XXXVII

1K 125 5
                                    

Taehyung envío el mensaje y espero por la respuesta.

Jimin se dio cuenta que el celular del pelinegro había sonado mientras hablaban.

—Está bien si checas tu celular, tal vez es algo importante.

Jungkook asintió y sacó el teléfono del bolsillo de su pantalón.


TAEHYUNG 9:45 a.m.
Jungkook, acaban de irse Lee y el señor Park de mi oficina. Ya saben que te llevaste a Jimin y andan furiosos.

JUNGKOOK 9:46 a.m.
Gracias por avisar. Ahora tú debes tener cuidado con esa gente. Jimin está bien, cualquier cosa que pase o necesites, me avisas a mí o a Hoseok. Y en serio, cuídate.

TAEHYUNG 9:46 a.m.
Está bien, me saludas a mi bebe. Dile que ya lo extraño, pero que estoy feliz sabiendo que tú lo cuidarás.

JUNGKOOK 9:46 a.m.
Se lo diré. Adiós.


Jungkook guardó el celular mientras Jimin seguía viendo a su alrededor.

El pelirrubio continuaba asimilando todo lo que había escuchando, era abrumadora la información, pero sin duda sentía un enorme alivio tener a Jungkook a su lado.

—Jimin, debes saber que conocí y platiqué con tu amigo Taehyung. Debía tener ayuda para acercarme a ti, así que le hablé sobre mis sentimientos y como deseaba protegerte de Lee, tenía otro plan para alejarte de él, pero todo cambió anoche. Me acaba de enviar un mensaje, avisando que Lee y Park, saben que te lleve conmigo del departamento.

Jimin, volteó asustado a ver a Jungkook, por lo último que dijo. Se odiaría a sí mismo si algo le pasara a su amigo por su culpa.

—Iba a mandar por él para que tú estuvieras más tranquilo, pero por el momento no es seguro que venga, aún así, te prometo que pronto se reunirán y tanto tú como él podrán vivir una vida feliz, sin imposiciones absurdas.

El rubio sonrió —gracias, Jungkook, no sé como pagarte todo lo que estás haciendo.

—Estando bien y a salvo es suficiente para mí.

Ambos sonrieron viéndose a los ojos.

—¡Koo! —un niño gritó mientras corría torpemente hacía el pelinegro.

—¡Baek! —Jungkook abrió sus brazos y recibió al pequeño con una gran sonrisa.

Jimin sonrió al ver esa escena y al darse cuenta quien era el antiguo dueño del muñeco con el que había dormido.

—¡Caramba!, sigues creciendo mucho.

—Ti —sonrió orgulloso sintiéndose más grande.

—¿Bubu? —preguntó Baek.

—¡Oh!, el muñeco está cuidando mi departamento.

El pequeño volvió a sonreír al saber que su amigo de tela cuidaba de su amigo de carne y hueso.

—Mira Baek, él es Jimin y se va a quedar un tiempo por aquí, ¿me podrías ayudar a cuidarlo cuando yo no esté?

—Ti —contestó viendo al rubio.

—Es un gusto en conocerte Baek, ¿y.....cuántos años tienes? —preguntó ladeando su cabeza esperando su respuesta.

El niño intentó torpemente mostrar tres deditos de su mano, para decir su edad.

—¿Tres años?, ¡vaya!, si que estás grande —contestó Jimin, con una cara de sorpresa.

El niño asintió y tapó su sonrisa con el hermoso sonrojo que siempre la acompañaba.

La cuenta pendiente con mi alma gemela [Kookmin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora