XVII

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Jimin y Tae pasaron la mañana platicando lo acontecido en el bar mientras desayunaban.

Hablaron sobre las miradas que Jimin atrapó, su encuentro con Jungkook y el sorpresivo momento con la infiel de su ahora exnovia.

—Te dije que ibas a ser el centro de atracción y mira, hasta el destino hizo que su chica le fuera infiel para encontrarse contigo. Además no cualquiera voltea a un heterosexual, porque de seguro lo era si estaba con una mujer.

—Todo fue muy loco, pero quien sabe, tal vez era bisexual y fui otro más en su lista —el rubio alzó sus hombros.

—Es posible, pero dime, ¿cómo te sentiste al perder por fin tu virginidad? —Tae se quedó viendo a su amigo recordando ese detalle.

—Fué doloroso, no te voy a mentir, pero estaba tan excitado y Jungkook fué tan apasionado, que disfruté cada vez que me embestía.

—¡Auch!, que emoción, oye, ¿y no te dieron ganas de penetrarlo?, porque mi novio me folla y termino dándole duro a él.

—La verdad es que sí, ver su cuerpo musculoso me hizo desear enterrarme en él, pero supuse que era el activo y me dejé llevar —suspiró— jamás olvidaré ese encuentro, además de haber tenido el mejor primer sexo de mi vida, sentí esa conexión de almas gemelas, fue algo verdaderamente mágico.

—Bueno, tal vez puedas invitarlo a salir si te lo encuentras en la noche y después de que te folle, le das duro tú también.

Jimin sonrió.

—Ahora solo quiero encontrarlo de nuevo —suspiró— deseo tanto que me diga que le gusté mucho y que me invita a salir para luego pedirme ser su novio —otro suspiro.

—¡Hay que emoción!, verás que se cruzará en tu camino otra vez y volverán a estar juntos, solo ten fe.

—La tendré —respondió Jimin con una enorme sonrisa.

El teléfono de Tae sonó con una notificación de mensaje, tomó el celular, vio de quien se trataba, hizo una mueca de molestia, tecleó para responder y tiró su teléfono al sofá mientras suspiraba.

—¿Qué pasa? —preguntó Jimin preocupado.

—En una semana debemos estar en Busan para empezar a trabajar en la empresa —contestó Tae con decepción.

—¿Quién te escribió?

—Mi padre.

Tae agachó su cabeza y empezó a llorar cubriendo su cara. Jimin sabía el motivo y se le partía el corazón verlo así, debería dejar a su novio para cumplir el sueño de la familia.

Eso lo hizo pensar, si sería buena idea regresar al bar, deseaba estar con el pelinegro y conocerlo en ésta vida, pero como un juego sucio del mismo destino, no podría estar con él. Dejó a un lado su sentir y consoló a su amigo.

—Tranquilo Tae, pueden ponerse de acuerdo para verse, no lo tomes como que nunca se volverán a ver.

—No sé, tal vez nuestros padres hasta nos quieran casar con alguna mujer adinerada o con un empresario poderoso a ambos —dijo Tae entre sollozos.

—Pero no nos pueden casar con un hombre, en Corea no se permite ese tipo de uniones.

—Tú lo has dicho, en Corea, por eso mucha gente viaja fuera del país o traen a jueces de otras partes del mundo para realizar el papeleo correspondiente. Mucha gente poderosa así lo hace hoy en día.

Jimin no había pensado en eso, si bien era cierto que los padres de ambos habían planeado cada cosa que debían hacer, no les habían dicho algo sobre esposarlos con alguien que ellos elegirían. Estaba sorprendido porque desconocía que ese tipo de uniones se podían realizar de esa manera, así que su corazón se oprimió ante esa posibilidad.

La cuenta pendiente con mi alma gemela [Kookmin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora