FINAL

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Hemos llegado al final de ésta hermosa historia. Espero que disfrutes de este maratón, de 3 capítulos en 1. ¡ GRACIAS POR EL APOYO! Nos leemos en próximas historias.

🐰💜🐥

Era Enero 21 y la nieve se veía caer por todo el paisaje. Las montañas suizas alrededor del castillo dejaban a cualquiera que se asomara por los grandes ventanales con la boca abierta. Era la vista más hermosa que el ser humano podía apreciar.

En esa postal estaba Jimin, hipnotizado, vestido con una bata de baño blanca, viendo los copos de nieve caer del majestuoso cielo. Su corazón estaba eufórico, ¿se podría ser más feliz?, se preguntaba.

—Vamos mi niño, es hora que te vistas, no querrás dejar vestido y alborotado a tu futuro esposo —dijo Mi Rae acomodando sobre la cama, el hermoso traje blanco que el rubio vestiría.

—Esto es como un sueño —continuaba Jimin viendo por la ventana.

Mi Rae se acercó a él y acarició su espalda. Jimin volteó a verla.

—Pero no lo es, ¿hay algo que te preocupa mi pequeño?

Jimin no contestó por varios segundos. En su cabeza estaban esas imágenes donde estaba llorando sobre la tumba de Jungkook y él tomando el bote de pastillas para no despertar. Seguía luchando con esos recuerdos y aunque todo apuntaba a que en esta vida serían felices, había algo que lo hacía dudar. Era uno de esos momentos en que pensaba que si la felicidad llegaba, también lo haría el dolor.

Por otra parte, en el fondo se preguntaba, ¿por qué fue abandonado por sus padres?, ¿sería algo económico?, ¿ o simplemente no lo desearon, pero lo dejaron vivir?

Aún así, estaba agradecido por estar vivo y tener ahora una hermosa familia. También deseaba que sus padres adoptivos hubieran compartido con él, ese momento tan importante. Aunque seguramente no hubieran estado de acuerdo, en que se casara con el pelinegro.

—Solo pensaba en que hubiera deseado que papá caminara conmigo para entregarme con el amor de mi vida.

—¡Oh!, mi niño, se que debe ser difícil no tenerlos aquí, pero ahora tienes a muchas personas a tu lado que te quieren sinceramente. Que por cierto están esperando a que bajes para compartir tu felicidad, la de Jungkook y la de tu hijo.

—Tienes razón Nana, soy un tonto —se alejó del ventanal— terminemos esto, muero por besar a mi esposo.

Y es que la pareja llevaban 7 días sin dormir juntos, por una loca tradición que Mi Rae insistía en respetar.

Nana sonrió —dejémoslo con la boca abierta.

Jimin asintió, estaba ansioso porque Jungkook lo viera vestir ese hermoso traje blanco.

El majestuoso salón de eventos, estaba adornado con rosas blancas en cada mesa, los manteles blancos y los candelabros plateados daban un toque elegante al lugar.

Amigos y exempleados, estaban acompañando a la pareja, todos eran parte de esa gran familia que se había formado gracias a Sunrise Family y a los negocios turbios que habían quedado atrás.

En cada mesa se podían escuchar las platicas de los invitados, al tiempo que bebían de sus copas y disfrutaban de la música que el pianista ofrecía.

Jungkook estaba parado aun lado del juez, no podía evitar estar nervioso viendo cada tanto a la puerta. Aflojaba el moño de su elegante traje de príncipe y hacía crujir su cuello por autocontrol.

Volteó por un momento a ver a Baek que estaba sentado al lado de Hoseok, Taehyung y la pequeña Mía que estaba dormida en una carriola. Su hijo se veía guapísimo con su pequeño traje negro y estaba quieto y sonriéndole. Jungkook le regresó el gesto y le mandó un beso al aire con la mano. Baek sonrió como solo él sabía hacerlo y eso calmó un poco sus nervios

La cuenta pendiente con mi alma gemela [Kookmin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora