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Bajé al comedor y tomé un jugo rápido; tenía la impresión de haber olvidado algo, y mi mente me llevó a la sala, donde estaba Alex. Al entrar, entró en pánico, ya que colgó la llamada de inmediato.

—¿Quién vendrá en veinte? —pregunté.

—¡Amor! Creí que ya te ibas. Ya sabes, una vieja amiga que ha conseguido mi dirección y quiere verme. Éramos tan buenos amigos en la universidad —dijo con un suspiro. Me despedí nuevamente de él con un corto beso.

Salí de mi casa y tomé mi auto; conduje hasta el restaurante que estaba a unos treinta minutos de distancia. Con el tiempo de anticipación que había tomado por el tráfico, llegaría más que a tiempo. Miré al asiento del copiloto y, al no ver mi portafolio, entré en pánico. Estacioné a la orilla de la calle y busqué en la parte de atrás de mi auto. No estaba en ningún lado. Ya llevaba más de la mitad del camino y había perdido algunos minutos buscando, pero sin él nunca podré exponer las ideas en el desayuno y seré un fracaso. ¡Soy un estúpido!

Subí de nuevo a mi vehículo y tomé el retorno; conduje esta vez más rápido hacia mi casa. No tenía previsto esto; ahora me tomaría más tiempo llegar de lo pensado. Venía haciendo memoria en mi auto: ¿dónde había dejado mi portafolio? Luego recordé que fue en la habitación, exactamente en el sillón que hay ahí. Llegué después de quince minutos.

—Señor, ¿qué hace aquí tan rápido? —parecía sorprendida Ester, la ama de llaves.

—He olvidado mi portafolio. ¿Está mi esposo?

—Sí, pero creo que no quiere que lo interrumpan.

—No lo haré; subiré y me iré.

—Señor...

Trató de detenerme, pero en serio me importaba mucho este trabajo; mi esposo entendería. Subí las escaleras de mi casa en dirección a mi habitación y entré en esta. No puedo describir lo impactante que era.

—Amor, llegaste antes —habló Alexander sorprendido.

—¿Qué significa esto, Alexander? —dije furioso, tratando de no perder la calma.

—Puedo explicarlo.

—¡No le veo ninguna explicación a esto! —grité—. ¿Quién es ella? ¿De qué se trata todo esto? ¿Por qué estás así? Lo único que necesitaba en esos momentos eran respuestas; respuestas que solo él tenía que darme.

—Jeonghan, entiende que lo hice por ti.

—¿Esto lo hiciste por mí? —dije con desprecio—. ¡Salte de mi habitación y déjame con mi esposo! —grité a la chica que estaba sentada en la cama.

—Puedo explicarlo.

—¿Explicar qué? ¿Que mentiste? ¿Que todo había sido una farsa? ¿Que me engañaste y me separaste de la persona que posiblemente sea el amor de mi vida? —grité—. ¡Explícalo porque yo no le veo razón alguna! —exigí entre gritos, notando cómo él se ponía nervioso y cómo las lágrimas comenzaban a salir de sus ojos.

—Todo ocurrió hace unos meses —comenzó; quiso tocar mi hombro, pero me alejé al otro lado de la habitación—. Ya habíamos hablado de matrimonio y de formar una familia juntos —tragó pesadamente saliva—. Me enteré de que era estéril; nunca podría darte eso que ya comenzabas a soñar. Después fuimos al campamento por el cumpleaños de aquel señor y mi temor comenzó cuando Eunchae me dijo que los vio en el lago juntos: a ti y a Joshua, demasiado juntos como para ser solo "buenos amigos". Mis miedos comenzaron a aumentar con los días, así que decidí llegar al extremo y fingir esto: fingir mi embarazo. Zara es una chica que conocí hace mucho en la universidad y ahora se dedicaba a hacer los maquillajes de algunas películas; pudo hacerme fácilmente una panza muy realista de embarazado y cambiármela constantemente. El doctor aceptó un buen dinero por reproducir ultrasonidos según mi gestación —hizo silencio—. Jeonghan, quiero que sepas que todo esto lo hice únicamente por ti, por amor, porque te amo.

Matrimonio Forzado | JihanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora