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—Mamá, no puedo —lloré.

Estábamos en el hospital; al parecer, mi parto se había adelantado algunas semanas al enterarme de la noticia.

—Necesito saber cómo está él —grité desesperado al ver que una enfermera se acercaba peligrosamente a mí con una inyección en la mano.

—Josh, Joshua, mírame —dijo Wonho. —Necesitas calmarte, por tu bebé, por ti y por él. Respira —él tomó aire junto a mí y luego lo exhaló. —Así, relájate. Ahora la enfermera te va a colocar una inyección para prepararte y llevarte al quirófano. ¿Entendido? Haz caso; tu bebé nacerá fuerte, sano y grande, pero para eso primero debes calmarte.

Las siguientes horas no las recuerdo muy bien. Junto a mí en el quirófano estaba mi amigo Seokmin. Al verlo abrir los ojos tan grandes y escuchar a lo lejos el llanto de un bebé, me hizo sentir muy bien. Una enfermera me pasó a mi bebé envuelto en una manta.

—Felicidades, ha sido una hermosa niña —dijo mientras la colocaba en mis manos.

Era tan pequeña y frágil, tan linda. No pude evitar llorar de alegría al saber que la espera había terminado al fin y que estaba en mis brazos. Era muy pequeña aún, pero sabía que tendría la misma nariz que su padre. Pasé mi dedo por su mejilla y sonrió levemente; ahora sabía que también tendría su sonrisa.

—Es hermosa —dije mientras miraba a mi amigo.

—Lo sé —respondió sonriéndome.

Seok nos tomó una foto y la enfermera se llevó a mi bebé para hacerle algunos estudios, esos que se les hacen a los recién nacidos. Mis ojos estaban cansados, así que los cerré para dormir un momento.

Al abrir los ojos, lo primero que noté fue que ya me encontraba en una habitación del hospital. Se suponía que mi bebé debería estar junto a mi cama, pero noté que alguien la cargaba. Alcé la mirada y vi a... ¿Minghao? En serio, eran demasiadas sorpresas para hoy.

—Suelta a mi bebé —dije con muy pocas fuerzas —¿Qué? "Perdone" a Wonho, no a él —hizo caso a lo que le había dicho y dejó a mi bebé en la cuna antes de caminar hacia Wonho.

—Lo siento —le dije más a él que a Minghao.

—Amor, es una preciosa niña —habló mi mamá.

—Lo sé; creo que habrá que remodelar su habitación y cambiar su nombre.

—¿Has pensado en alguno? —preguntó mi madre mientras apartaba algunos cabellos de mi cara.

—Es algo que dejaré para Jeonghan. ¿Ya lo encontraron? —pregunté.

Mi madre no me dio respuesta alguna; solo me miró.

—Dime por favor.

La puerta se abrió, dejando ver a mi padre, quien se acercó a mí y depositó un beso en mi frente.

—Mi niño ya es todo un hombre.

—Papá, ¿saben algo de Jeonghan? Mi madre no quiere decirme nada, pero necesito saber de él; lo necesito a él.

Mi padre me miró seriamente y tomó mis hombros.

—Lo siguen buscando, hijo —me dio otro beso en la frente y se fue.

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—Sus signos vitales regresan.

—Es un milagro; inhaló demasiado humo.

Escuchaba voces lejanas.

—¿Señor? ¿Puede escucharme? ¿Señor Yoon? ¿Se encuentra bien?

Poco a poco intenté abrir mis pesados ojos; lo primero que vi fueron unos paramédicos.

—Está bien, pero hay que llevarlo al hospital ¡ya! —dijo una de las paramédicas.

La camilla en la que me encontraba comenzó a moverse y reconocí que estaba dentro de una ambulancia. La sirena sonaba y eso me daba más sueño; cerré los ojos de nuevo.

—¡Lo perdemos! Vayan más rápido.

Y nuevamente las voces eran algo lejanas e incomprensibles.

Matrimonio Forzado | JihanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora