XLIV

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—Señor, el oficial está en el hospital justo ahora, su hermano acaba de salir de una cirugía —le informa Chan a Lee.

—Excelente.

—Señor, las armas están en una bodega cerca de la estación central de la policía —dijo Moon entrando a la bodega.

—Chan, diles a los hombres que se preparen para robar esas armas por la noche. Moon y yo vamos a saldar una cuenta pendiente con Min Yoongi.

Lee y su guardaespaldas se fueron del lugar, dejando a Chan y sus otros hombres en el lugar.

—¿Cómo está Jungkook? —preguntó Namjoon ansioso, al ver salir al médico del departamento.

—La bala rozó un poco el hígado, aunque perdió mucha sangre, se recuperará, solo es cuestión de tiempo para que mejore. Aunque puse varios puntos de sutura en su frente, aún me preocupa el golpe que ocasionó la herida y en vista que no puedo hacerle estudios, lo estaré vigilando.

Hoseok y Namjoon se voltearon a ver haciendo un gesto de alivio. Jungkook era como un hermano para ambos, así que esa noticia los alegraba de sobremanera.

—Ya le di indicaciones al joven Park, sobre su cuidado y la administración de varios medicamentos. Cuando entren, por favor muévanlo con cuidado a la otra cama. Mañana vendré por lo que utilicé, ahora necesito regresar al hospital.

—Así se hará, gracias doctor —Namjoon hizo una reverencia.

—Vamos doctor, lo llevo —dijo Hoseok encaminándose fuera de la biblioteca.

Namjoon hizo señas a los hombres que estaban dentro del lugar para que se acercaran.

—Ayúdenme a mover a Jungkook a la otra cama.

Tres hombres entraron al departamento y movieron con cuidado al pelinegro. Jimin se apresuró a mover el suero y lo cubrió con una manta gruesa. Los hombres salieron del lugar, mientras Namjoon se quedó un momento junto a Jimin.

—Debo salir, ¿puedes cuidar de Jungkook?, mañana contrataré a una enfermera para que se haga cargo.

Jajaja, ¿enfermera?, sobre mí cadáver, pensó Jimin.

—Yo cuidaré de él, no te preocupes, no creo necesario que contrates a otra persona, él me trajo para protegerme y lo menos que puedo hacer es estar a su lado para atenderlo.

—Bien, te lo agradezco. Dos de nuestros hombres se quedarán afuera pendientes de lo que necesites, te dejaré mi número de celular y el de Hoseok, no dudes en llamarnos para cualquier cosa.

—Está bien.

Namjoon le dio una última mirada a su amigo, grabó su número de celular y el de Hoseok en el teléfono del rubio y salió del lugar. Jimin recordó algo y lo siguió rápido antes de que desapareciera en su camioneta.

—¡Nam! —gritó por la biblioteca.

Namjoon paró su andar y volteó.

—¿Sí?

—¿Le podrías avisar a la nana de Jungkook que está aquí?

—¡Oh!, cierto, voy a platicar con ella para que no se asuste demasiado.

—Gracias —le sonrió y regresó con su paciente.

Verificó que las gotas del suero siguieran cayendo por el venoclisis y tocó su frente para ver que no tuviera fiebre. Le encantaban esa faceta de enfermero.

Jungkook se veía tan hermoso con sus ojos cerrados, que Jimin se perdió en su carita serena por varios minutos. Acarició su cabello negro, sus mejillas y dejó un beso en ellas. Aunque se asustó cuando lo vio herido, ahora estaba tranquilo, porque algo le decía que iba a estar bien, ¿cómo lo sabía?, no tenía idea, lo sentía dentro de su ser y lo agradecía. Cosas de almas gemelas, pensó.


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Era de tarde y Yoongi había dejado a su hermano con un compañero para ir afuera del hospital y hablar con su madre antes de que subiera con Sang. Sabía que era muy nerviosa, así que necesitaba explicarle que su hermano estaba bien y fuera de peligro.

—¿Cómo está tu hermano?, y no te atrevas a mentirme Min Yoongi —dijo su madre molesta acercándose a él y señalándolo con el dedo índice.

La abrazó por varios segundos y le pidió que se sentaran en una de las bancas que había en los jardines del hospital.

—Él ya está bien madre, estuvo en cirugía para retirar la bala, el médico dijo que no lesionó ningún órgano y que se recuperará pronto.

La mujer tocó su pecho en señal de alivio.

—Debiste haberme avisado desde que llegaron aquí.

—No quería que te preocuparas demasiado.

—¿Y cómo no me voy a preocupar si son mis hijos? Te lo advierto Min Yoongi, no lo vuelvas a hacer —lo volvió a señalar con un dedo.

—No lo haré.

Yoongi sonrió y la acercó para abrazarla. Era la mujer más dulce y tierna cuando se enojaba.

Varios segundos pasaron, cuando el oficial sintió como si algo golpeara fuerte la espalda de su madre. El pecho de Yoongi se aceleró, se negaba a confirmar lo que había pasado con ella.

El cuerpo de ella se recargó en él con todo su peso, al tiempo que se aferraba a sus brazos arrugando el uniforme. El oficial sintió como sus manos se humedecieron sobre aquella espalda, levantó con temor una de ellas y confirmó. Había sangre.

Yoongi volteó al frente y vio a Lee arriba de su camioneta apuntando hacía ellos con un arma con silenciador. Tomó a su madre y se tiró al suelo con ella para arrastrarla cerca de un muro. Solo se escuchaban las balas golpear en varios objetos, el silenciador del arma estaba haciendo su trabajo.

Todo se quedó en silencio y a lo lejos se escuchó como el vehículo aceleraba quemando llanta. Yoongi se asomó y vio al vehículo de Lee alejarse del lugar.

Volteo a ver a su madre herida y gritó para pedir ayuda.

—Cuida de tu hermano —dijo en un sollozo con la voz temblorosa.

—No digas eso madre, vas a estar bien.

—No, mi cielo, ya no estaré con ustedes —siguió hablando de forma pausada.

Yoongi la abrazó y la besó, presentía que podía ser la última vez que la tendría viva entre sus brazos.

—Te amo mamá -sollozó con dolor.

—Y yo a ti mi cielo, pero ahora estaré junto a tu padre y más cerca de ustedes. Se fuerte, ¿de acuerdo? —dijo mientras logró acariciar la mejilla de su hijo. Su madre cerró los ojos y el brazo se alejó de su rostro, cayendo de lado.


La cuenta pendiente con mi alma gemela [Kookmin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora