Matrimonio Forzado | Jihan

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Nunca imaginé escuchar la palabra "divorcio" en relación con mis padres. Mi aire se fue por unos minutos y mi vista se perdió en el tiempo. ¿Cómo debía sentirme? Sabía que mi papá no era el mejor, y mucho menos después de enterarme de que engañó a mi madre, pero ¿un divorcio? Me sentía abrumado por la situación.

No podía mirar a mi madre, sabía que ella era aún más vulnerable que yo. Decidí mantenerme fuerte por ella. Sonreí y tomé su mano; no quería discutir algo que ella había decidido, además, con la boda a punto de celebrarse, necesitaba todo el apoyo posible. Regresamos a la habitación donde ya habían peinado a Eunchae. Tomé asiento mientras comenzaban a peinar y maquillar a Seokmin.

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—Una más — dijo Jungkook mientras nos tomaba fotos —Ahora el padrino y la dama de Joshua.

Habíamos llegado horas atrás y este día resultó un poco más agotador que el anterior, aunque no me sentía tan mal hoy.

Con el padrino y mi dama recreamos algunas escenas y poses similares. Más tarde, fue el turno de Jeonghan y sus padrinos.

Mi madre y Yeji decidieron darle un toque temático a esta última sesión, así que optamos por un estilo vintage de los años 50. Jeonghan llevaba unos pantalones ajustados de color negro y una camiseta del mismo tono, casi como John Travolta en Grease. Yo vestía unos pantalones cortos rojos, zapatos de charol y una camisa blanca con lunares rojos en el cuello. Sin duda, esta última sesión fue muy divertida. Aunque no habláramos mucho entre toma y toma, sabía que nuestra relación ya no era incómoda en público; habíamos aprendido a manejar la situación, es decir, fingir que éramos algo más. Para nuestros padres, la imagen lo es todo, y ahora con la boda éramos uno de los temas más comentados en la sociedad y en los negocios.

Sí, mi "feliz matrimonio" se basaba en actuar, una palabra sencilla pero a la vez complicada.

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—No estoy listo... No — dije. Hoy era el "Gran día". Estaba camino a la iglesia con un hermoso traje de novio, pero realmente no me sentía listo para casarme. Tenía 18 años; nadie nace listo para casarse a esta edad.

—Tú puedes, hijo. Solo son nervios — trató de tranquilizarme mi madre.

—No puedo mamá, es que en realidad... No quiero — dije al borde de las lágrimas.

—No llores, debes estar feliz.

—Resulta que no lo estoy.

De repente, el carro se detuvo. Miré hacia afuera y vi a la gente entrando a la iglesia.

Maldición, ya no puedo echarme para atrás; di mi palabra.

Mi madre bajó del carro y yo seguí su ejemplo. Tomé una bocanada de aire y me aferré al ramo de rosas en mis manos.

Mi padre me estaba esperando en la puerta; mi madre se adelantó junto con Eunchae y Seokmin caminando justo delante de mí. Comenzaron a avanzar cuando el encargado de la entrada me indicó que aún no pasara. Mi amigo llegó al altar colocándose a un lado, entonces la marcha nupcial comenzó a sonar por todo el lugar. Juro que mi estómago se revolvió en ese instante y sentí náuseas mientras caminaba hacia el altar con todas las miradas puestas en mí y los flashes de las cámaras...