XXI

1.1K 150 6
                                    

—Gracias por la información Nam —dijo Jungkook.

—Es el chico que conociste en el bar, ¿cierto?

—El mismo.

—Debes tener mucho cuidado, conoces a Lee y lo maldito loco que está.

—Él es el que debería tener cuidado si lastima a Jimin.

—Sé que irás tras él, solo te pido que no actúes sin un plan.

—No te preocupes por eso ahora.

—Está bien, nos vemos mañana en la entrega, cualquier cosa me llamas.

—Cuídate.

Después de varios minutos de viaje, el guardaespaldas y Jungkook llegaron al departamento que tenía en Busan. Entró, se quitó el saco aventándolo en un sillón y fue al bar para servirse un whisky con hielo.

Suspiró al recordar la cara de Jimin y dio un gran trago a su bebida para luego dejar el vaso a un lado. Se fue a la recámara y se desnudó para entrar a la regadera donde se quedó largo rato bajo el chorro del agua caliente. Su cabeza era un campo de batalla, las imágenes de él haciéndole el amor a Jimin no le daban tregua y por otro lado, se imaginaba a Lee lastimándolo. Todo se mezclaba a punto de casi volverlo loco.

Salió de la ducha, secó su cuerpo, se puso un pantalón deportivo y se fue al pequeño gimnasio que instaló en el departamento.

Empezó a golpear el saco de boxeo que siempre lo ayudaba a desahogarse, vio la cara de Lee frente a él y estampó sus puños aún más fuerte.

Golpe tras golpe empezó a jadear, mientras sus nudillos empezaban a sangrar por falta de protección, no le importó, solo quería destruir a la figura frente a él. El sudor corrió por su cara, pecho y brazos. Su respiración ya era superficial, así que decidió parar y tomar todo el aire posible.

Cayó de rodillas y lloró. Su pecho dolía, así que se desahogó. No tenía idea que clase de brujería le había hecho Jimin, como para estar 24/7 en su cabeza, deseaba como loco tenerlo cerca de nuevo, necesitaba su aroma y sentir su calor.

Se sentía extrañamente incompleto sin él.

De algo estaba seguro, haría todo lo posible para evitarle sufrimiento a Jimin y no le importaría matar él mismo a ese desgraciado de Lee.


🌓


—Buenos días Señor.

—Buenos días Woo Jun, vamos a Sunrise Family, por favor.

—Sí, señor.

—¿Cargaste la cajuela de la camioneta como te dije en Seúl?

—Está llena señor.

—Excelente.

Media hora de viaje había pasado, cuando llegaron a su destino.

Hacía muchos años, el lugar al que llegaron había sido una universidad que estuvo abandonada por décadas, hasta que fue puesta a la venta. Cuando Jungkook visitó las instalaciones del lugar, sintió algo extraño en el pecho, tuvo la necesidad de comprarla y así lo hizo.

Conforme pasaron los meses, fue acondicionando todo para que la casa hogar donde creció por el abandono de su madre, fuera sustituida por ésta, debía ser un lugar digno y acogedor donde los niños pudieran crecer.

Puso especial empeño en un gimnasio que era parte de la universidad, ahora era una gran biblioteca que tenía un pequeño cine y computadoras para el estudio de los jóvenes. Había algo más.

Tras un enorme estante de libros, se encontraba un departamento oculto con todos los servicios, se volvió el lugar favorito de Jungkook cuando debía esconderse o simplemente deseaba desconectarse del mundo. El lugar le brindaba una paz que curiosamente en ningún otro lado había encontrado.

En las canchas de baloncesto y fútbol se podían ver varios niños y jóvenes corriendo y gritando. Todo estaba rodeado de vegetación, era el lugar perfecto para que todos esos chicos sin padres, se sintiera en casa.

La camioneta se estacionó frente a la puerta principal del orfanato "Sunrise Family".

—¡Kooo! —muchas vocecitas gritaron y corrieron hacía la puerta que se estaba abriendo.

—¡Hey!, ¿cómo están mis chicos favoritos? —dijo Jungkook saliendo del vehículo.

Se agachó, cargó en brazos a un niño de 3 años que le extendió sus bracitos y lo abrazó amorosamente.

—¡Como has crecido Baek!

—Ti —respondió el pequeño con una enorme sonrisa.

—¿Juguetes? —preguntaba una niña de unos 5 años jalando el saco del mayor.

El sonrió y afirmó con la cabeza.

—Abre la cajuela Woo Jun.

—Sí, señor.

La puerta de la camioneta fue abierta, mientras se acercaban los niños felices para tomar un juguete de los muchos que había apilados en la gran cajuela.

—No los debes consentir tanto —una hermosa mujer de cabello gris se acercó a Jungkook.

—¡Mi Rae! —una gran sonrisa apareció en el rostro del pelinegro. Puso al niño en los brazos de Woo Jun después de darle un beso en una de sus mejillas y se volteó para abrazar a la mujer.

—Que gusto verte de nuevo mi niño —Jungkook fue abrazado fuerte, el cariño de ambos era correspondido.

—¿Cómo estás nana?

—Más vieja.

—Pues eres la vieja más hermosa que mis ojos han visto —contestó con una enorme sonrisa.

—Mentiroso, ven vamos a desayunar algo.

Jungkook asintió.

—Woo Jun...

—Estaré jugando con los niños señor —sonrió el guardaespaldas.

—Bien, si te quieren amarrar para jugar a los ladrones, me gritas fuerte para rescatarte.

—Jajaja, está bien, señor.

Mi Rae y Jungkook entraron al lugar y se dirigieron a la cocina.







                                               
Gracias por leerme  💜🫰

La cuenta pendiente con mi alma gemela [Kookmin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora