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Hace quince minutos, Joshua se había quedado dormido en la sala. Lo ayudé a subir a su habitación. Decidimos dejar el incómodo tema para hablar después. Tendría que explicarle por qué mi repentina actuación con él y la estúpida broma que hizo Alex, junto a Eunchae, quien al parecer tuvo más que ver en esto de lo que creía.

Caminé un poco por la casa y, al final, decidí ir por un vaso de agua; moría de sed y carecía de sueño. Después de mi pequeña parada, di un paseo por la casa. Una habitación me llamaba la atención, así que caminé hacia ella y la abrí. Era tan linda: las paredes tenían un hermoso color gris con decoraciones en los muebles y marcos de porta-retratos azules. Caminé hacia la pared que contenía fotos; hasta ahora solo había cuatro marcos y cada uno era de las distintas ecografías que se había realizado Joshua. Por debajo de ellas, llevaban una pequeña plaquita en la que se escribía el mes. No pude evitar sonreír ante aquel bonito detalle. La habitación ya estaba demasiado completa: la cuna estaba lista, al igual que algunos muebles que ya contenían ropa; todo era color gris con distintos tonos de azul en juego. Al parecer, todo indicaba que sería un niño lo que iba a tener Joshua.

Tomé el pequeño conejo que estaba en la cuna y lo miré por unos segundos. Tomé asiento en la mecedora que se encontraba a un lado de la cuna y contemplé una foto que en realidad me daba alguna esperanza, aunque también me llenaba de confusión al verla aquí; hablaba de la foto en la que claramente éramos Joshua y yo en nuestra boda hace tres años.

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No recordaba cómo había llegado a mi habitación, pero de alguna manera lo había hecho. Me levanté para ir en busca de Jeonghan; ¿o en realidad todo había sido un sueño? Aún dudaba de mis capacidades para distinguir algunos sueños de la realidad; a veces llegaban a ser tan convincentes que terminaba por ponerme mal al darme cuenta de que solo habían sido sueños. Al no encontrarlo por ningún lado en la planta baja, me entró la preocupación. Subí de nuevo para buscarlo en las habitaciones, aunque fue inútil; no estaba en ninguna de las dos habitaciones de huéspedes. La última opción era el cuarto de Jungwon; sí, ese es el nombre que tenía pensado hasta ahora para el bebé.

Al abrir la puerta, noté que Jeonghan dormía plácidamente en el sillón. Me dio pena levantarlo, pero sabía que si no lo hacía, en parte me culparía por su dolor de cuello. Me acerqué lentamente a él y, con mucho cuidado, quité el conejo que estrujaba entre sus brazos y el portarretrato que tenía en la mano izquierda; sabía que tendría muchas preguntas acerca de eso.

—Jeonghan, despierta —susurré mientras lo movía levemente.

Gimió un poco y se removió en el sillón para luego abrir los ojos y mirar extrañado la habitación, como si no creyera haber pasado la noche ahí.

—Vamos, te invitaré el desayuno —le dije.

Caminé hacia la puerta seguido de él y bajamos hacia la cocina. Aún teníamos demasiadas cosas de qué hablar. Mi maravilloso desayuno consistía en cereal con leche, ya que era lo más práctico para hacer. Le serví un poco y tomé asiento justo enfrente de él. A medida que ambos comenzamos a desayunar sin pronunciar palabra alguna, cruzamos algunas miradas; al ver que ninguno de los dos lo haría, decidí tomar la iniciativa.

—Debemos hablar —dijimos al mismo tiempo.

¡Mierda!

Matrimonio Forzado | JihanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora