XXXVI

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Jimin entendía que tal vez la orfandad en la que creció Jungkook, había sido la causante de que terminara haciendo cosas de ese tipo.

—¿Por qué lo sientes? —preguntó Jungkook extrañado volteando a verlo.

—Debió ser duro crecer sin una familia y tener que ejercer un trabajo tan riesgoso. A todo niño le hará siempre falta el amor de sus padres. Aunque no todos son buenos, los míos jamás fueron amorosos, a pesar de que los tuve a mi lado y me dieron todos los lujos junto a una educación, nunca me sentí amado. Así que entiendo como te pudiste sentir al crecer.

Jungkook lamentó escuchar esa parte de su crecimiento, pero agradecía internamente, tener la oportunidad de alejarlo de sus padres.

—¿Qué pasó anoche? —al fin preguntó Jimin.

Jungkook suspiró y pensó en como empezar a contar la historia, que se había tejido al encontrarlo en ese bar.

—Primero que nada, quiero que sepas, que a la fecha, me hace suspirar la noche que pasé a tu lado. Nunca había tenido con alguien, esa conexión especial que tuve contigo. Toda mi vida me habían gustado las mujeres, pero cuando te conocí, todo cambió. Fue tan abrumador el sentimiento que se desarrolló de la noche a la mañana hacía ti, que me quise obligar a mí mismo olvidarte con cualquier chica.

Jimin dejó de ver al pelinegro y clavó su mirada en el horizonte.

—Cuando te vi de nuevo en el bar, supe que había cometido un grave error, salí para alcanzarte, pero te habías ido. Luego por cosas del destino, te encontré en ese restaurante donde estabas con tus padres y con Lee. Vi la tristeza en tu mirada y me puse a investigar el motivo.

Jimin escuchaba atento, volteó a ver a Jungkook y ahí se quedaron sus ojos.

—Conozco a Junseo Lee, él es un mafioso que compite conmigo, solo que el controla el sur de Corea y yo no tengo ningún tipo de control en el país. Tú matrimonio lo planearon para cubrir los negocios turbios que tienen tus padres y los Kim con él. Además, debes saber que los Park, no son tus verdaderos padres.

La mirada de Jimin se movió hacía los niños jugando. Su cabeza intentaba procesar lo que estaba escuchando. Ahora entendía que solo había sido un objeto para sus padres, una pieza más que podían manipular como en un juego de ajedrez. Le dolía lo que escuchaba, porque al final de cuentas para él seguían siendo sus padres.

—Para cuando tuviste el ataque de ansiedad que te mandó al hospital, ya había dado órdenes para que te siguieran. Así que ese día, estuve ahí para verte, necesitaba corroborar que ibas a estar bien.

Jimin abrió los ojos sorprendido, ahora sabía que las palabras que escuchó y el besó que fue dejado en su frente, no los imaginó. Sonrió internamente.

—Luego pedí que investigarán la causa de que terminaras en ese estado y me enteré que tu padre te había mandado a vivir con Lee ese día. Ordené poner cámaras dentro de ese departamento antes de que ustedes llegarán y fue así como lo vi golpearte e intentar abusar de ti. Tuvimos que hacer cosas extremas para sacarte de ese lugar.

—Pero, ¿por qué hacer todo eso?

—Porque me enamoré como un idiota desde la primera vez que te vi y no quería que Lee te hiciera daño. No sé que pasó en la noche que estuve a tu lado Jimin, pero sentí como si ya te conociera. Fue extraño, porque a la fecha, no ha existido una sola noche en que no te piense y aunque ese sentimiento tal vez no sea recíproco, quiero pedirte que me permitas protegerte.

Las mariposas en el estómago de Jimin, comenzaron a hacer estragos. Esa confesión estaba siendo algo que había soñado. Anhelaba con todo el corazón que ese sentimiento que se había clavado en su ser, fuera correspondido. Deseaba platicarle que ya habían estado juntos en una vida pasada, pero eso iba a ser imposible.

Tae estaba revisando varios envíos extraños, a lugares donde hacía más falta comida que tecnología de punta

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Tae estaba revisando varios envíos extraños, a lugares donde hacía más falta comida que tecnología de punta. Ladeó su cabeza tratando de entenderlo, pero no tuvo éxito.

De pronto, la puerta de su despacho fue abierta de golpe, haciéndolo brincar de su silla.

—¡Taehyung!, ¿dónde está Jimin? -entró el señor Park junto a Lee, gritando furioso.

—¿No ha llegado a su oficina? —Tae actuó asustado.

—No te hagas el inocente, seguro tú y Jimin, junto a Jungkook planearon todo lo que pasó anoche —le gritó Lee con coraje.

—Disculpe, pero no tengo idea de que habla señor Lee, ¿qué pasó?, ¿y quién es ese Jungkook?

Tae estaba gozando la ira de esos hombres. Nadie se iba a volver a meter con su amigo y menos al lado del pelinegro.

Lee suspiró, respiró profundo y se calmó.

—Jimin y Jungkook ya se conocían, lo sospeché desde que los encontré en el baño de ese restaurante.

Tae no tenía idea de que hablaba, pero no se iba a aguantar las ganas de molestarlo un poquito más.

—¿No me diga que los encontró follando en el baño de un restaurante? —Tae se llevó una mano a su pecho para actuar con indignación, sabía que su amigo no haría ese tipo de cosas, pero era perfecto para volver loco a Lee.

—¡Aaaaah!, no digas estupideces —gritó con el rostro rojo y desfigurado por el coraje.

Tae sonrió internamente, estaba satisfecho y feliz con esa reacción.

—¡Vámonos Park!, va a ser imposible hablar con éste mocoso.

Los hombres se encaminaron afuera del despacho, mientras Tae se levantó para seguirlos.

—Espere señor Park, ¿qué pasó anoche? -continúo con la actuación.

—Jungkook mató a tres de los hombres de Lee y se llevó a Jimin con todas sus cosas. Bastante extraño si solo quería secuestrarlo.

Taehyung se llevó ambas manos a la boca y abrió sus ojos simulando asombro.

—¿Y quién ese Jungkook del que hablan?

—No te interesa, vuelve a tus cosas y pregunta que trabajo tenía pendiente Jimin, para que lo hagas -dijo Park.

—Sí, señor, ¿van a ir a la policía a reportar su desaparición?

—No seas tonto niño, no podemos, hay cosas que no sabes —respondió Park.

—Si tiene información de Jimin me avisa por favor, ahora ya estoy muy preocupado por él.

Los hombres se fueron sin contestarle.

—Lee, pídele a uno de tus hombres que siga a Taehyung, ese mocoso debe saber algo.

—Eso haré Park.

Los hombres se despidieron frente al edificio. Lee subió a su camioneta para ir a resolver algunos asuntos pendientes y Park regresó a su despacho.

—Moon, pídele a alguno de mis hombres que siga a Kim Taehyung y que sea discreto.

—Sí, señor —respondió al ritmo que arrancaba el vehículo para salir a su siguiente destino.

Tae regresó a su despacho, cerró la puerta y tomó su teléfono para enviar un mensaje.


La cuenta pendiente con mi alma gemela [Kookmin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora