La primera semana de enero pasó, y con ella, la agonía del llanto que durante tantas noches lo azotó hasta dejarlo prisionero en la inconsciencia de un adormecimiento forzado. El soez sentimiento que arremetía sin piedad su afligida alma destruía a Harry en millones de pedazos. Estaba estropeado por dentro, un desmoronamiento emocional que lentamente lo despedazaba en vida. Sin embargo, fue esta misma quien lo hizo reaccionar y darse cuenta que no podía sumergirse aún más en la amargura de un amor fallido.
Tenía dos opciones: dejar que la tristeza lo consumiera o reponerse del dolor que un treinta de diciembre le ocasionó.
La primera opción era tan tentativa... y una reacción tan habitual entre lo que había sido en su pasado. Porque si cualquiera pudiera apostar entre cuál sería su decisión, la mayoría por no decir todos, escogerían la primera sin dudarlo.
Pero ya no volvería a repetir esa historia.
Entonces, fue una madrugada del tercer día en pleno lamento por su dolorosa situación que le permitió a su cerebro obtener la determinación suficiente para optar por la segunda opción.
Desterraría a ese hombre de su mente… pero no estaba muy seguro de poder hacerlo de su corazón. Pero lucharía por borrar cada beso y cada caricia brindada. Esas sensaciones que, si se concentraba lo suficiente, podría palpar la suavidad de sus mentolados labios devorar de manera grata hasta el más recóndito trecho de piel.
Fue ese bien fingido afecto y confianza que Louis plasmó en sus pensamientos, que solamente con cerrar sus ojos conseguía percibir un ligero cosquilleo sobre sí, imaginando que ambos se entregaban a lo que un día creyó amor verdadero.
Pero no más.
Era momento de avanzar.
No hubo necesidad de secar lágrimas, estas se habían escaseado gracias a la húmeda tortura que experimentó día a día, noche tras noche.
Y haberse desahogado con Niall sirvió de mucho, pues a través de esa extensa y detallada conversión pudo derramar cada una de sus penas, esas que parecían asesinarlo al pasar de los minutos.
Soltó cada palabra, cada lamento y cada decepción como si se trataran de cuchillos que lo lastimaban… pero al mismo tiempo, pudieran sanarlo aunque fuese una mínima parte del extenso malestar que lo acobijaba sin piedad alguna. Un daño persistente enterrado hasta lo más hondo de su corazón.
No omitió detalle. Todo su dolor fue expuesto en una oscura madrugada del año nuevo.
—Hola, Edward —saludó una linda joven de aspecto castaño. Un llamado que hizo al de ojos verdes salir de su pequeño ensimismamiento.
—Hola, Marion —respondió sin frenar el paso y dejando en claro con su vociferado e insípido gesto, que no deseaba entablar conversación alguna.
El ruido de sus gélidas pisadas sobre la capa de gruesa nieve cubriendo un buen tramo de la calle, era lo único que retumbaba en su audición. El invierno aún no desaparecía de su ciudad, razón por la cual, tuvo que protegerse del voraz frío que sucumbía con rudeza a la bonita Selby. Acomodó un poco mejor su gorro de lana por encima de su nuevo y corto cabello, mismo que en cuyos momentos lucía a la altura de sus oídos.
Su longitud había representado una verdadera pesadilla visual para su apaleada existencia. La remembranza de un Louis acariciando y besando cada hebra de él se veía reflejado en aquel artilugio de cristal, reviviendo con ello, el recuerdo de dos meses atestados de las más grandes e hipócritas falacias.
“¡No más, no más, no más!”
Fueron sus últimas palabras antes de tomar las tijeras de aquel viejo buró.
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Sobre Hielo [ Larry stylinson]
Fanfiction"Desde su adolescencia, Harry ha estado secretamente enamorado de Louis, un exitoso patinador profesional. Inspirado por este amor de juventud, decide seguir sus pasos en el mundo del patinaje artístico, sin imaginar lo que pasaría después. A medi...