La puerta principal de aquella sencilla casa se abrió, permitiendo con dicha acción que los dos hombres se protegieran de la fuerte nevada que producía la intemperie de una gélida Selby. La tibieza del ambiente los cobijó por completo, llevándolos a caer en las sensaciones de la buena relajación.
Niall, al ser el anfitrión de esa pequeña pero importante reunión, fue el primero en adentrarse al interior de la sala, seguido por Lewis, a quien el drástico cambio de clima lo tenía preso en la agonía de una pronta hipotermia.
—Extraño el calor de mis bellos Ángeles —expresó Lewis, siendo atacado por una mórbida cantidad de espasmos sobre su cuerpo.
—No seas dramático— habló despreocupado, restándole importancia al estado de su casi congelado amigo—. Acá está tibio.
—Dramático?, ¿Tibio?
—Sí. Eres un exagerado ―reiteró—. Pero como soy una excelente persona, encenderé la calefacción para que no quedes tieso.
—Eres muy amable —escupió como sarcasmo mientras tomaba asiento en uno de esos amaderados sillones que, con su estilo rupestre, le daban un toque peculiar al entorno.
Niall dejó manualmente que el calor sintético imperara en ese frío sitio; y de ese modo, brindó todas las comodidades a quien sería el conducto perfecto para alcanzar su propósito. Luego, imitó la acción de su acompañante al sentarse justo a su lado, ganándose con ello una mirada atenta, como si a través de tal observación quisiera transmitirle o preguntarle algo.
Actitud que Niall comprendió de inmediato.
—Si lo que quieres saber es si Amelia está en la casa… la respuesta es no. Ella aún sigue en el supermercado. Sale a las tres.
Un soplo de decepción salió de su boca al ser receptor de una noticia tan precaria en cuanto a las emociones que una ilusión podría provocar. Si bien, el motivo de su visita no era la dama; la esperanza de extasiarse con su belleza nunca abandonó sus enamorados sentimientos.
—Que triste…
—Lewis, concéntrate, ¿quieres? — murmuró con fastidio mientras se ponía de pie, trazando sus pasos hacia el pasillo que conectaba a su respectiva recámara.
—¿Qué haces? —indagó el hombre un tanto curioso por aquellas repentinas acciones.
—Voy por un café —contestó casual.
—¿A tu habitación?
—Sí. ¿Algún problema?
La boca del mayor se abrió, mostrando por medio de ese mohín un evidente asombro. No obstante, prefirió ignorar tales afecciones del hombre, que mediante un par de ruidosos pasos, había hecho ingreso a su recámara .
<<Psicópata>>, pensó para sí mismo.
—¡¿Tú quieres uno?! —preguntó desde el interior.
Con uno de sus dátiles, Lewis rascó en reiteradas ocasiones una de sus cejas. Una leve fricción que tenía como objetivo destensar un poco sus facciones de la rara situación que en cuyos momentos se encontraba viviendo. Después, el dedo índice se encargó de acomodar sobre el tabique de su nariz aquellos grandes lentes que resguardaban del problema visual a sus bonitas orbes. Respiró un par de veces más, y con el firme pensamiento de que su cuerpo ciertamente necesitaba un poco de calor, decidió aceptar ese peculiar y caliente líquido.
—Claro, Ni. Sólo ponle azúcar en vez de detergente.
—¡No me tientes!
En el transcurso de cinco minutos, el rubio hizo su regreso con dos tazas de humeante café. Una vez cruzado el ya cálido corredor sonrió con calma al mismo tiempo que hacía entrega del caliente recipiente de cristal, al hombre que observaba con bastante atención sus movimientos.
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Sobre Hielo [ Larry stylinson]
Fanfic"Desde su adolescencia, Harry ha estado secretamente enamorado de Louis, un exitoso patinador profesional. Inspirado por este amor de juventud, decide seguir sus pasos en el mundo del patinaje artístico, sin imaginar lo que pasaría después. A medi...