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—¿Acaso no estás emocionado, amor? —me preguntó Alex, rompiendo el enorme silencio que se había formado durante el desayuno.

—Sí —traté de no sonar frío, pero mis intentos fueron inútiles.

—¡Estoy harto! —se levantó bruscamente de su asiento—. Te dije que si no quieres hacerlo, puedes irte; la puerta es muy grande —gritó, y antes de que pudiera detenerlo, salió de la habitación en la que estábamos.

Lo que dijo realmente me causó mucha gracia, puesto que él llevaba una semana viviendo en mi casa. El simple hecho de estar junto a él no me agradaba en absoluto, no desde que descubrí lo que realmente siento por Joshua. Sin embargo, a veces por pequeños errores debemos tomar otras decisiones, y ahora lo único que debo hacer es lo correcto.

Salí de mi casa y conduje hasta las oficinas. Lo único que quería en ese momento era perderme en el trabajo o distraerme con cualquier cosa, ya que mis amigos se encontraban en aquel lugar del cual estaba evitando y me encontraba solo en la ciudad, con una próxima fiesta de compromiso esta noche. Sí, las bodas no van conmigo.

—Señor Yoon, lo busca Marc. ¿Lo hago pasar?

—Sí, por favor.

Marc es un recién graduado con muy buenas ideas a futuro y parece que trabajaremos juntos; o al menos eso espero. Tiene una gran visión sobre algunos proyectos.

—Buenas tardes, señor Yoon —dijo al entrar a la oficina.

—Jeonghan solamente; no nos llevamos tanto —reí y le hice un gesto con la mano para que tomara asiento.

—Lamento hacerlo venir hoy; sé que es un día algo importante.

—No hay problema, Marc. Créeme, esto me hace sentir bien.

Arreglamos algunos acuerdos que habíamos establecido previamente; todo marchaba bien. Lamentablemente, el reloj también avanzaba rápido, así que cuando marcó las siete con cuatro minutos dejé mi oficina para ir a arreglarme.

Me alegré al ver que Alex no se encontraba en casa y que tenía el lugar solo para mí. Subí a mi habitación y saqué de mi armario mi traje, corbata y zapatos, los cuales había escogido días antes. Estaba arreglado, pero aún así no me sentía listo para dar este paso nuevamente. Yo quería hacerlo por segunda vez con el hombre a quien de verdad amara, aunque por azares del destino fuera el mismo chico de la primera vez.

Esta noche sería terrible; no dejaba de pensar en lo solo que me sentiría rodeado de personas con las que normalmente trabajo pero con quienes no establezco ninguna amistad.

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—Mariana, todo va marchando muy bien; a finales de este mes no me sorprendería hacer el desfile o mucho antes.

—Eso sin duda; sabes que no lograríamos nada sin ti.

—Basta —dije porque tantos halagos ya comenzaban a ruborizarme.

—Te vas a querer matar, pero tengo que salir un momentito al aeropuerto; solo recojo a mi sobrino y te prometo que enseguida vuelvo. ¿Ok? —preguntó Mariana. Asentí en respuesta.

Tomé mi teléfono y marqué el número de mi amigo, quien había desaparecido tres días completos y no lograba localizarlo.

—Soy yo de nuevo; solo quiero saber si estás bien; comienzas a preocuparme. Llama cuando escuches esto, por favor —mencioné al buzón de voz.

Me sentía agotado, más de lo normal y con mucho sueño; todo parecía deberse al exceso de trabajo. Pero en estos momentos no podía darme el lujo de descansar, no si realmente quería hacer el desfile. No negaré que en algunos momentos he tomado mi escritorio como cama porque el sueño se hace abrumador a veces; pero más allá de eso, todo seguía siendo tolerable.

Matrimonio Forzado | JihanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora