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Todo en la cena había salido perfecto; nadie sospechaba nada y, para mí, eso era mucho mejor. No crucé palabra alguna con Jeonghan, y fue tan difícil no acercarme a él y besarlo. Se le veía tan feliz al lado de su esposo, aunque eso es raro, porque hace días decía que no lo soportaba. Todo esto me daba dolor de cabeza.

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La semana en Londres había pasado más rápido de lo que podría imaginar. Junto a los chicos, estábamos de nuevo en la ciudad, llevando nuestras vidas adelante.

Me reporté urgentemente en la oficina, ya que la había descuidado demasiado. Al llegar, el papeleo se hizo notar en mi escritorio; había nuevos posibles compradores y tal vez locaciones nuevas. Tenía que agendar citas, atender y hacer llamadas. Una de ellas fue de mi padre, quien me sorprendió al llamar.

-¿Puedes explicarme de lo que me han contado? Solo espero que sea un chisme -dijo.

-¿De qué hablas, padre?

-De invertir en la idea de un chico.

-Es cierto, padre; eso traería ganancias a la empresa.

-Jeonghan, dile que no puedes, que tus superiores te han negado el acceso a la cuenta para hacer eso. Que se consiga otro chivo expiatorio.

-Pero padre...

-Nada, Jeonghan. Ya te he dicho -respondió antes de colgarme.

Ahora debía ser extremadamente cauteloso al decirle a Mark que no apoyaríamos su idea; temía demasiado su reacción, ya que él puede ser impulsivo.

Después de una larga jornada de trabajo, decidí ir a casa, donde me esperaba mi esposo. Durante nuestra visita a Londres decidimos intentar dormir juntos en la misma habitación; así que hoy comenzaría nuestra verdadera vida como matrimonio.

-Hola -dijo mientras me recibía con un pequeño beso.

-Hola, ¿cómo han estado hoy? -pregunté tocando su ya abultado abdomen.

-Demasiado bien diría yo -rió-. Casi nunca da batalla; me agrada demasiado.

Me coloqué mi pijama y me fui a la cama, donde ya se encontraba recostado Alex.

-¿Qué tal tu día? -pregunté al recostarme.

-Normal; tomé el sol un rato y vi televisión casi toda la tarde.

-Eso suena muy agotador -dije sarcásticamente.

-Mañana tengo cita con el doctor. ¿Te gustaría acompañarme? Llevo cuatro meses y no has ido a ninguna.

-Me encantaría.

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-Amigo, tu panza comienza a crecer -dijo Seokmin.

-Lo sé; llevo apenas tres meses y no soporto ver que la ropa no me queda -respondí.

-Sigues hermoso -comentó Dylan.

En este medio mes que acababa de concluir había cumplido mi cuarto mes de gestación; mi pancita comenzaba a crecer y mi amor por este hermoso ser crecía cada día más. Me agradaba saber que aquel bebé era de Jeonghan, aunque él no pudiera estar conmigo por obvias razones. Su esposo y futuro padre de su hijo tenía cinco meses ahora; su embarazo era un mes mayor que el mío.

He perdido el contacto con mis padres y espero que no se hayan enterado aún de que serán abuelos. No tengo cara para hablarles y decirles lo que ocurrió, aunque sé que ellos me aceptarían. Dylan ha aceptado mudarse con nosotros y su compañía me hacía demasiado bien.

• ────── ✾ ────── •

-¿Estás seguro de que no volverás hasta esta noche? -preguntó Alex.

-No te preocupes, amor; llegaré temprano pero por la noche -respondí.

-Te estaré esperando aquí.

-Señor, en el teléfono se encuentra la señorita Eun...

-Sí, Rose; yo atenderé. Gracias -hablé rápidamente-. Creo que es tu oportunidad para que te vayas -le di un corto beso en los labios.

Ahora tenía un desayuno con los mayores inversionistas de la empresa y algunas propuestas para exponer. Esta mañana también estaría mi padre y el padre de Joshua.

Matrimonio Forzado | JihanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora