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Tae y Jimin se mudaron a un lujoso departamento en Seúl para estudiar en la Universidad más exclusiva de la ciudad.

Hace poco se habían graduado en una licenciatura en economía e idiomas a exigencia de sus padres. Aunque llevaban una vida llena de lujos, ésta ya estaba planeada por sus familias.

Ellas eran poseedoras de una gran empresa tecnológica en Busan, "Kim & Park Technology " y los dos amigos serían los únicos herederos, pero el precio a pagar sería demasiado alto.

Estaba debidamente registrado que al terminar sus estudios, ellos empezarían a trabajar ahí para que con los años se quedaran a cargo de la empresa. Ambos estaban frustrados porque Jimin deseaba estudiar actuación y Tae quería ser modelo, así que con tristeza tuvieron que decirle adiós a sus sueños.

🌓

La mañana pasó rápido, ambos tumbados en la cama de Jimin, checaban sus redes sociales en busca del hombre de cabello negro y sonrisa de conejito que vio el peli rosa en su vida pasada, tal vez ahora no tendría esa hermosa apariencia, pero debían empezar a buscarlo de algún modo.

—No manches Jimin, es él —dijo Tae emocionado, mostrándole una foto de un hombre parecido a la descripción que le dio su amigo.

—No es él.

—¿Y si ahora es diferente?, tal vez sea gordo y feo.

—Esto me va a volver locooooo —gritó Jimin pataleando en la cama.

—Ya, tranquilo, seamos positivos y más sociables, así conoceremos más gente y tendremos más posibilidades de encontrarlo.

Jimin suspiró y asintió.

Al medio día se fueron a dar una ducha y comieron un poco de arroz con kimchi. Se subieron al lujoso auto de Tae y se dirigieron al centro de la ciudad, donde se encontraba el gran edificio que albergaba tiendas como, Gucci, Dior, Louis Vuitton, Chanel y demás marcas prestigiosas.

Después de dos horas de entrar y salir de varias tiendas, por fin empezó la pasarela. Pantalones, blusas, camisas y sacos fueron mostrados a un indeciso Tae.

—¿Por qué me tienes que ver el trasero cada vez que me mido un pantalón?

—Es parte del plan tontito, regresa y déjame ver como te queda el de mezclilla negro.

Jimin cansado, bufó y regresó al vestidor por milésima vez.

El tiempo parecía no avanzar, pero al fin Tae se había decidido por un pantalón de chándal, una camisa de algodón y unas botas; todo en negro. Eligió varios accesorios en una joyería y finalizaron su odisea en un salón de belleza, el rosa del cabello de su amigo había desaparecido. Ni modo, Jimin debía soportarlo porque ahora era un lienzo en blanco.

Luego de una tarde muy ajetreada, por fin llegaron al departamento, dejaron las compras a un lado de la puerta. Jimin se quitó los zapatos y se acostó en el sofá de la sala, estaba agotado. Segundos después entró Tae y se tiró a un lado en el espacio que quedaba libre.

—Descansemos un poco, luego comemos el Bulgogi que compramos y nos vestimos.

—¿Tan temprano?, son las seis de la tarde.

—Sí y aún faltan las clases de actuación.

—Ooookeeey.

Jimin solo pensaba que debió haber rechazado esa apuesta, ahorita estaría tirado sin preocupaciones en la cama leyendo el Fanfic que había empezado dos días atrás. Pero luego recordó que debía encontrar a alguien y dejó a un lado ese pensamiento.

Estaba muy nervioso y no podía evitarlo. Siempre había tenido mucha inseguridad con su cuerpo y ni hablar de su vida amorosa inexistente, a sus 24 años no había tenido novio. No podía tener sexo solo para satisfacer sus necesidades, sonaba cursi, pero era su forma de ser, ¿qué podía hacer?, solo era un chico que suspiraba y soñaba con las historias de amor en las plataformas de escritores de Fanfics.                                                                        

—No lo creo, déjame verte bien. Rayos si no fueras como mi hermano ya te estaría ligando.

—Me veo bien, ¿verdad? —preguntó Jimin con una enorme sonrisa.

—No amigo, la palabra bien se queda corta. Te ves tan atractivo y perfecto que pareces un maldito modelo.

Jimin sonrió frente al gran espejo de la habitación. El reflejo mostraba su cabello rubio con algunas ondas que resaltaba las facciones de su rostro y la ligera sombra oscura sobre sus pestañas lo hacían ver realmente como un modelo listo para la pasarela.

Por primera vez Jimin aceptó que en verdad se veía hermoso y ahora podía sentir un rayito de esperanza, que tal vez, sí podría conquistar a alguien. Había empezado a emocionarse.

La cuenta pendiente con mi alma gemela [Kookmin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora