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Había dormido todo lo que realmente necesitaba. Hace un par de días llegó Seokmin, así que mi estancia en Corea no ha sido la peor. Era el domingo más aburrido de mi vida entera; tenía demasiado calor y no podía salir. Sentía que el aire acondicionado no me bastaba.

—Hay alguien que quiere verte —dijo Seokmin asomando su cabeza.

Confundido, hice un ademán para que pasara quien fuera. Mi sorpresa fue ver a… ¿Wonho? ¿En serio tenía a este hombre frente a mí ahora?

—Hola —dije.

—Me enteré de que estabas en la ciudad, decidí pasar a saludar y me encontré con una sorpresa —señaló mi vientre.

—Sí, falta poco para dar a luz —lo miré unos segundos y reaccioné—. Por favor, toma asiento.

Lo hizo en una silla frente a mí.

—¿Qué tanto miras? —dijo al darse cuenta de que lo observaba sin decir nada.

—Has cambiado demasiado. Te ha salido una leve barba ahora; te veo, no sé, quizás más adulto.

Él se rió y no pude evitar notar que sus mejillas se teñían de un leve rosa.

—Tú igual, aunque tu castaño cabello sigue siendo perfecto —comentó.

Los segundos, los minutos o las horas que habían pasado fueron muy gratos. Me habló de que estaba comprometido y con nada más y nada menos que con Minghao. Me alegré por ellos; en el fondo, y muy aparte de lo que me hicieron, son muy buenas personas y no le deseo el mal a nadie.

—¿Joshua? —dijo mi madre al entrar por la puerta.

Al notar la presencia de Wonho, ella hizo una mala cara, pero no le importó. Se veía preocupada.

—¿Qué ocurre? —pregunté.

—¿No has prendido la televisión o algo por el estilo, verdad?

—No, mamá. ¿Qué ocurre?

—Nada.

—Madre —la miré seriamente.

—Enciende las noticias.

Hice caso a lo que mi madre decía; una reportera se encontraba en vivo.

“Y ahora nos encontramos en Los Ángeles, California, donde el gran edificio de las empresas Y&H, dirigido por uno de los empresarios más jóvenes, Yoon Jeonghan, se encuentra consumiéndose por las llamas. Los bomberos ya están en el lugar y hacen lo posible por controlar el fuego. Al parecer no había personas en el edificio más que el joven Yoon, según el testimonio del guardia de seguridad. El rescate ha comenzado ya; esperemos que se encuentre a salvo. Seguiremos con el reporte.”

El aire se volvía a ir; de nuevo me hacía falta. El bebé dio una patada, pero esta fue diferente: fue más fuerte y dolía demasiado como para evitar doblarme del dolor. Las patadas comenzaron a ser más constantes y los dolores más fuertes; creo que ya nacería.

• ────── ✾ ────── •

Había regresado a Los Ángeles hace algunas semanas y, como ya era costumbre, me encontraba encerrado en mi oficina. Esta se encontraba vacía puesto que hoy decidí darles el día a todos.

Un olor extraño comenzó a sentirse; era humo. Un poco confundido acerca de lo que podría tratarse, salí de mi oficina para encontrarme con todo el piso en llamas. No sabía qué hacer y el extintor más cercano estaba más allá del fuego. El calor se volvía insoportable y comenzaba a desesperarme; incluso grité repetidas veces pidiendo ayuda. Me quité el saco y con fuerzas de no sé dónde corté un poco de la manga de mi camisa; me agaché ya que sabía que eso debía hacerse. Coloqué un pedazo de tela en mi nariz; el fuego se expandía cada vez más y el humo comenzó a afectarme ya que no dejaba de toser. En un momento de debilidad mis brazos me fallaron y caí; me sentía débil, cansado y con sueño. Levanté mi vista y allí, parada, la vi.

—Perdóname —dije—; fui un estúpido. Claro que estoy feliz de que Yeosang sea mío; es lo mejor que me ha pasado —estaba confundido porque no sabía si en realidad se lo decía o lo pensaba—. Te amo; eres lo mejor que me pasó.

No pude escuchar su respuesta porque mis ojos pesaban más y el sueño me invadía; así que poco a poco cerré mis ojos.

Matrimonio Forzado | JihanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora