Capítulo 37: De regreso

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—¡Me niego, Mark!

Un grito proferido salió desde lo más recóndito de su garganta, esa que dolía como el infierno debido al ligero estrangulamiento de lágrimas que permanecían estacionarias en esta. Una ácida sensación producida a causa de la repentina eliminación de su novio.

No lo aceptaba.

—Louis…

—¡No es justo para él! —dejó caer su cuerpo en la dura banca de caoba, mientras sus manos realizaron la labor de cubrir sus contraídas y húmedas facciones. Su espalda subía y bajaba con frenesí, pues los sollozos que de su boca salían eran emitidos con la más amarga intensidad – No tienes idea de cuánto me duele.

La frustración y la preocupación congeniaron para hacer de Louis el hombre más miserable del universo. Su pensamiento era contundente respecto a la gran injusticia que la mala suerte cometía contra Harry. Derrotas tras derrota simplemente no lo merecía, no el.

Y su corazón no dejaba de doler al sentir tan cercana la pronta la partida de su hombre amado; ese ángel que constantemente se encargó de iluminar su oscura vida. Porque Harry irradiaba luz… aunque este no lo notara.

—Se supone que debes estar feliz por tu clasificación —susurró Mark, tomando asiento a su lado.

—Entiéndeme, por favor. —Su rota voz movió en Mark todo el sentimiento de empatía que imperaba en su alma, esa que dolía al ver a su muchacho padeciendo un ajeno sufrimiento como el suyo el propio.

—Louis, te entiendo, pero…

—No quiero que se vaya, no quiero perderlo. ¡No quiero!

Imaginarse lejos de él le provocó a todo su organismo un desestabilizante mareo, mismo que repercutió en su estómago; trayéndole a éste, molestas náuseas.

—No puedes hacer nada, solo consolarlo.

—¡No! Un maldito consuelo no basta, y lo sabes. Sabes que esa mierda no es suficiente, no cuando estás tan cerca— sus manos abandonaron su rostro para dirigirlas a su cabello. Inmediatamente después, enredó los dedos a través de toda la extensión de este ―. Harry merecía más.

—Acepto el hecho que merecía más, pero no el de “estaba tan cerca”. No, hijo. Harry nunca estuvo cerca.

—No seas cruel— pidió con pesar.

—William, es la verdad. Harry solo pudo presentar tres buenos programas durante todo el torneo, los demás fueron realmente malos.

—No… él es un gran patinador. ¡Le tenía miedo!

—No digo lo contrario.

—Mi mente gritaba que Harry me quitaría la medalla.

—Pero bajó su nivel — Mark se mantuvo reacio en su forma de pensar, ya que las pasadas presentaciones del estadounidense no daban tregua a su estricta postura como entrenador—. Y lo bajó aún más porque no tuvo a una persona que lo supiera guiar.

—Nunca ha tenido a nadie… y ahora se irá.— Su cuerpo empezó a mecerse de atrás hacia adelante, con la agonía al tope sobre su pecho, esa que dolía por cada golpeteo de su acelerado corazón.— No puede irse… Harry debe estar conmigo, Harry es mío, sí él se va de mi lado créeme que voy a morir.

—A ver… Ese chico no es ningún perrito para que digas que es tuyo – le reprendió con algo de autoridad—. En todo caso, es tu novio, la persona con la cual quieres compartir tu vida y complementar tu felicidad. No confundas el amor, Louis, o de lo contrario comenzaré a preocuparme por esos indicios… a preocuparme que dependas emocionalmente de ese chico.

Sobre Hielo [ Larry stylinson] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora