IX

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En la lujosa habitación, no se escuchaba el ruido urbano, las ventanas aisladas no lo permitían y a pesar de lo espaciosas y cómodas que eran sus recámaras, ambos amigos solían dormir juntos.

Jimin sonrió dormido al ver esa imagen del pelinegro escribiendo en el pizarrón, de repente todo se volvió negro y se encontró sobre la tumba llorando su muerte. Se despertó asustado y con ese dolor en el pecho que lo asfixiaba cada mañana. Lloró desconsoladamente una vez más.

Su amigo se despertó ante su llanto y lo abrazó.

—¿Otra vez esa pesadilla?

Jimin asintió mientras continuaba desahogándose.

—Tranquilo, ya verás que lo encontraremos.

—Eso espero Tae, o me volveré loco a este paso —respondió aún con sollozos.

Ambos se quedaron acostados haciéndose compañía y platicando de todo. Necesitaban estar juntos porque muy pronto sus vidas cambiarían de forma radical. La tristeza que cada uno tenía alojado en el corazón, se sentía compartida y más ligera en esos momentos.

—Deja te platico algo para que se distraiga tu cabeza —dijo Tae empezando un relato bastante especial.

El peli rosa fijó su mirada en la lámpara del techo y empezó a imaginar una escena con los datos explícitos que su amigo estaba compartiendo. Ese cosquilleo en su vientre fue la señal, debía dejar de escuchar esa erótica charla. En un segundo, tenía las manos tapando sus oídos mientras cerraba y apretaba los ojos como si eso último también lo ayudara a no escuchar.

—No inventes, ¡ya para!, deja de platicarme como follaste con tu novio, sabes que nunca he tenido sexo y me das detalles de tu apasionada noche.

Tae se incorpora indignado, cruzándose de brazos y piernas.

—Pues es que también no te pones las pilas Mimi. Me canso de decirte que salgas a conocer gente y dejes de vestir con esa ropa dos tallas más grande, pero no, sigues siendo el mismo antisocial que viste esos harapos aburridos. Si continuas de ese modo, ni tendrás novio y menos encontrarás a tu alma gemela.

Jimin se descubrió los oídos aún cuando había escuchado cada palabra que su amigo había dicho, abrió los ojos e hizo un puchero por la ofensa a sus outfits y el recordatorio de encontrar a su persona destinada. En el fondo sabía perfectamente que iba a ser imposible encontrarla y con respecto a su ropa, solo la usaba para ocultar la inseguridad de su cuerpo.

—Esa carita y tu actitud tímida no te ayudarán, ni en tu vida amorosa, ni como futuro dueño de una empresa millonaria —lo señaló Tae con un dedo, sabía que ese puchero podía derretir un glacial entero.

—No me regañes Tata, de verdad siento que la ropa ceñida al cuerpo, como tú la usas, no me viste bien a mí —expresó frustrado.

—No te estoy regañando, bueno sí. Es que mírate, tienes bonito cuerpo, eres precioso y además, ya quisiera tener ese trasero que te cargas. No tienes a los chicos que deseas porque no quieres.

—Ojalá todos pensaran como tú —exhaló decepcionado.

—¡No inventes, Mimi! —Tae hizo una cara de frustración que se convirtió en una seria. Se quedó pensando por varios segundos mientras recorría el cuerpo de su amigo con los ojos.

Jimin se dio cuenta del silencio que se había hecho en la habitación. Volteo a verlo y se incorporó para sentarse y recargar su espalda en la cabecera de la cama. Lo observó con la cabeza ladeada intentando adivinar lo que estaba tramando, porque si de algo estaba seguro, era que su amigo tenía las ideas más locas y retorcidas que jamás había conocido.

—Hagamos una apuesta —por fin habló Tae.

Lo sabía, pensó el peli rosa.

—Mañana en la noche iremos al Black Stars Bar, amo ese lugar. Compraremos ropa sexy para vestirte, te llevaré a que te hagan un cambio de look en el cabello y te diré que actitud deberás tener. Si no conquistas a nadie yo pierdo, pero si sales de ese bar con algún chico, seré el ganador. Apostemos mi Bugatti La Voiture Noire, contra un mes de prepararme el desayuno, ¿qué dices?

—¿Una apuesta? —el peli rosa analizó sus palabras, aunque era algo alocado y nuevo para él, sonaba interesante.

—Jimin, la realidad es que va a ser difícil encontrar a tu alma gemela, así que, ¿por qué mejor no te ligas a alguien y sigues con tu vida?, además, no puedes estar esperando por siempre.

Esas palabras calaron fuerte, pero había mucha razón en ellas, solo tenía una probabilidad entre mil para encontrar a esa persona.

—Pero, ¿vas a apostar tu adorado auto?

—Claro, estoy tan seguro que serás el centro de atracción, que sólo iré a celebrar mi triunfo y planear los desayunos del próximo mes.

—Vas a perder, si fuera atractivo ya hasta novio tendría.

—¡Basta!, Jimin, no discutas y solo acepta la apuesta, igual y solo tienes que cocinar si pierdes.

El peli rosa se quedó una vez más pensando. No era que no deseara vestir diferente a como lo hacía ahora, pero es que la inseguridad por su cuerpo iba más allá. Se sentía rellenito y aunque su amigo dijera lo contrario, él no se veía en la forma en la que el otro lo hacía. Por otro lado, sabía que debía empezar a salir y conocer gente si es que quería encontrar a su alma gemela.

Mordió su labio inferior y tronó los dedos de sus manos tratando de hacer a un lado sus inseguridades y miedos. Si su teoría era cierta, podría ganar un lindo auto deportivo.

Volteó a ver a su amigo y respondió.

—Acepto la apuesta.

La cuenta pendiente con mi alma gemela [Kookmin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora