XLVIII

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Jungkook alcanzó a escuchar el nombre de Lee en la boca del rubio, volteó sorprendido por instinto, pero desvío la mirada y guardó silencio. Cerró los ojos en una súplica para que todos sus recuerdos regresaran. Se sentía como un niño abandonado en medio de la ciudad sin saber el camino a casa.

—No digas tonterías Jimin, todo se resolverá, estoy seguro que pronto te recordará.

Namjoon pudo darse cuenta en como Jimin escondió su cara para ocultar sus ojos llenos de lágrimas. ¿Quién no se derretiría viendo esos hermosos ojitos acuosos al lado de ese puchero abultado? Lo atrajo a sus brazos e intento calmarlo. Aunque era muy poco el trato que había tenido con el rubio, el hecho de que haya atrapado el corazón de su amigo, lo hacía estimarlo.

—Ni se te ocurra irte sin avisarme, ¿de acuerdo?

Jimin asintió en sus brazos, mientras Jungkook sentía unas ganas locas por separarlos.

El rubio suspiró —gracias Nam y por favor mantenme informado de su recuperación.

—Diariamente te avisaré de su evolución, no te preocupes, lo cuidaremos bien. Cualquier cosa que necesites, llámame.

El rubio sonrió asintiendo. Volteó para ver a Jungkook por última vez e hizo una reverencia para despedirse.

—Que mejore pronto señor Jeon —le dijo dulcemente antes de salir.

El corazón de Jungkook se oprimió. ¿Serían las palabras?, ¿la voz rota?, ¿o tal vez el hecho de sentirse terriblemente al no recordar al lindo chico?

Había mil emociones invadiendo su cuerpo. Deseaba detenerlo, abrazarlo y decirle que lo recordaba sin hacerlo, pero no podía mentirle. Respiró profundo y calmó un poco a su corazón que insistía en salirse del pecho.

—Gracias —respondió sin saber que más decir.

Jimin salió del edificio con un nudo en la garganta y devastado por completo. Su mundo se había venido abajo una vez más, sentía que probable en ésta vida, tampoco iban a estar juntos y eso lo torturaba lentamente.

Mi Rae alcanzó al rubio fuera de la biblioteca y le extendió sus brazos. Ese movimiento bastó para romper en llanto aferrado a los brazos de la mujer.

—Hijo, todo va a estar bien. Desahogarse es bueno, pero asegúrate de confiar en que Jungkook te recordará, solo debemos ser pacientes, ¿de acuerdo?

Jimin asintió separándose de los cálidos brazos. Mi Rae limpió sus lágrimas. Se despidieron y los dos chicos se fueron en la camioneta de Hoseok, rumbo a su destino.

Jungkook y Woo Jun se habían quedado solos en el departamento, luego que Namjoon se fuera del lugar para ocuparse de los negocios del pelinegro.

—Woo Jun.

—Sí señor —respondió el hombre dejando a un lado el libro que había dejado Jimin en la mesa del lugar y volteando a donde se encontraba Jungkook.

—¿Quién es ese chico rubio y porque tenía la cara golpeada?

—Señor, no creo conveniente que tengamos ésta platica ahora que acaba de despertar.

—Es una orden —expresó molesto viéndolo a los ojos.

El hombre suspiró —a Park Jimin lo conoció en un bar de Seúl y pasó la noche con él. Desde ese día usted cambió mucho, parecía enamorado del chico. Al día siguiente, escuché que usted le dijo a Namjoon que iba a olvidar al rubio, así que regresó al bar. Ese día usted se besó con una mujer, Jimin los vio y se fue del lugar, usted corrió tras él pero ya no lo encontró.

—Estás bromeando, ¿verdad Woo?

—No señor.

—No voy a negar que me pareció muy lindo el chico, ¿pero pasar la noche con él?

—Así pasó. Días después lo encontró aquí en Busan en un restaurante, estaba al lado de sus padres y de Junseo Lee.

Jungkook abrió los ojos asombrado mientras continuaba escuchando.

—Mandó investigar sobre Lee y el joven Jimin. Se enteró que estaban comprometidos. Usted dijo que quería evitarle sufrimiento a ese chico y lo mandó seguir. Luego mandó poner secretamente cámaras en el departamento donde vivirían para vigilar a Lee. Un día él quiso abusar de Jimin, lo golpeó y usted mandó que los que vigilaban afuera dispararan hacía los hombres del mafioso. Cuando llegamos ahí, Lee se había ido y fue por Jimin para traerlo aquí. Usted estaba decidido a mantenerlo seguro. Luego pasó lo de la entrega de las armas que frustraron Yoongi y Lee, entre otras cosas.

—¿Así que por eso tenía esos golpes en su cara? —susurró Jungkook.

—Sí, ahora descanse, le hará bien a su cuerpo.

Jungkook asintió, se acomodó y cerro sus ojos tratando de recordar todos esos eventos, pero tal parecía que habían abandonado su cabeza. Lo que más extraño le parecía, era que le haya gustado un chico. Siempre había tenido a todo tipo de mujeres y el escuchar todo eso de Jimin, lo dejó aún más confundido. Aunque no podía negar que el chico le parecía terriblemente hermoso.

Después de media hora de viaje, Hoseok y Jimin habían llegado al departamento

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Después de media hora de viaje, Hoseok y Jimin habían llegado al departamento.

—Adelante —dijo Hoseok al abrir la puerta y encender las luces.

El departamento era hermoso, grande y con un gusto minimalista muy marcado. Los tonos en blanco y verde hacían que el lugar pareciera sacado de una revista de decoración.

—Ven, te llevaré a la que será tu habitación —dijo Hoseok subiendo con la maleta de Jimin por las escaleras de mármol.

Abrió la puerta, entró y dejó el equipaje a un lado del gran vestidor.

—Puedes acomodar tu ropa ahí —señaló el vestidor— aquí hay un baño y en la cocina hay comida, tómate el tiempo necesario, yo rara vez uso el lugar, así que has de cuenta que es tu casa, ¿de acuerdo?

—Gracias Hobi, no se que hubiera hecho sin tu ayuda.

—Siempre podrás contar conmigo Jimin.

Después de todo, Jimin estaba feliz de haber encontrado gente que sabía, se volvería parte de su familia.

Unos pasos se escucharon de repente subir las escaleras. Jimin abrió los ojos asustado percibiendo más cerca del cuarto a esa persona.

—¡Jimin! —escuchó atónito.


La cuenta pendiente con mi alma gemela [Kookmin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora