III

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Jimin se levantó de las piernas de Jungkook para despojarse de su pantalón y ropa interior. El pelinegro bajaba los suyos hasta las rodillas, levantando su cadera aún sentado y dejando al aire su visible erección.

El rubio se arrodilló, lamió sus labios y tomó el miembro erecto del otro con una mano. Pasó su lengua por cada centímetro de éste, lo metió a su boca y lo saboreó como si se tratara de la cosa más dulce que su boca había probado. Jungkook dejó caer su cabeza hacía atrás, rendido ante esa boca que lo volvía loco.

-Para cariño.

Jimin sacó el miembro de su boca dejándolo muy húmedo. Se subió a su regazo, alineó su trasero con el pene erecto y bajó lentamente. Sus dientes atraparon su labio inferior para no gemir fuerte. Sus manos se aferraron a los hombros del otro, mientras su cuerpo se estaba estremeciendo al sentir el duro miembro cada vez más profundo en él.

Jungkook acarició su espalda con una mano y con la otra acercó la cabeza del rubio para ahogar sus gemidos con besos. Los minutos pasaron haciendo que el rubio se acostumbrara a su grosor.

La cadera de Jimin se movía hipnotizada por las sensaciones que el roce del miembro liberaba dentro de él. Jungkook movía la cadera del rubio con sus manos en un vaivén exquisito.

La idea de estar escondidos aumentaba la excitación, pero debían ser rápidos o serían descubiertos.

El rubio no paraba de moverse, estaba disfrutando como loco de ese momento. Era perfecto como ambos cuerpos se acoplaban, parecían ser el uno para el otro. Ese acto lleno de pasión, amor y complicidad los unía a cada segundo.

El pelinegro tomó el miembro de Jimin, lo masturbó por varios segundos haciéndolo explotar en un delicioso y rápido orgasmo que compartió en su interior. El rubio se recargó en los hombros de Jungkook tratando de regular su respiración acelerada, mientras las manos del otro acariciaban su cabello y bajaban a su espalda.

-¿No podemos quedarnos ocultos en el gimnasio todo el día, profesor?

-No, jovencito, hay que estudiar.

Ambos sonrieron y se besaron dulcemente. Rompieron la unión de sus cuerpos, limpiaron sus fluidos y se vistieron rápido para salir de a uno del gimnasio. Debían ser cuidadosos para no ser vistos juntos.



-Maestro Jeon, el director pide que vaya a su oficina -dijo una alumna entrando a su clase.

-Gracias Alee. Bueno chicos, ya tienen los datos para el trabajo en equipo, tienen 3 días para hacerlo, recuerden que de ahí se complementará la calificación del año.

-Sí, maestro -respondieron los alumnos.

-Que tengan buen día, nos vemos mañana.

Jungkook salió del salón rumbo a la oficina del director. Después de varios minutos llegó y tocó la puerta.

-Adelante -se escuchó adentro.

-Buenos días, ¿me mando llamar?- saludó con una reverencia.

-Siéntese maestro.

Jungkook asintió y tomó asiento en un sillón de la oficina.

-Jeon, iré al punto a tratar. Nos han llegado rumores sobre una cercanía algo inusual con el alumno Park Jimin del último grado, ¿me podría dar alguna explicación?

Jungkook tragó saliva y respiró profundo, sabía que probablemente algo así pasaría.

-Pues soy cercano a todos los alumnos, no entiendo a que se refieren esos rumores.

-Bueno, varios alumnos los han visto salir del gimnasio cuando usted no tiene clase y la maestra Wook, lo vio entrar al departamento del joven Park hace unos días. Eso no es bueno maestro, sabe perfectamente que tenemos un código de ética que debe ser llevado estrictamente. En estos tiempos, dos hombres juntos, son mal vistos.

Jungkook buscaba como justificar esos rumores que eran ciertos, pero, ¿cómo explicarle que se había enamorado de un hombre?, incluso para él resultaba algo abrumador, pero ya estaba perdido por ese chico y no podía hacer nada, más que dejar fluir ese sentimiento. Eran tiempos difíciles y sería algo peligroso admitirlo. Sin duda, ambos tendrían problemas.

-Vamos, Jeon, sabemos que estos chicos, tienen las hormonas alteradas. Incluso yo he caído en las redes de varias chicas, soy hombre y es la naturaleza, pero, ¿un chico?, es pecado hacerlo con alguien de tu mismo sexo -habló el director.

La sangre de Jungkook empezó a hervir de coraje, ¿cómo podía hablar de ese modo?, ¿en que lugar dejaba al amor?

-También es pecado serle infiel a su esposa señor.

-Soy hombre Jeon y como tal, tengo permitido divertirme si así lo quiero.

-Todos tenemos derecho de hacer lo que queramos con nuestra vida.

-Dejemos claro algo. Ayer se publicó en el periódico, que en New York, se reveló un grupo de homosexuales ante policías en un bar, pelearon y exigieron libertad sexual, ¿vas a hacer lo mismo que ellos?

-Le repito, todos tenemos derechos.

-Bueno, como sea, no pienso juzgarte si tienes algo con ese chico, pero si la sociedad de padres se entera, tu carrera como maestro está acabada Jeon.

-Gracias por el consejo señor y creo que no tiene caso que le dé alguna explicación al respecto. Si me permite, tengo clase justo ahora.

El director sonrió con sarcasmo, mientras le indicaba a Jungkook que se retirara moviendo una mano.

Jeon salió de la oficina golpeando su mejilla interna con la lengua, estaba muy enojado. Su vida privada no debería importarle a la gente, Jimin era un adulto de 23 y él de 26 años.

Por desgracia sabía a la perfección como humillaban y hasta golpeaban a los homosexuales. Todo el mundo pensaba que era una aberración, pero, ¿por qué nadie podía pensar que había amor en ellos?, ¿tan difícil era aceptarlo?, ¿en qué perjudicaban a los demás?, nada tenía respuesta.

Se sentó por varios minutos en una de las bancas del jardín, divagando y pensando que debía hacer para que ambos no tuvieran problemas. Apretó los ojos y bajó su cabeza. Luego de varios minutos, respiró profundo, se levantó y se fue a su siguiente clase.


La cuenta pendiente con mi alma gemela [Kookmin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora