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—Esto está mal —dije al sentir húmedos besos en mi cuello.

—No, señor, no está mal —respondió ella.

—Estoy casado —le recordé.

Ella siguió adelante. No sé en qué momento intentó besarme los labios, pero en el momento justo me aparté.

—No puedo —le dije mientras la tomaba por los hombros y salía de la habitación con mi maletín.

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—Te quedarás en casa conmigo, puedes usar la habitación de invitados —le dije a Mingyu una vez llegamos a Corea —Voy a llamar a Seokmin para ver dónde está. Él no sabe que hemos llegado, ni mucho menos que estás aquí.

—Está bien —respondió él brevemente.

Mingyu subió a la habitación que le había asignado y yo tomé mi celular para llamar al contacto de Seokmin. Después de varios intentos, finalmente contestó.

—¿Joshua? —dijo al teléfono.

—Seokmin, ¿dónde estás? —pregunté.

—En mi departamento, ¿por qué? —respondió él.

—Iré para allá, no salgas —le pedí.

—¿Estás en Corea? —preguntó sorprendida antes de que colgara para no perder más tiempo.

—¡Mingyu! —lo llamé desde las escaleras —Nos vamos — anuncié con éxito al verlo salir de la habitación y bajar.

—Estoy listo.

Conduje hasta llegar al edificio donde estaba el departamento de Seokmin. Toqué el timbre y por el intercomunicador escuché a lo preguntar quién era.

—Soy Joshua —respondí.

—¿En serio estás aquí? Pensé que era una broma de mal gusto.

—Sí, ¿puedes abrirme? —le pedí amablemente.

—Listo.

La puerta se abrió y entré seguida de Mingyu.

—Abriré la puerta, le diré algo como 'traje a alguien' y luego entrarás tú. Explicaré lo que pienso y los dejaré solos para que arreglen las cosas. Mientras tanto, iré a ver a mi madre. Si Seokmin te echa cuando no esté, llámame y vendré enseguida a buscarte. ¿Está claro el plan? —expliqué detalladamente.

—Sí, todo perfecto —respondió él con un suspiro.

—¿Estás nervioso? —bromeé un poco.

Me acerqué a la puerta y toqué dos veces. Seokmin salió y me abrazó fuertemente, como si hubiera necesitado ese abrazo durante mucho tiempo. Cuando vio a Mingyu, se separó de mí y lo miró fijamente.

—¿Qué haces aquí? —preguntó indiferente.

—He venido a hablar contigo —respondió.

—¿Sobre qué? —cuestionó con la cabeza gacha.

—Puedes hablar con nosotros —intervine para facilitar la conversación.

—Déjame hablar con él —dijo Seokmin mirando hacia mí.

—Bien, los dejaré solos. Volveré en cuanto me avises —les informé antes de retirarme.

Fui a mi carro y un poco más tranquilo conduje a casa de mis padres. Toqué la puerta y la sorpresa fue tan grata al ver quién la abrió, sí, noten mi sarcasmo.

—¿A quién busca? —habló la bastarda.

—A mis padres.

Empujé la puerta y caminé hacia mi casa.

Recuerda, Joshua, ten modales.

—¿Dónde está mi madre?

—Mamá salió, pero mi papá está en su oficina.

—¿Mamá? —¿acaso esta bastarda ha llamado "mamá" a MI mamá?

—¿Acaso no te lo dijo Lia?

—¿Decirme qué?

—Habló conmigo, se dio cuenta de que yo no tuve la culpa de las estupideces que hicieron mis padres. Me aceptó como una "hija" aunque se hayan divorciado. Dice que no tiene a nadie como yo después de que tú te fuiste.

¡Maldita perra! Me está quitando a mi familia. ¡Tranquilo, Joshua, tus padres te aman!

Caminé hacia la oficina de mi padre sin importarme dejar a Eunchae ahí. En estos momentos, si la tuviera más tiempo enfrente, juro que la golpearía.

—Deberías enseñarle modales a tu hija —hablé en la puerta de la oficina.

Mi padre, al notar mi presencia, se levantó de su asiento y caminó hacia mí esperando un abrazo. Yo no olvido lo que me hizo. Mejor solo le di la mano.

—¿Cómo has estado?

Matrimonio Forzado | JihanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora