⇝2-II ღ

51 5 0
                                    

El ambiente era bueno, al igual que la música. Me encontraba con mis compañeros de trabajo y algunas personas más conversando. Seokmin se había perdido en la fiesta hace mucho, pero no me preocupé.

Decidí acercarme a la barra para pedir un trago más. Estaba en mis perfectos cinco sentidos.

—¡Vaya!, ¡vaya!, ¡vaya!... Pero si es el mismísimo Joshua Hong —escuché una voz detrás de mí.

Esa voz, que había dejado de escuchar hace tiempo, era inolvidable. Seamos sinceros, ¿quién puede olvidarla? Volteé mi rostro hacia la dirección de la voz y lo vi. Hoy, en especial, se veía guapísimo; hacía mucho tiempo que no lo veía.

—¡Jeonghan! —lo abracé amistosamente—. ¿Cómo has estado? Bueno, creo que bien.

—Sí, igual tú. ¿Cómo te va en tu "sueño"? —dijo mientras hacía comillas en el aire.

—Demasiado bien. Oye... gracias por querer trabajar en mi parte de la empresa.

—No es nada; me gusta eso.

—Y gastar —susurré para mí—. Sí, mi padre me hace llegar mi pago.

El chico de la barra me pasó mi vaso y, cuando me voltee, vi que Jeonghan se estaba... Tragando; no, no se besaban, se tragaban. Carraspeé un poco; era tan incómodo eso. Se separaron y el castaño volteó hacia mí. Jeonghan claramente prefiere rubios.

—Eh... Shua, él es Alexander, mi novio —me presentó con el chico—. Alex, él es Joshua, un viejo amigo.

Ambos nos dimos la mano.

Sí, ignoraré que me dijo "amigo" y no "exesposo".

—¡Ay! Al fin Jeonghan consiguió a alguien que aguante sus ronquidos —comenté.

—¿Lo has escuchado dormir? —respondió él sorprendido y un poco risueño.

—Claro, como él dijo, somos viejos amigos, ¿verdad? —lo miré.

—Sí, amigos —respondió.

—Me tengo que ir a buscar a un amigo que está en algún lado de la fiesta —le di un beso amistoso en la mejilla a Alexander y repetí el gesto con Jeonghan —Nos vemos, exesposo —reí al susurrarle eso al oído y salí con mi bebida en mano, sin rumbo fijo, solo buscando a Seokmin.

Estuve un rato hablando con algunos chicos y modelos, hasta que finalmente encontré a Seok. Para ese entonces, ya eran altas horas de la noche, así que ambos decidimos que era momento de irnos a casa.

(...)

—¡Noooo! No puedo creerlo. ¿En serio? ¿Dijo eso? —preguntó Seokmin después de que le conté sobre el pequeño incidente de ayer.

—Sí, lo peor fue cuando le dije "exesposo". Debiste ver su cara; juro que quería morir de la risa —reí mientras le daba un mordisco a mi desayuno.

—¿Qué harás esta noche?

—Trabajar.

—¡Aburridooo! —canturreó.

—Es algo que deberías aprender a hacer —reí.

—Con el tiempo, amigo, con el tiempo.

—Esta tarde trabajaré con Mariana en mi línea. Me faltan tres diseños para completar mi última colección. Después de eso, tendré que preocuparme por encontrar un lugar para hacer mi primer desfile: modelos, publicidad... ya sabes, esas cosas.

—Estoy orgulloso de ti —habló mi amigo, haciéndome sonreír.

Terminamos el desayuno y ambos nos pusimos a hacer lo que normalmente hacíamos: yo, trabajando en mis diseños, y él, gastando dinero en tiendas.

Llegué a las oficinas y fui directo a la mía. Allí me estaba esperando Miranda. Entramos juntos a mi despacho para hablar.

—Se ha contactado conmigo un tal Alexander Smith —puse los ojos en blanco al escuchar su nombre —Ha escuchado hablar de ti y ha pedido ver tus diseños antes. Él es famoso por comprar colecciones enteras —comentó mientras observaba una carpeta.

—Lo pensaré, pero no haremos nada de eso hasta terminar todos los diseños.

Subimos al área de trabajo y comenzamos a trazar algunos diseños; unos eran borradores y otros ya estaban casi listos para la versión final. En esos momentos, recibí una llamada de mi madre.

—¡Hola, mami! —saludé con alegría.

En este tiempo, ya había perdonado a mi padre por todo; habíamos arreglado las cosas.

—Hijo, tu padre cumple cincuenta en una semana. Se te ha mandado la invitación, pero no he recibido respuesta tuya... Hijo, no todos los años se cumplen cincuenta.

—Sí, mamá, lo siento. Le dije a Seokmin que reservara nuestros lugares; debió olvidarlo. Claro que iré.

—Te amo, hijito. ¿Estás ocupado?

—Algo. Te llamo después. ¡Besos!

—¡Besos, amor!

Y colgué la llamada.

Matrimonio Forzado | JihanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora