XXXV

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Jungkook despertó y vio a Jimin aún dormido con el muñeco entre sus brazos. Sonrió, besó su frente y se levantó despacio. Salió del departamento, pasó por la biblioteca y fue a donde estaban los niños y las personas del orfanato.

Caminó por el llano, viendo atento los árboles a su alrededor. Disfrutó del aire tibio que rozaba su cara y movía su cabello. Pensaba que podría quedarse ahí para siempre, amaba la paz que brindaba ese lugar.

—Mi niño, supe que llegaste en la madrugada, ¿qué pasó? —hizo una pausa— ¡tú brazo! —Mi Rae tapó su boca asustada en la puerta del edificio.

—No es nada nana —Jungkook se apresuró y la abrazó— estoy bien, solo fue una herida superficial y ya me hicieron curación, esto es una mancha de sangre nada más.

—No te atrevas a mentirme Jeon Jungkook —dijo deshaciendo el abrazo y apuntándolo con su dedo índice.

—No lo haré, mejor deja te digo algo que te va a alegrar —acomodó un cabello rebelde tras la oreja de la mujer.

Mi Rae lo vio de lado con los ojos entrecerrados —¿qué? —preguntó curiosa.

—Hay alguien en el departamento que te dará gusto ver.

—¿Quién?

—Pronto lo sabrás, vamos adentro, debo preparar un delicioso desayuno para él.

—Vamos pues —dio un leve golpe en el hombro del pelinegro.

Entraron al edificio rumbo a la cocina. Jungkook amaba hacer recetas de todo tipo cuando no tenía trabajo, disfrutaba demasiado la preparación, pero la degustación era siempre la mejor parte.

Le pidió a nana que se sentara, le preparó un café como a ella le gustaba y se puso manos a la obra con el plan que tenía. Quería preparar algo rico y diferente a lo que comían usualmente en el país.

Mi Rae sonreía al verlo tan concentrado sacando sartenes, exprimiendo naranjas y batiendo harina. Estaba segura que ese desayuno estaba destinado a alguien especial para Jungkook y sonrió enternecida.

Después de una hora, la charola con wafles, huevo con jamón y jugo de naranja, estaba lista. El pelinegro sonrió satisfecho por lo que había cocinado para Jimin.

—¿Nos vamos ya? —preguntó Mi Rae.

Jungkook asintió con una enorme sonrisa.

Salieron del edificio y se dirigieron hacia la biblioteca.

—Nana, Jimin está ahí adentro —habló Jungkook mientras caminaban por el llano.

Mi Rae frenó su caminar sorprendida y con muchas preguntas que querían salir de su boca, pero no podían. El pelinegro la conocía de toda la vida y sabía que eso pasaría.

—Tranquila, te platico rápido. Lo conocí en un bar de Seúl y pues.... me enamoré de él. Luego supe que lo iban a casar con ese hombre y mandé poner cámaras en donde iban a vivir. Ayer su prometido lo golpeó y trató de abusar de él, así que lo saqué de ahí para traerlo a un lugar seguro. Aún no le hablo sobre la adopción de sus padres, pero hoy le contaré mucha cosas que debe saber.

—¡Oh!, mi pobre bebe.

—Él está bien, nana.

—Quien diría que después de tantos años, ustedes se iban a encontrar.

Entraron al departamento y vieron a Jimin saliendo del baño con ropa limpia, secando su cabello.

—Buenos días, Jimin, deja te presento a Mi Rae, ella es la persona que me crio. Luego te platicaré esa parte.

La cuenta pendiente con mi alma gemela [Kookmin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora