XVI

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Estaba por amanecer y ellos solo se dedicaban a besarse, acariciarse y poseerse sin control.

Jungkook sentado en la cama y recargado sobre el respaldo, tomó la cadera de Jimin para ayudarlo con el movimiento hacía adelante y hacía atrás que mantenían desde varios minutos. El sudor cubría el cuerpo que estaba sobre él, sus cabellos dorados estaban húmedos y se pegaban a su rostro haciendo que el pelinegro mandara al carajo su juicio por completo.

—Vas a matarme Jiminssi —exclamó el pelinegro entre gemidos.

El rubio se acercó y besó los labios de Jungkook, mientras seguía enterrándose en el duro falo de forma lenta.

—¡Oh!, Kookie —gimió sobre sus labios.

El miembro erecto entrando y saliendo de ese cuerpo era lo más delicioso que había visto Jungkook en un reflejo. Al frente, el gran espejo le estaba dando la mejor de las vistas, la espalda desnuda del rubio junto al movimiento de caderas y sus nalgas recibiendo su miembro, era algo malditamente excitante.

Otro beso volvió a unir sus labios. Jungkook subió sus manos por la espalda húmeda y en un movimiento rápido quedó sobre él. Jimin se aferró a su cuello y abrió más sus piernas.

Jungkook no podía parar de entrar y salir de ese cuerpo del cual ya se declaraba adicto. El sudor goteaba por su cabello, estaba exhausto, pero no podía parar de poseerlo. Mordió su labio inferior logrando controlar la salida de sus fluidos. Masturbó al rubio hasta que éste se corrió entre sus dedos gimiendo su nombre.

Jungkook apretó los dientes mientras eyaculaba dentro del trasero de Jimin. Bajó las estocadas y recargó su cabeza en el abdomen del otro por varios segundos, para normalizar su respiración.

Estaba rendido a los pies de ese chico. Era la primera vez que había tenido a alguien por tantas horas y aún no se sentía completamente satisfecho de ese cuerpo.

En éste punto, ambos se olvidaron de usar esa barrera que evitaba que sus cuerpos se sintieran piel con piel. El placer se apoderó de ellos y se dejaron llevar por completo.

Jungkook por fin salió del interior del rubio, dejando un hilo de fluidos correr sobre las sábanas, era jodidamente sexy ver esa imagen. Se tumbó en la cama y abrazó a Jimin, su cuerpo necesitaba llenarse de esa calidez que había probado y había cubierto su pecho de una increíble paz.

Dos perfectos "desconocidos" entregando sus cuerpos en un llamado que solo el destino y Jimin reconocían.

Las palabras sobraban, solo había miradas, sonrisas y una complicidad que los hacía disfrutarse mutuamente.

Jungkook se levantó, fue a la bañera, la lleno con agua tibia y regresó por Jimin que casi estaba dormido, lo tomó en brazos y se metió junto a él. El agua cubría por completo sus cuerpos, empezó a enjabonar al rubio y dejó varios besos en sus hombros a su paso.

Después de varios minutos, el pelinegro se levantó, se enredó una toalla en la cadera y salió a la recámara a buscar sábanas limpias para cambiarlas. No podía hablar, algo en él no se lo permitía.

Regresó al baño y murió de ternura al ver al rubio casi dormido sentado. Una sonrisa se dibujo en su rostro, sacó a Jimin de la bañera, se sentó con él en el retrete y lo secó con calma. Acarició su rostro adormilado, besó su frente, se levantó con él en brazos, tiró las toallas en la alfombra y se acostó junto al rubio. Lo abrazó para darle calor y cerró sus ojos por largo rato.

En un momento de lucidez, Jimin dejó un beso en los labios de Jungkook, acarició su mejilla, le sonrió, se acurrucó en su pecho, recargó la mano en su cintura y cayó dormido a los pocos minutos.

Al cabo de una hora, Jungkook se alejó con cuidado del rubio para admirar su belleza por largo rato. No deseaba separarse de él, pero no se quería dejar llevar por ese sentimiento que ya lo abrumaba. Apenas lo conocía y ya sentía que no podría vivir sin él. Sabía perfectamente, que esa noche jamás la olvidaría y lo dejaría marcado para siempre sin saber el porque.

Lo observó por última vez sintiendo ya un vacío inexplicable en su interior. Salió de la cama lentamente para no ser descubierto, abrigó el cuerpo de Jimin, dejó un beso en su mejilla y acarició su cabello una última vez. Vistió su ropa y se fue del departamento junto a su guardaespaldas. Debía arrancar de su pecho esos sentimientos a como diera lugar.

🌓

Jimin, despertó de a poco, dándose cuenta de una presencia a su lado. Abrió los ojos y volteó feliz pensando en el pelinegro.

—¡Huy!, seguro hoy vas a caminar como pollito espinado —dijo Tae levantando las cejas de forma graciosa.

Jimin sonrió y tapó su rostro con las sábanas.

—¡Jimin!, ahora no despertaste llorando —expresó su amigo abriendo los ojos con asombro.

El rubio descubrió su cara y se sentó.

—Lo encontré Tae.

—¿A tu alma gemela?, na, ¿en serio?, ¿cómo es?, ¿fue con el que pasaste la noche?

—Sí, era él y estaba idéntico a como lo ví con el chaman, se llama Jeon Jungkook, hasta su nombre es el mismo, ¿no es sorprendente?

—No te creo, lo has de haber soñado.

—¡En serio! Cuando nos encontramos, no lo podía creer y cuando me dijo su nombre, casi me desmayo. Pasamos una noche maravillosa, pero se fue sin despedirse —Jimin bajó su cabeza decepcionado.

—Vaya, ahora creo en eso del destino, pero no te preocupes si no lo vuelves a ver pronto, tarde o temprano se volverán a encontrar, solo confía que así será.

—Tienes razón  —Jimin sonrió.

—¿Qué, ya me vas a preparar el desayuno?, he ganado la apuesta —Tae sonrió con una cara pícara.

—Lo sé, deja me visto y te hago el desayuno.

—Bien, oye, ¿y si vamos en la noche para ver si te lo encuentras de nuevo?

Jimin se llenó de esperanza.

—¡Sí!, vayamos en la noche —dijo sonriendo como tonto, aceptando su propuesta.

—De acuerdo, ahora levántate, que se me antojaron unos wafles —exigió Tae.

La cuenta pendiente con mi alma gemela [Kookmin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora