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—¿De qué hablas? —preguntó mientras sonreía.

—Quería proponerte que nos diéramos una oportunidad.

—Lo hacemos, de eso quedamos hace mucho tiempo, darnos la oportunidad de conocernos…

—No me refiero a ese tipo de oportunidad, sino a ser una pareja, claro, ser novios.

—¿Me estás pidiendo ser tu novio?

—Sí.

Hubo silencio. Nuestras miradas se encontraron y él se acercó lentamente a mí, y me besó.

—¿Eso es un sí?

—Sí.

Tomé su mano y juntos entramos a la fiesta. Saludamos a algunas personas; estaba tan feliz por la respuesta de Joshua que no quería soltarlo ni un minuto.

El ambiente de la música en vivo hizo que muchos inversionistas fueran con sus parejas a la pista.

—¿Quieres bailar? —pregunté.

—Claro —aceptó. —Jeonghan… ¿Puedo darte un beso?

—Sí, y no tienes que preguntar si quieres uno.

Rió algo tímido y, mientras veía que sus mejillas tomaban color, me besó lentamente.

Caminamos hacia la pista y comenzamos a bailar. Era algo movido, así que era perfecto.

—Buenas noches —habló Ryan desde la tarima—. Oficialmente, diez segundos para el año nuevo.

Todos tenían copas en sus manos y nos pasaron unas a nosotros también.

—Cinco —comenzó la cuenta regresiva.

—Cuatro.

—Tres.

—Dos.

—Uno.

—¡Feliz año nuevo! —gritaron todos.

Los inversionistas dieron el beso de medianoche al igual que yo se lo di a Joshua.

—Por un año juntos —alcé mi copa.

—Por uno juntos —chocó su copa con la mía y ambos bebimos.

Esa noche llegamos a casa ya un poco tarde; estaba realmente cansado.

—¿Duermes conmigo? —preguntó Joshua.

—Claro.

Fuimos a su habitación. Juro que lo único que quería era dormir.

Al despertar, pude encontrarme con la mejor vista: Joshua aún durmiendo. Pasé mi mano por su cabello, acomodándolo un poco; se veía tan callado y relajado. Se removió en su lugar y dejé de hacerlo para no despertarlo.

Bajé a la cocina, quería impresionarlo con el desayuno en la cama. Al entrar, me encontré con Mingi.

—¿Qué haces aquí? ¿Acaso hoy no es tu día de descanso?

—Es para los que tienen familia con quien celebrar su primer día del año. Yo estoy mejor aquí, contigo —hizo una pausa y se acercó a mí.

—Sí, sobre eso, a mi esposo no le agradará nada que te me insinúes.

—No me importa lo que los demás piensen de mí. Si no lo quiero creer, no lo soy.

—Bueno, debo preparar el desayuno.

La hice a un lado y comencé a preparar algo rico… Ok, preparé lo único que sé hacer: sándwiches. Abrí el jugo de naranja y vertí un poco en un vaso. Coloqué todo en una bandeja y subí a la habitación.

Dejé la bandeja en la mesa y me recosté en la cama. Lo abracé y él gruñó.

—Despierta.

—No.

—Anda, despierta.

—Que no.

Comencé a hacerle cosquillas y se despertó.

—Traje el desayuno.

—Qué cursi.

—Te lo diré, soy romántico.

—Muy cursi.

Lo miré y lo besé intensamente.

—Wow.

Reímos y desayunamos. Hoy iríamos a darles regalos a niños en hospitales, así que estaba emocionado porque lo haría al lado de Joshua. Normalmente, voy una vez cada dos meses a llevarles ropa, juguetes y lo que necesiten. Aparte de la empresa, tengo muchos centros a los que apoyo.

—¿Emocionado?

—¿Por qué? —se quedó pensando un rato—. ¡Claro! El hospital. Sí, sí lo estoy.

—Te presentaré a mis niños.

—Qué lindo de tu parte que hagas esas obras de caridad.

—No todos nacen con suerte.

Matrimonio Forzado | JihanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora