VIII

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Una hora más tarde, Jimin había llegado al silencioso lugar. Caminó y buscó con su mirada el cerezo con listones. Una vez lo encontró a lo lejos, su corazón se rompió por completo, sus lágrimas caían con cada paso que daba hacía él. Llegó a la lápida y leyó con tristeza el nombre de su amado. No pudo más y cayó de rodillas haciéndose bolita en el suelo frío, rogando por ser abrazado por él, tal vez en otra dimensión.

—Te amaré por siempre Jungkook, no creas que no iré a buscarte. Te encontraré en otra vida y seremos felices, ¿ok?, ahora solo descansa mi amor.

Acarició las letras de su nombre y salió de ahí para ir a casa.

Era demasiado el dolor que su pecho sufría, sentía una opresión asfixiante que apenas lo dejaba respirar.

Cuando llegó a casa, se sentó en la cama con su mirada perdida. Su vida ya no era relevante en este mundo sin la presencia de Jungkook.

Respiró profundo, se levantó, buscó una pluma y papel para escribir una carta a sus padres, debía explicarles por qué se iría para no volver. Les contó como se había enamorado de un hombre, lo duro que había sido para ambos el no estar juntos y como su vida ya no tenía sentido porque él había fallecido. Se despidió agradeciéndoles por todo y salió al correo para enviar la carta.

Dos horas mas tarde, ya se encontraba de nuevo sentado en su cama. En su buró había un vaso de agua y un frasco de pastillas que le había recetado un médico para ayudarlo a dormir.

Tomó pastilla por pastilla hasta dejar el frasco vacío. Se acostó en la cama y cerró sus ojos pensando en la imagen de Jungkook regalándole una sonrisa y guiñándole un ojo mientras escribía en el pizarrón. Sonrió con amor mientras cerraba sus ojos.

—Nos veremos pronto cariño.

Sus ojos no volvieron a abrirse.


🌓

En el templo, las manecillas del reloj que portaba Tae en su mano se habían detenido. Era necesario para que el alma del rubio pudiera regresar en el tiempo y relatar esas vivencias.

Jimin abrió sus ojos asustado y lloró como nunca antes lo había hecho. Su amigo se acercó a él y lo abrazó con cariño para consolarlo.

El chaman tomó los cascabeles de las manos del peli rosa y las colocó en la mesa.

—Eso que acabas de ver y relatar fue una pequeña parte de tu vida pasada —habló el chaman.

Jimin respiró profundo logrando calmarse un poco, volteó a ver al hombre mientras Tae acariciaba su espalda para que terminara de tranquilizarse.

—Aunque tu alma sufrió mucho, tienes una deuda con el universo, cortaste tu vida pasada muy joven y tu castigo es revivir cada noche el dolor por la pérdida de ese amor.

Jimin abrió los ojos asustado, llevaba varios meses despertando con un dolor en el pecho que casi lo asfixiaba.

—¿No hay nada que pueda hacer para remediarlo? —preguntó Tae preocupado por su amigo.

El hombre cerró sus ojos por varios minutos moviendo sus manos en el aire y abriendo sus labios como si hablara con alguien.

—El día que encuentre a su alma gemela dejará de tener esas pesadillas.

—¿Y dónde o cómo la puede encontrar?, ¿alguna pista?

—En eso no puedo ayudar a tu amigo, puede estar en cualquier parte del mundo. Tristemente muchos han muerto sin encontrar a su alma gemela.

—¿Ósea que va a ser imposible que la encuentre?

—Todos tienen un hilo rojo irrompible e invisible que los conecta a su alma gemela, no importa el tiempo, el lugar o las circunstancias, si es su momento, en algún punto terminarán encontrándose. Nadie puede escapar al destino, ese amor llegará tarde o temprano.

—Huy, pues si va estar difícil —Tae se rascó la cabeza frustrado.

Jimin estaba congelado, recordando lo que vio al tocar los cascabeles. Se sentía perdido, tal vez debía seguir con su vida como hasta ahora lo hacía y olvidarse de tener paz al despertar.

—Tengo una pregunta, ¿él me recordará?, ¿se verá igual que como lo vi? —preguntó Jimin, por fin esa sonrisa y esos ojos que había visto en sus pesadillas tenían un rostro.

—Es difícil saberlo, pero en muchas ocasiones el físico vuelve a ser el mismo y su alma sin duda te recordará, no sabrá como, pero sentirá una conexión inexplicable hacia ti. Solo ten en cuenta algo, nada es por casualidad.

—Gracias por su ayuda —habló Tae al levantarse junto a Jimin, haciendo una reverencia al entregarle un sobre con dinero.

Los chicos se dirigieron a la salida para abandonar el templo.

—No deben hablar con nadie de lo que pasó aquí, o habrá consecuencias para ustedes —habló el chaman.

—No se preocupe por eso, seremos como dos tumbas —dijo Tae haciendo gestos graciosos.

—Y tú —señala a Tae— No dejes ir al chico de cabello negro y hermosa sonrisa.

Tae se quedó pasmado por la orden mientras recordaba que su actual novio tenía el cabello castaño. Hizo una última reverencia y salió del templo junto a su amigo.

La cuenta pendiente con mi alma gemela [Kookmin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora