XXII

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El lugar era espacioso, acogedor y se sentía como un verdadero hogar.

Jungkook y Mi Rae entraron al comedor. Una televisión empotrada en la pared estaba encendida y mostraba las noticias más relevantes en el mundo.

La enorme cocina blanca con vista panorámica al patio de enfrente, dejaba ver al guardaespaldas de Jungkook jugando baloncesto con varios adolescentes, a un perrito huyendo de varias niñas que le querían poner ropita, a otro empujando a su amigo para que aprendiera a pedalear la bicicleta y a los más pequeños tirados en el pasto asombrados, escuchado los sonidos y observando los colores de sus juguetes nuevos, al cuidado de dos mujeres.

El pecho de Jungkook se llenó de amor con esa postal y sonrió satisfecho por ver a sus niños crecer felices.

—Siéntate hijo —un plato con arroz, huevo y kimchi con un batido de plátano fue puesto en la mesa.

—Gracias nana —Jungkook sonrió sintiendo cosquillas en su estómago, ella hacía el mejor batido de plátano del mundo, así que al ver la bebida en las mesa casi corrió para sentarse.

La mujer tomó asiento frente a él con una taza de café humeante y sonrió al ver a Jungkook cerrar sus ojos después de beber su batido favorito, el cual era parte del desayuno para la mayoría.

—Dime hijo, ¿cómo has estado?

—Mmm, todo bien nana, mucho trabajo —habló con un poco de comida en la boca.

—¿Cuándo vas a hacerme caso y dejar ese trabajo?

—Ya hemos hablado de eso.

—Sí, pero siempre estoy preocupada porque algo malo te pase.

—Ya es parte de mi vida nana, además soy muy cuidadoso.

—Pero, ¿no te gustaría formar una familia?, ¿tener hijos?

—Ya tengo muchos aquí.

—No, tener los propios es algo diferente.

—No están en mis planes, además, tal vez mi esposa no me deje venir a ver a la mujer más importante de mi vida.

—Jajaja, sí, seguro estaría celosa de ésta vieja arrugada —Mi Rae tomó el último trago a su café.

En la televisión.....

《 Fuentes oficiales acaban de confirmar, que el heredero de los Park, el joven Jimin, se unirá en matrimonio al poderoso empresario Junseo Lee. El próximo mes se llevará a cabo la unión de éstos enamorados en el hermoso Taiwan, se espera que sea la boda del año. Estamos ansiosos por ver como se desarrollan los detalles del evento. Cada vez son más las parejas del mismo sexo que sin importar el que dirán, deciden seguir los latidos de su corazón y unir sus vidas. En otras noticias.... 》

Jungkook vió la televisión golpeando su mejilla internamente con la lengua, moría de rabia.

La taza vacía donde Mi Rae tomaba café, cayó al suelo rompiéndose en mil pedazos. Jungkook volteó y se levantó asustado.

—¿Estás bien nana?, ¿te quemaste?

—Mi pobre bebe —ignoró las preguntas y se quejó viendo a la pantalla.

—¿Cuál bebe, nana?

Ella sollozaba sin poder hablar.

Jungkook la abrazó haciendo a un lado los vidrios de la taza con el zapato y se quedó tranquilo al ver que no había líquido derramado.

—No sé de qué hablas, pero cálmate por favor —dijo Jungkook mientras le ofrecía su pañuelo.

Permanecieron abrazados por varios minutos, hasta que la mujer se calmó un poco y empezó a hablar.

—Esas familias vinieron por mis niños, dijeron que los iban a cuidar, ¿cómo es posible que casen a mi pequeño con ese viejo? —decía entre sollozos.

Jungkook acercó una silla y se sentó frente a ella.

—A ver, nana, explícame bien eso.

—La familia Kim y Park fueron al orfanato que tenía antes para adoptar a Taehyung y a Jimin. Ellos tenían 3 años en ese entonces, dijeron que les darían una buena vida —confesó Mi Rae.

—¿Ósea que Jimin tiene un hermano?

—No, pero ellos los adoptaron al mismo tiempo. La familia Kim adoptó a Taehyung y los Park a Jimin. Los niños se hicieron unidos desde que los abandonaron, así que decidieron mantenerlos juntos.

Jungkook se levantó sin poder creer lo que acababa de escuchar.

Se recargó en una parte de la cocina, mientras veía como seguían jugando los niños afuera. Su corazón latía rápido, ahora más que nunca entendía que el destino le estaba poniendo a Jimin en el camino. Presentía que el hecho de que fuera adoptado, seguramente era la razón por la que lo iban a casar con ese hombre. Se calmó, respiró profundo y regresó con su nana.

—¿Estás más tranquila? —tocó su hombro.

—Sí, no te preocupes tanto hijo.

—Siempre me vas a preocupar, nana, tienes muchos hijos que cuidar, incluyéndome.

Mi Rae sonrió.

—Ya pasó hijo.

Jungkook se dirigió a una parte de la cocina, tomó una escoba y un recogedor para barrer los restos de vidrio en el piso, una vez que los tiró a la basura, regresó a la mesa y se sentó para terminar el almuerzo que con tanto amor le fue preparado.

Su cabeza hecha un lío no le permitía hablar, solo pensaba en como podía sacar a Jimin de ese destino cruel. Lee era el hombre más lujurioso y demente que había tenido el disgusto de conocer.

🌓

—Entonces, Heungbu le construyó una casa a Nolbu, y éste se arrepintió aún más de haber sido egoísta y malo con su hermano menor. Por eso, a partir de ese día, él fue muy generoso y solidario con Heungbu y con sus vecinos. Así fue que Nolbu y Heungbu se convirtieron en los mejores hermanos del mundo y vivieron felices hasta el final de sus vidas —Jungkook cerró el libro y suspiró, disfrutaba contarles cuentos a los niños, cada vez que lo hacía, una sonrisa lo acompañaba por varios días.

—Vamos todos a lavarnos las manitas para merendar —habló una de las mujeres que trabajaba en el lugar.

Los niños salieron corriendo, no sin antes despedirse de Jungkook con una reverencia, él sonrió viendo a los pequeños agacharse torpemente para despedirse. De a poco vio como se quedaba el salón vacío y volteó hacia afuera para observa el paisaje por la ventana, estaba perdido pensando una vez más en Jimin.

—Gracias hijo —mi Rae entró al salón.

—¿De qué nana? —preguntó Jungkook volviendo a la realidad.

—Por todo, has convertido éste lugar en un hermoso hogar para los niños abandonados, pagas todo lo que ocupamos y hasta dedicas tu tiempo para leerles cuentos. A pesar del trabajo que realizas, te has convertido en un gran hombre y eso me hace sentir orgullosa de tí.

Jungkook sintió calidez en su corazón, el día que dejó el orfanato porque no hubo una familia que lo quisiera adoptar, prometió que haría felices a esos niños hasta ser acogidos y si nos tenían la suerte de encontrar una familia, saldrían de ahí siendo hombres y mujeres con una carrera para luchar contra el mundo.

La cuenta pendiente con mi alma gemela [Kookmin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora