XXXIX

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—Las armas llegarán mañana temprano cerca del aeropuerto, ahí se hará la entrega —le informó Namjoon a Jungkook afuera del orfanato.

—Bien, localiza a Hoseok para afinar los últimos detalles en la noche. Nos quedaremos en su mansión a dormir y de ahí saldremos al aeropuerto.

—Sí, iré a ver con cuanta gente contamos, creo que voy a tener que contratar a unos cuantos hombres solo para mañana.

—Bien, hazte cargo. Me reuniré con ustedes más tarde y por favor retira el dinero para tenerlo listo.

—Okey, entonces nos vemos allá —Namjoon se encaminó hacía su camioneta recordando algo importante y se volteó.

—Jeon —habló a la espalda de su amigo que estaba por entrar al orfanato.

—¿Qué pasa? —preguntó extrañado.

—Le compré un celular nuevo al joven Park. Woo Jun se lo acaba de entregar hace rato, él me comentó que fue lo único que no tomó del departamento de Lee, cuando fueron por él.

—¡Rayos!, no había pensado en eso.

—Lo imaginé, es la única forma en la que puede estar en contacto con su mejor amigo para no deprimirse.

—Lo sé, soy un idiota —pasó una mano por su cabello.

—Bueno, ya pasó, sabía que te gustaba, pero no que te traía tan mal —se burló.

—¡Ya!, vete, nos vemos más tarde —ordenó en broma.

Namjoon palmeó el hombro del pelinegro con una gran sonrisa.

—Gracias Nam.

—Para servirte amigo. Me voy.

Jungkook asintió, sonrió y entró al edificio en busca de Mi Rae.

—Nana, debo irme, se va a quedar Jimin en el departamento, ya tiene todo lo necesario y no va a salir de ahí hasta que yo regrese.

—¡Pobre!, estará solito.

—Es por su seguridad, el que era su prometido es un hombre muy peligroso y debemos protegerlo bien.

—Sí, tienes razón, tendré que aguantar las ganas de traerlo, pero por favor, cuídate mucho.

—Lo haré, no te preocupes, nos vemos aquí en dos días, ¿sale?

Su nana afirmó con la cabeza y le dio un abrazo que fue correspondido con cariño.

Jungkook salió del lugar y caminó hacía la biblioteca volteando a su alrededor, a veces tenía esa sensación de que alguien lo vigilaba a lo lejos. Llegó y entró al departamento donde estaba Jimin.

El rubio le estaba sonriendo al celular que Woo Jun le había entregado, esa imagen de sus ojos casi cerrados por su sonrisa, dejaba siempre una sensación de ternura en el pecho del pelinegro.

—¿Por qué tan feliz? —preguntó sentándose a un lado de él en la cama.

—¡Oh!, me asustaste —Jimin dio un brinco tocando su pecho.

—Perdón, no era mi intención.

—Está bien, no te preocupes. Empecé a escribirle a Tae en el celular que me enviaste —sonrió— gracias.

—No fue nada, pero debo confesar que en realidad te lo compró mi amigo Namjoon, él se lo dio a Woo Jun y mi guardaespaldas te lo dio en mi nombre.

Jimin volteó sonriendo de nuevo.

—Que complicado sistema de entrega tienen.

—Ellos querían que yo quedara bien contigo, pero el mérito es para Namjoon, luego te lo presentaré.

La cuenta pendiente con mi alma gemela [Kookmin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora