VI

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ADVERTENCIA: Este capítulo contiene una escena Jikook = Jungkook bottom. 

Kookie, déjame amarte hoy y mañana seremos alumno y maestro de nuevo. Sigues dando clases en la universidad y yo me iré a Busan para no regresar —pidió Jimin con la voz entrecortada.

El pelinegro sintió desgarrar su pecho al escuchar esas palabras, amaba al chico con todas sus fuerzas y no entendía como el destino les había jugado de esa manera. Un sentimiento de amor brotó como magia en su corazón y dolía tanto, que deseaba morir por no poder estar a su lado.

Limpió las lágrimas de Jimin, tragó las propias haciéndose el fuerte y lo abrazó dulcemente. Tenía claro que sería la última vez que tendría en sus brazos al amor de su vida.

Sus labios tocaron los contrarios con una ternura palpable, la humedad de ambos se mezcló entre chasquidos y jadeos que convirtió un simple roce en algo más profundo.

Lo empezó a despojar de su ropa, a la vez que besaba cada parte de su cuerpo, la sensación de sus labios sobre la delicada piel era abrumadora.

Llevó al rubio en sus brazos a la recámara, lo recostó en la cama y lo terminó de desnudar. La ansiedad por poseerlo lo carcomia, tomó varios segundos para controlarse, mientras se iba despojando de su propia ropa. Hoy se entregaría a él por completo, hace tiempo lo había deseado.

Ambos cuerpos desnudos ardían como el fuego. Sus labios se devoraban mientras sus corazones se sincronizaban y las respiraciones se acortaban.

Jungkook besó cada parte de ese hermoso cuerpo. Inició en el cuello, recorriendo cada centímetro de su pecho, hasta llegar al rígido miembro, lo lamió y lo metió a su boca aprentandolo con sus labios. Jimin gimió como nunca. El pelinegro degustaba esa parte, mientras le acariciaba los muslos y el otro movía su cadera disfrutando de las sensaciones que recorrían su cuerpo.

El pelinegro sacó de su boca el dulce miembro, dejándolo muy húmedo por su saliva mezclada con el líquido preseminal. Clavó su mirada en los ojos del rubio, se acercó a sus labios y los besó de forma desesperada al tiempo que se abría paso entre su cadera y se iba sentando lentamente sobre el miembro de Jimin. Recargó las manos a los lados de su cabeza rompiendo el beso y gimiendo en su oído. Estaba cumpliendo su último deseo. Quería que Jimin supiera que le pertenecía y que siempre sería de él.

Jimin sorprendido y excitado, tomó la cadera de Jungkook ayudándolo a terminar de undirse en él. Su cuerpo parecía flotar, siempre se había preguntado que se sentiría poseerlo y sin pedirlo la respuesta había llegado.

Jungkook movía su cadera y arqueaba su espalda muerto de placer, parecía drogado, extasiado por sentir ese miembro fundido a su cuerpo.

La pasión se apoderó de ambos por última vez. Su entrega fué sublime, no era solo sexo, había algo que los desgarraba por dentro lentamente, era como si esas dos almas estuvieran destinadas a encontrase y amarse, pero no fuera el tiempo para ellas.

Los cuerpos desnudos y unidos, se entregaban todo el amor que ambos corazones contenían. El tiempo se detuvo mientras esas dos almas confirmaban que había un hilo que jamás las separaría.

—Siempre sere tuyo Jimin, jamás lo olvides —le susurró al oído mientras continuaba moviendose sobre él.

—Y yo tuyo Kookie —susurró arañando su espalda.

Ambos gemidos se intensificaron haciéndolos estremecer. El orgasmo llegó y los dos chicos no pararon de besarse y tocarse.

Los minutos pasaron y Jungkook bajó de la cadera del rubio. No hubo descanso. Preparó a Jimin entre besos y roces delicados en la piel. Lo penetró lentamente, mientras le seguía confesando cuanto lo amaba. Ambos estaban al borde de la locura.

—Te amo Jungkook —decía Jimin entre gemidos.

Las lágrimas rodaban por ambos rostros, mientras sus cuerpos se movían en sincronía.

—Te amo Jimin —exhaló en un suspiro.

Las almas se volvieron a reconocer y eso fue suficiente para que sus cuerpos liberaran su esencia estremeciéndolos al mismo tiempo.

Ese día se regalaron miradas y caricias llenas de amor por varias horas.                         

Casi agonizantes por el dolor en el corazón, ambos amantes se besaron y entre sollozos y lágrimas, se dieron un último abrazo. Cada uno guardó el aroma y el calor del otro para la eternidad. No dijeron palabra alguna, era momento de decir adiós con una sonrisa que agradecía todo el amor recibido.                         

Jungkook salió de esa casa con un enorme vacío en su interior. Pero necesitaba dejarlo todo atrás y tratar de seguir con su vida aún con el corazón completamente roto.

La cuenta pendiente con mi alma gemela [Kookmin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora