Capítulo 24 | "Camille"

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Guadalupe la escuchó, lentamente subió la cabeza para mirar a Silvia, Ella se arrodilló ante ella encontrándose con esa mirada, con aquellos ojos azules. Esos ojos que estaban apagados, tristes, al ver a Silvia ella sin pensarlo fue directo a abrazarla, ya en los brazos de ella empezó a llorar desconsoladamente, olía a rosas, ese aroma tan dulce y tierno.

Silvia abrazaba fuerte a la niña, todos alrededor miraban la escena con emoción, la mujer se retiro, la asistente social le dijo que la niña no hablaba con nadie, no quería comer, ni jugar, ya no lloraba, estaba muy ausente.

Se alejaron sólo un poco, ella acarició el cabello de la niña y se limpió aquellas lágrimas que cayeron al oir el llanto. Luego se levantó y miró a Lizardo.

Lizardo- ¿Ya esta todo?

La mujer asintió, antes firmó varios papeles y por fin podían retirarse. Antes de salir.

Silvia- mi amor ya no llores perdón... No debí dejarte así.

La niña sólo la abrazó, ella la cargo en brazos, Guadalupe no la soltó por nada, se despidieron. Al salir Silvia vio que no tenía nada para Guadalupe.

Silvia- ¿Las cosas de ella?... ¿Su ropa?

Lizardo- no se preocupe ahora mismo mando por ella, ¿A Dónde lo mando?

Silvia- a mi casa.

Lizardo hizo una llamada, luego fue a dejarlas hasta casa de Silvia, la niña no dijo nada en todo el camino.

De Silvia:
"Amiga, tenemos que hablar, te veo en casa a las 16 pm. Te quiero"

Envío el mensaje a su amiga, al llegar vio que Guadalupe no bajaba del auto y dijo con voz amable.

Silvia- amor esta es mi casa... Se que no es la tuya, pero nos quedaremos aquí... Será tu casa también, mi papá y mamá te van a amar.

Ella miro a Guadalupe que al escuchar levantó la mirada, sus ojos se iluminaron. Hasta que con voz tímida pero dulce dijo.

Guadalupe- ¿Vives con tu mamá y papá?... ¿Ellos son buenos?

Ella recordó lo que Lizardo le contó, así que con una sonrisa asintió.

Silvia- son muy buenos... A esta hora no están pero después te los presentó.

La niña bajo del auto, Lizardo le dijo que en algunos minutos llegaría alguien con las cosas de Guadalupe.

Entraron a la casa, todo era color verde claro, había fotos de los tres, en especial de Silvia, los muebles eran marrón oscuro, la cocina era espaciosa, el living era grande, las habitaciones estaban al fondo. Fueron a ver el jardín, todavía estaba aquella casita que tenía unos juegos, como había en una plazita. Al ver eso ambas sonrieron, todo alrededor era verde, había un arbol cerca.

Silvia- esa casita me la hizo mi papá cuando tenía tu edad... Jugamos los tres siempre.

Guadalupe- es muy lindo...

Silvia vio la hora, era hora de almorzar estaba segura que su madre vendría apurada a preparar algo de comer para ellos. No quiso hablar de lo que paso hasta que Guadalupe sola lo hiciera.

Silvia- ¿Quieres ayudarme a cocinar?... Así cuando venga mamá y papá comemos todos juntos.

Guadalupe- si.

Sonrió, sus ojos azules se iluminaron. Era la primera vez que la veía sonreír, era una niña preciosa. Quería verla así siempre, trataría de que eso pase seguido ya que había sufrido demasiado.

Guadalupe- ¿Que sabes cocinar?

Silvia- de todo, al principio no me gustaba pero cuando lo hice me encantó... ¿Quieres milanesas?

Una canción de AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora