La primavera de una cálida Londres se palpó de manera grata a través de los poros de su blanca piel. El cantar de unos alegres pájaros hicieron la mancuerna perfecta con el sonido de una fresca brisa azotando levemente las hojas de los árboles que permanecían en la estancia. La intemperie fue su mejor compañera; por lo que se dedicó a disfrutar los pequeños rayos ultravioleta que de un despejado cielo descendían, a la vez que sus ojos cerrados evitaron que la tenue luz del mismo lo golpease directo en la cara, ya que ese molesto resplandor acabaría con el parsimonioso descanso que aquel aledaño y hermoso lago le brindaba. Ese inhóspito lugar que durante tanto tiempo le sirvió como canal para dejar ir todas las penas que a su vida llegaban; primero la pérdida de su padre, luego la de sus dos medallas. Pero ahora ese solitario estanque era solamente un sitio que le brindaba a su organismo un deje de paz.
El tronco de madera en el cual permanecía apoyada su espalda fue testigo de una presencia calmada que habitaba en el paisaje. El silencio proveniente de ese chico no daba cabida para otro estado que no fuera el de una tranquilidad absoluta. Sin embargo, nada era lo que su exterior aparentaba, siendo su interior el verdadero infierno en forma de una absurda ilusión cada vez más cerca a incinerarse.
Tres días habían transcurrido desde su viaje a Minnesota, y ni una sola llamada o tan siquiera un corto mensaje por parte de quien consideraba su ángel de hielo. Y es que el nombre no hacía otra cosa que encajar a la perfección con aquella persona tan fría de alma, tan de escaso sentimientos. No podría describirlo de otra manera que no fuese la de una persona donde el perdón era nulo en su vocabulario.
En un punto de las pasadas horas, Louis no perdió el optimismo de que Harry se comunicaría con él. Su corazón siempre derramó un destello de esperanza, esa que lo motivaba a seguir creyendo en un amor que su cerebro segundo a segundo le repetía que había muerto. No obstante, la necedad le ganaba a la cordura llevándolo a construir la fantasía de un juntos por siempre, aún sabiendo que nada de eso ocurriría.
—No todos los finales son felices, Louis —susurro para sí mismo tomando del verde pasto aquella gruesa libreta que segundos atrás allí había posicionado—. Así que tú mismo debes buscar tu final feliz en otro lugar... Lejos de todo lo que te lo recuerde — hizo una dolorosa pausa intentando coger algo de fortaleza para no romperse en millones de mojados fragmentos—. Aunque no puedas afrontar una vida sin él.
Sus delicados dátiles abrieron la pasta que resguardaba aquellas rayadas hojas de papel y, con ágiles movimientos, llegaron hasta la página que contenía un par de letras al azar escritas desde lo más profundo de su espíritu. En la misma línea recta se encontraba su bolígrafo negro, mismo que cogió de inmediato para empezar nuevamente a trazar con su tinta las palabras que, estaba seguro, sanarían su herida por completo.
Dolor.
reproche.
Aceptación.
Y de nuevo, dolor.
Su muñeca se movía al son que indicaba el cerebro, siendo este el intermediario para que su doliente corazón no se despedazara por completo...
Aunque de antemano supo que en cualquier momento pasaría.
No iba a resistir, se dio cuenta en el instante que sus ojos se llenaron de un salado linfa transparente, cuando esas plasmadas expresiones se mezclaron tan bien con la realidad...con su realidad. Y le dolían porque eran ciertas. Cada palabra escrita fue hecha a raíz de su amargo tormento.
Vertió su alma en cada trasiego manual, siendo ese caudal de lágrimas quienes lo ayudaron a aliviar el estrangulamiento tan grande que un celeste recuerdo le causaba. El ceño se fruncía en señal de frustración, mientras que las letras parecían fluir por sí solas y exhibir mediante ellas, la amalgama de sentimientos habitando en su interior.
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Sobre Hielo [ Larry stylinson]
Fiksi Penggemar"Desde su adolescencia, Harry ha estado secretamente enamorado de Louis, un exitoso patinador profesional. Inspirado por este amor de juventud, decide seguir sus pasos en el mundo del patinaje artístico, sin imaginar lo que pasaría después. A medi...