Capítulo 17: ¿Responsabilidad?

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Una mujer caminaba empujando un pequeño coche en donde dormía tranquilamente una niña de algunos meses de nacida. El dinero ya no le alcanzaba, algo debía hacer. Fue hasta una parte no muy concurrida por la gente, solía ser la parte más vacía del parque. Pero ese lugar era el favorito de alguien. Se sentó en esa banca a esperar.

Todos los días sin falta pasaba por aquí, exactamente a las siete de la mañana caminaba y se sentaba en esa misma banca mientras se tomaba un café caliente y revisaba su teléfono, se quedaba cerca de cuarenta minutos y luego se iba. Lo había vigilado por más de dos semanas. Nunca le ponía una traba a su rutina. Todos los días sin falta. Acomodo el cochecito cerca de la banca, colocó la mochila que traía en la parte de abajo, se sacó un pequeño sobre del bolsillo y lo dejo encima de la niña. Se despidió de ella por última vez, era lo mejor para ambas, con lágrimas en los ojos le dijo con voz quebrada su último adiós. Se levantó y se fue caminando hasta unos metros allá para observar.

Como lo esperaba lo miró desde que entró en el parque, caminando tranquilamente por el camino de piedras y cómo de costumbre se adentro en la parte solitaria del parque. Rápidamente se acercó a esa banca.

...

Una rutina bastante tonta, todos los días era lo mismo. Llendo a la misma plaza a sentarse a esperar y pensar o en otras palabras a torturar su mente por unos cuarenta minutos pensando estupideces y cosas sin sentido. Hace más de dos semanas se había sentido raro, casi no había dormido, eso era malo. En cualquier momento explotaría y perdería el control.

Salió de su casa y caminando lentamente fue al parque compró un café, las calles aún estaba cubiertas de nieve, hacía un frío incesante todo el día. No había manera de mantenerse caliente por siempre. Caminó por la plaza escuchando el raro sonido que hacían sus pies en la nieve. Entró en la parte solitaria del parque y fue a su banca favorita. Mientras se acercaba notó un coche, justo en esa banca. Se terminó de acercar y bajó la vista, mirando directamente al cochecito. Levantó la parte de arriba y se dió cuenta de que había un bebé.

—¿Que es esto...?

Lo inspeccionó con detalle. ¿Que era esto? Vió un bolso en la parte de abajo y se percató de un pequeño sobre. Lo agarró y lo miró. Se espanto al ver el nombre que tenía. "Para: Christian Evans Adish". Frunció el seño. ¿Que era esto? Abrió el sobre y se sentó.

"No puedo poner en palabras lo doloroso que es para mí hacer esto. Pero es lo mejor para ambas, aún soy muy joven, no tengo los recursos para lograr mantenerla, no puedo darle una buena vida, debo mantener a mis dos padres enfermos, y debo trabajar, no me queda tiempo para atender a un bebé. Solo espero que contigo tenga un mejor futuro. Lo siento. Cuidala."

Christian se quedó en shock. Leyó la carta más de diez veces. Aún no creía que esto estuviera pasando. ¡¿Un bebé?! ¡¿Con él?! Se levantó de la banca y miro el coche.

—Esto no puede estar pasando...

Sacó su teléfono y llamó a Royer. No le contestaba, lo llamó unas veinte veces hasta que por fin contesto.

—Christian son las cinco de la mañana...

—Royer... —apenas escuchó esa voz, cerró los ojos esperando lo peor. Odiaba esa voz, solo le decía que algo malo le esperaba—. Creo que tenemos un problema.

—¿Dónde estás?

—En el parque. A dos calles del edificio...

—Bien. Llego en diez minutos. —y colgó.

Guardó el teléfono. Levantó la parte de arriba, en eso se dió cuenta que era una niña. Demasiado rosa. Volvió a sentarse en la banca.

Frunció el seño, ¿Como sabía que venía a este parque? ¿Y la hora exacta? ¿El lugar exacto? ¿Lo vigilaban? ¿Tan bien se veía como para que alguien decidiera hacer algo así? ¿Tan normal se veía como para que alguien confiara en él? Una mano en su hombro lo hizo reaccionar. Royer lo miraba con una expresión sombría y adormilada.

Darkness Behind The Glow. TRILOGÍA [DESPUÉS DE TÚ MUERTE].Donde viven las historias. Descúbrelo ahora