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Me desperté temprano y me tomé la molestia de avisar a los chicos que no los acompañaríamos esta tarde a la ciudad, ya que teníamos otros planes. Hablé por Alex y por mí.

—Despierta —le dije dulcemente mientras tocaba su nariz—. Es hora de levantarse.

Había pedido el desayuno al cuarto, y como este contaba con una pequeña mesita, decidí desayunar aquí. Trataría de hacer lo correcto al menos un día en mi vida.

—¿Qué quieres? —me miró con muy mala cara por haberlo despertado.

—Vamos a desayunar, he pedido demasiadas cosas —hablé con una sonrisa entusiasta.

Él se levantó junto conmigo y caminamos hacia aquella mesa.

—¿A qué se debe todo esto? Tu cumpleaños es hasta dentro de una semana y el mío pasó hace poco.

—Lo sé, pero no necesito un motivo especial para "prepararle" el desayuno a mi lindo esposo —dije haciendo comillas con los dedos.

—Esto comienza a asustarme.

Lo que me había propuesto hacer la noche anterior era recordar las cosas por las que me enamoré de él en primer lugar. Disfrutamos de un muy lindo desayuno; fue realmente agradable. Le conté algunos de los planes para hoy y él quedó fascinada al saber que iríamos a algunos museos. A él le gusta mucho visitarlos, así que opté por esos lugares.

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—Llamó Jeonghan esta mañana —dijo Seokmin mientras se sentaba detrás de mí.

Yo me encontraba buscando unos tenis cómodos para completar mi atuendo.

—¿Qué dijo? ¿Por qué no me lo pasaste?

—Porque lo que me dijo fue rápido y posiblemente esperaba no decírtelo él mismo.

—¿De qué hablas?

Me puse serio y lo miré a través del espejo.

—Dijo que ni él ni Alex nos acompañarían hoy. Fui demasiado entrometido para preguntarle el porqué de su decisión y su respuesta posiblemente no te guste.

—¡Habla! —le pedí.

—Me dijo que lo único que quería hacer hoy es estar con su...

—¿Con su qué? —grité.

—Con su esposo.

La noticia me cayó como un balde de agua helada. Me senté en mi cama con la vista perdida y di un gran suspiro.

—Amigo, yo...

—Vete —la interrumpí.

—Pero...

—¡Que te vayas! —grité.

Mi amigo se dio media vuelta y se fue. Tomé aire y luego lo solté. Agarré mi teléfono y marqué el número de la única persona que me entendería en este mundo.

—¿Hola? —contestaron del otro lado de la línea.

—¿Se encuentra Dylan? —pregunté.

—¿Quién habla?

—Joshua, su amigo.

La chica que me contestó tardó unos segundos y luego me comunicó con Dylan.

—¿Quién me contestó el teléfono? —pregunté pícaramente—. Exijo una respuesta.

—Bueno, he olvidado a mi ex, ¿qué puedo decirte? Pero dudo que me hayas llamado solo para ver quién contestó mi teléfono. ¿Está todo bien acaso? ¿A qué se debe tu llamada?

—Bueno —suspiré—. ¿Qué probabilidad hay de que vengas a Inglaterra lo más rápido posible?

—Depende de la situación, ¿cuánto tiempo?

—Solo una semana, en serio necesito tu apoyo.

—¿Ya está llegando?

—Revisa tu correo —dije emocionado al saber que aceptaba.

—¿Es en dos horas? —gritó sorprendido.

—Te veo esta noche, amor —dije burlonamente.

Colgué el teléfono; ahora me sentía mucho mejor. No sabía qué juego estaba jugando Jeonghan, pero sea cual sea, le enseñaré que yo también puedo jugarlo y sabrá que no estoy solo si sigue pensando eso.

Me disculpé con los chicos por no poder acompañarlos esta tarde en el centro comercial, pero prometí una cena esta noche cocinada por mí junto a una muy buena noticia. Sería el momento perfecto.

Matrimonio Forzado | JihanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora