Matrimonio Forzado | Jihan

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Cuando todos estuvimos listos, salimos del hotel. Esta vez optamos por caminar, ya que el centro de la ciudad quedaba muy cerca y así los chicos conocerían más. Iba en compañía de Wonwoo y Soonyoung; no saben lo divertidos que pueden ser estos chicos. Les propuse a los demás que se subieran al London Eye para ver la ciudad desde otro punto de vista. Todos aceptaron y caminamos hacia allá.

—¿Quiénes subirán? —preguntó Jun —Compraré los boletos.

—Yo no —respondí.

De cierto modo, la única altura que soporto es la de los aviones; ver exactamente la altura de la que estoy me da mucho, mucho miedo.

—¿Te quedarás aquí solo? —preguntó Jeonghan.

—Sí, creo que puedo hacerlo —dije.

—Me quedaré contigo, claro si no te molesta.

—Jeonghan, a mí sí me molesta —intervino Alex.

—Pregunté si le molestaba a Joshua. Tú sube, diviértete, conoce; ya me he subido anteriormente —respondió.

—Entonces... —habló Wonwoo.

—Si no le molesta a Shua, no subiremos.

—No hay problema —dije.

Todos fueron a formarse mientras nosotros nos quedamos sentados en unas bancas.

—Ya se le nota la pancita a tu esposo —comenté.

—Por favor, tú tampoco me recuerdes que estoy casado con él —dijo con una voz suplicante.

—Está bien, jamás dije eso.

—Tenemos cuarenta minutos antes de que ellos regresen —dije.

—¿Qué propones hacer? —preguntó Jeonghan.

Tomo mi mano y me hizo levantarme del asiento. Corrimos por toda la plaza principal y nos detuvimos en un pequeño puesto de comida para pedir un poco de refresco, ya que moría de sed.

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—Te ves tan tierno concentrado, bebiendo tu agua.

Era cierto; se veía tan lindo que no pude notar su leve sonrojo. No hay peor y más estúpido hombre que yo en este planeta Tierra.

—No es para tanto —respondió modestamente.

—Cuéntame más sobre la reacción de ese imbécil —solo pensar en él abandonando a Shua me enfurecía demasiado, simplemente no lo soportaba.

—No hay mucho que decir; él debía volver a casa, solo estuvo aquí una temporada.

—Imbécil; nadie, incluso yo, te merece. Nadie.

—No es para tanto —reitero con una sonrisa nerviosa.

—¿Me puedes perdonar?

—¿Perdonarte por qué?

—Por mi acto siguiente.

No pude contenerme y me acerqué a él. Le di a entender que lo besaría, solo que me detuve unos centímetros antes de sus labios para darle tiempo de alejarse o darme una bofetada. Al no ver ninguna reacción brusca por su parte, me acerqué para besarlo. Sus labios parecían temblar y podía sentir el latido de su corazón. Yo también estaba nervioso por todo esto; el beso fue lento y duradero. Nos separamos y nuestras miradas intensas seguían en contacto.

—No hay nada que perdonar —dijo él mostrándome una linda sonrisa.

—¿Te he dicho que me encantas?

—Me gusta escucharlo.

Volví a besarlo; sus labios podían llegar a ser adictivos.

—Debemos volver —susurró contra mis labios.

—No quiero hacerlo —le respondí con desánimo.

—Sospecharán...

—Que piensen lo que quieran...

Él se levantó de su asiento:

—Debemos volver, por favor —me miró con esos ojos irresistibles a los que jamás podré resistirme.

—Está bien —accedí finalmente.

Caminamos de regreso al London Eye y fue cuestión de minutos para que ellos salieran. Comentaron que la vista era hermosa: los paisajes, los edificios gigantes y el vértigo del paisaje eran impresionantes.

Seguimos caminando por la ciudad; tomamos algunas fotos y grabamos videos. Nos divertíamos haciendo bromas al hablarle coreano a algunos ingleses, sabiendo que no nos entenderían. Me divertía tanto con todos los chicos y claro, disfrutando de la compañía del hermoso Joshua, tan delicado y encantador.