Matrimonio Forzado | Jihan

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Me encerré en mi oficina y revisé los permisos; pronto daría una rueda de prensa para anunciar el tan esperado desfile. La prensa tendría que asistir, tengo invitados y las modelos están más que apartadas. Como cada quince días, llegaron mis revistas, así que decidí leer algunas de ellas.

La última fue la más impresionante para mí, ya que tenía un titular difícil de procesar y una imagen algo doliente:

"En exclusiva: todo lo que quieres saber de la boda del año. Tras un matrimonio fugaz, confirma que tal vez este sea el correcto y que no se imagina dando este gran segundo paso con alguien más. ¿Acaso no son adorables? Desde luego que sí. Aunque la pareja sigue buscando fechas, podría ser lo más pronto posible, puesto que esta bella pareja dice encontrarse ansiosa por estar juntos. Por su parte, él afirma que ha sido difícil, pero ha valido la pena, y que le agrada despertar a su lado todos los días. Esto confirma que esta precoz pareja efectivamente vive junta en la residencia del caballero Yoon en L.A. La pareja es tan encantadora y nos dejaron ser la revista que cubriera el tan esperado día; tanto yo como la revista esperamos que este viaje para ellos sea espectacular y el último."

¿Cómo debería sentirme después de leer algo así? Exacto: solo. Me siento muy mal, especialmente porque llegué a pensar que él y yo podríamos formar algo, o al menos pensé que el sentimiento era mutuo.

Me levanté de mi asiento tan rápido que me mareé al hacerlo, así que tuve que sentarme de nuevo. No dejaría que esto me afectara; mi vida está muy bien, en realidad demasiado bien. Voy a hacer mi desfile, a mostrar mis nuevos diseños y ser solo yo en mi mundo, sin pensar en nadie más que en mí mismo, aunque eso suene egoísta.

—¡Está aquí! ¡Está aquí! —dijo Mariana feliz al entrar a mi oficina.

—¿Qué está aquí?

—¡El último vestido! Está hermoso, debes verlo.

Salimos de mi oficina hacia donde se hacen las pruebas y arreglos. El vestido era realmente hermoso; me encantaba. Sin duda alguna habíamos hecho un muy buen trabajo, y eso es lo que pienso hacer todo este tiempo.

—Mariana, aquí tienes tu café —dijo alguien detrás de nosotros.

Quizá por costumbre me di la vuelta y encontré a un chico muy apuesto.

—Gracias, Dylan —dijo Mariana tomando el vaso con café —Oh, casi olvidaba: Dylan, él es Joshua, el dueño y mi jefe. Joshua, él es Dylan, mi sobrino y asistente personal sin paga.

Reí ante ese apodo; no pude evitarlo. También estreché su mano.

Dylan salió de la oficina mientras Mariana y yo discutíamos qué accesorios ponerle al último vestido de la colección.

El tiempo pasó y la oficina poco a poco se fue vaciando; creo que era el único allí. Solo recogía mis cosas para irme a casa. Tomé mi bolso y la revista; una lágrima deslizó por mi mejilla haciéndome sentir aún peor. La puerta se abrió y sequé rápidamente mis lágrimas.

—Perdón —dijo Dylan —Pensé que era el único aquí y vi que la luz de tu oficina estaba encendida.

—No te preocupes; a veces suelo salir tarde.

—¿Te encuentras bien? —preguntó al entrar.

—Sí, ¿por qué lo preguntas?

—Porque no es normal ver a alguien llorar sola en una oficina.

—¿Me estabas espiando?

—No; venía a apagar la luz de tu oficina y solo vi lo que tenía que ver.

—¿Verme llorar?

—Exacto; creo que nadie merece llorar. Lo que sea apuesto a que no merece tus lágrimas.

—Muchas gracias —sonreí.

—¿Te parece bien si te invito a cenar?

—Es demasiado atrevido... Aunque debo decir que me encanta eso.

Así fue como dejé la revista en mi escritorio y salí con Dylan. No dejaría que una noticia así me afectara demasiado.