XIII

1.4K 204 7
                                    

¿Un chico y no una mujer, estaba desencadenando todas esas reacciones en el cuerpo de Jungkook?

Nadie había logrado provocarle una erección con solo caminar y existir.

El sexo era parte del oxígeno que respiraba. Satisfacía a su cuerpo con mujeres de senos grandes, cintura pequeña y gran trasero. Tan solo el mencionar cualquiera de esas cualidades, hacía que su cabeza reprodujera toda una escena porno. Empezaba a imaginar el cuerpo frente a él completamente desnudo sobre una cama, sus manos amasarían los pechos voluptuosos mientras sus dedos pulgares y su lengua rozarían suavemente los pezones dejándolos deliciosamente erectos. Sus dedos juguetones llegarían a su vientre y bajarían un poco más abriéndose paso por los labios mayores para masturbar el clítoris con dos dedos, una y otra vez. Con seguridad la chica suplicaría por ser penetrada, la tomaría de la cadera para acercarla a su cuerpo, acariciaría su clítoris con el glande goteante varias veces y hundiría lentamente su gran miembro en la seguramente húmeda vagina.

¿Sentir atracción por un hombre?, eso jamás le había pasado, así que en verdad se estaba viviendo loco.

Volteó a ver de nuevo al chico rubio. Tenía la necesidad de imaginar lo que había más allá de su ropa.

Se dio cuenta de como las miradas estaban encima de él y eso lo enfureció. Golpeó su mejilla internamente con la lengua como lo hacía cuando algo lo irritaba. Se levantó llevando su whisky, rodeó el bar y se recargó en la barra a un lado del sexy chico. Necesitaba verlo de cerca y descubrir porque ese cuerpo había mandado al carajo su virilidad.

Jimin seguía viendo atento el ambiente del lugar sin percatarse de la presencia del pelinegro.

Jungook estaba completamente hipnotizado viendo el perfil del chico. Su cabello rubio lo hacía desear enredar sus dedos en él para acercar su rostro y comerse esos labios carnosos. Ese cuello sin duda se vería más lindo con la marca de sus dientes. El recorrido que le dio a su cuerpo en verdad lo estaba dejando muy mal. ¿Qué estaba pasando con él?, ¿por qué se sentía de ese modo?, ¿estaba muerto y ese rubio era un ángel? No entendía nada.

—¿Es tu primera vez aquí? —se animó a preguntar cerca del oído del rubio.

Jimin volteó para ver a la persona que se había atrevido a susurrarle tan de cerca.

Sus miradas se encontraron y sus almas se reconocieron. Ese encuentro casual, ya era una cita que el destino había escrito.

Jungkook en verdad pensó que moriría ahí mismo cuando los ojos del rubio se unieron a los de él, su cuerpo se estremeció, algo pasaba en su pecho, no entendía como una mirada podía sacudirlo sin más. Confirmó, estaba muerto y había llegado al cielo.

Jimin vio al hombre de cabello negro, atentamente, no podía creer que era el mismo que había visto con el chaman. Parecía irreal, como si se tratara de un maravilloso sueño. Te encontré, pensó con un vuelco en el corazón.

Las facciones del pelinegro eran hermosas, recorrió su cuerpo con la mirada y encontró varios tatuajes en su mano. Siempre le parecieron sexys los hombres con esa tinta en la piel y que el hombre que buscaba los tuviera, sin duda era una ganancia extra.

Jimin como pudo calmó toda la revolución de emociones en su cuerpo y exhaló una gran bocanada de aire de forma pausada y tranquila.

—Sí, no sabía que existía éste lugar —respondió con una sonrisa, tratando de ocultar su nerviosismo.
                                
Jungkook terminó de derretirse con ese gesto. Dio el último trago a su bebida mientras veía al chico, sentía una necesidad absurda de tomarlo, pegarlo a su cuerpo y besarlo con desespero. La oscuridad del lugar y el calor que el alcohol había dejado en su cuerpo, no ayudaban para nada a su paciencia. Estaba decidido, hoy tomaría el cuerpo de un hombre por primera vez.

—¿Me aceptarías un trago? —preguntó Jungkook como todo un caballero seductor.

—Mmmm, creo que eres tú el que lo necesita —Jimin levantó sus cejas y dirigió sus ojos señalando el vaso del pelinegro sin licor.

—¡Oh!, cierto, a veces no me doy cuenta, de lo rápido que mi boca devora lo que le gusta —respondió lamiendo y mordiendo su labio inferior.

Jimin clavó su mirada en él, había reconocido el doble sentido en sus palabras.

—¿Qué estás tomando?

—Whisky en las rocas.

—Dos whiskys en las rocas por favor —pidió Jimin volteando su cuerpo hacía el barman, mientras dejaba varios billetes en la barra.

Jungkook solo pudo fijarse en ese trasero que lo hizo acomodar la carpa de su pantalón y apretar la mandíbula por autocontrol.

—Tu bebida.....  —Jimin hizo una pausa, necesitaba saber urgentemente su nombre.

—Jungkook, Jeon Jungkook.

Jimin sintió una sensación extraña recorrer su cuerpo, el nombre de ambos eran los mismos que tuvieron en su vida pasada. Increíble, pensó.

—Encantado de conocerte, yo me llamo Park Jimin.

Jungkook tomó el vaso y le sonrió.

—El placer es mío Jiminssi.

El rubio respiró profundo al ver esa hermosa sonrisa y escuchar la forma en la que lo había llamado. ¡Esto es una locura!, pensó. Y es que todo él era exactamente igual, excepto por la tinta en su piel.

—Me gustan tus tatuajes —Jimin se aventuró y acarició con un dedo la tinta en la mano del otro, mientras la imagen del maestro acariciando la mano de su alumno llegó a su mente por un segundo.

La piel de Jungkook se erizó con el roce, un escalofrío recorrió todo su brazo hasta su pecho para instalarse en su entrepierna.

—En el abdomen tengo uno grande —dijo seductoramente mientras tomaba un sorbo del whisky y lo dejaba en la barra extendiendo su mano— ¿bailamos?

—Vamos —contestó Jimin al salir del trance, imaginando ese gran tatuaje.

Será una maravillosa noche, ambos pensaron.


La cuenta pendiente con mi alma gemela [Kookmin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora