaba su cabeza en las mañanas.

-Buenos días Christian.

-Si... -bostezó y lo dejó pasar. Royer cerró la puerta detrás de él y fue a sentarse en la cocina.

-Llegué temprano para que tuvieras tiempo de despertar.

-Iré a ducharme.

...

Por culpa del sueño terminó abriendo la llave del agua fría y toda su piel tuvo un horrible despertar. Mientras cepillaba sus dientes le respondió el mensaje de Buenos días a Maddi y ella se sorprendió bastante que le contestara al instante, que le envió otro mensaje.

«Que tengas un lindo día»

Christian dejó el teléfono en la mesa y enjuagó su boca. Colocó otra toalla en su cabeza y fue a buscar ropa que ponerse. Se puso un pantalón negro, una camisa blanca y una chaqueta azul oscuro, salió del cuarto aún sin atarse los cordones de las botas y fue a la cocina a desayunar lo que Royer le había preparado.

-Será complicada esta semana Christian...

-Lo se... Creo que me prepare mentalmente para eso. -bebió café y metió dentro de su boca el pedazo de pan que tenía en la mano.

-Esperemos que no se tarden mucho para que puedas descansar bien para la siguiente de mañana y así...

-¿Quienes fueron los que me contrataron?

-Viejas empresas de ropa que contrataban a tu padre. Les mostré una foto tuya y les dije que eras su hijo y enseguida me dijeron que querían una sesión. -bebió café-. Y yo insistiendole como imbécil a otras personas.

Christian rió.

-Pero bueno, son marcas locales que son bastante reconocidas, te irá bien con ellas. Tienes buena cara para la cámara. Que buenas genética tienen ustedes.

-Es una bendición y una condena.

-Eso lo decía tu padre... -le dijo. Christian asintió-. Termina de comer y vámonos, pronto llegará el auto que nos llevará.

-Vale.

...

Cuando llegó el auto que los iba a llevar adentro estaba la secretaria de de la dueña de la marca de ropa. Isabella Julians. La conocía. Ropa, zapatos, accesorios, maquillaje, perfumes, cremas... Tenía varias cosas de esa marca. La dueña era conocida de su padre por lo que sabía así que no estaría esperándolo a él, sino que estaba esperando a alguien que actuará igual o a la altura que su padre. Estupendo. Al llegar al lugar la mujer lo saludo con una cálida sonrisa y le mostró el lugar. Después se les unió una mujer que le tomó sus medidas y se fue a buscar ropa.

...

Justo cuando empezó todo se dió cuenta de lo agobiante que era, jamás imaginó que unas simples luces quemarán de esa forma, sentía todo su cuerpo sumamente caliente y era estúpida la manera en la que estaba sudando.

Le dieron una silla para que se sentará y cada cierto tiempo el director le pedía que hiciera otra pose, y después de algunas fotos cambiaba de ropa. Una mujer se la pasaba corriendo por toda la tienda para mostrarle la ropa que debía ponerse en específico y después de cada cambio de ropa debían arreglarle el cabello de nuevo y limpiarle el jodido sudor que le provocaba estarse sofocando con las luces.

Su trago era espeso, sentía la garganta seca.

Lo "bueno" -según Royer-, era que le regalarían toda la ropa que se pusiera.

Darkness Behind The Glow. TRILOGÍA [DESPUÉS DE TÚ MUERTE].Donde viven las historias. Descúbrelo ahora