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Me desperté gracias a la alarma. Esta noche dormí solo en mi habitación; aún necesito hablar con Jeonghan sobre esa tal Mingi.

Me metí a bañar rápidamente, hice mis necesidades, me vestí y bajé para desayunar. Tenía que estar conectado para mis clases en exactamente quince minutos. Solo me falta poco para terminar la preparatoria; estoy en un programa en el que puedes finalizarla en dos años, aunque requiere un mayor esfuerzo.

Le pedí a Heejin que me llevara pan tostado con mermelada a la biblioteca, donde ahora tomo mis clases. Jeonghan se fue muy temprano a la empresa y seguramente no regresará hasta tarde.

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Mis clases acababan de terminar, ya era la una de la tarde. Comencé a dar un paseo por la casa hasta que mi celular empezó a sonar.

—¿Hola? —contesté.

—Hola, hijo —habló mi madre al otro lado de la línea.

—Mamá, me alegra escucharte.

—¿Cómo estás, hijo? He leído sobre ti en internet y también te vi en la televisión.

—¿Salí en televisión?

—Noticias internacionales. ¿Qué esperabas?

Ambos reímos ante ese comentario.

—Te extraño mucho. ¿Cómo van las cosas con mi padre? —pregunté.

—El divorcio se firmó; nadie sospecha nada. Seguimos viviendo juntos y Eunchae vive con nosotros.

—La bastarda —susurré.

—Hijo, compórtate —me regañó.

Después de una linda charla madre e hijo de dos horas, concluí que Jeonghan no vendría a comer y que comería solo.

—Heejin, ¿me podrías servir la comida, por favor?

—Con gusto, señor —volteé a verla.

—Joshua, disculpa, es que aún no estoy acostumbrada.

—Con el tiempo lo harás.

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Miré mi reloj, luego el calendario, y repetí esta acción cinco veces más.

Aún no podía creerlo, era año nuevo. Un año acaba y otro comenzaba. Sin duda, había sido algo loco todo esto: conocí a Joshua, me casé con él. Todo cambió este año.

El 24 de diciembre la pasamos en compañía de nuestros amigos, en una linda cena en la casa. Diré que desde ese día comencé a ver a Joshua con otros ojos. O es que apenas me di cuenta de que desde hace varias semanas empecé a hacerlo, mucho antes de terminar con Seungcheol y vivir aquí en Los Ángeles.

En la fiesta de Navidad se veía sumamente hermoso, con esa camisa roja que le quedaba perfecta, su cabello castaño peinado a la perfección y su tenue maquillaje. Me di cuenta de que él es hermoso y gracias a ello tengo el valor de proponerle algo esta noche.

La empresa organiza una fiesta con los socios más importantes, siendo esta una reunión muy prestigiosa. Claro, asistiría con mi esposo y le diría lo que he estado esperando decirle desde hace días.

Salí de mi habitación ya listo y bajé para estacionar el auto en la entrada. Subí nuevamente las escaleras y me planté frente a su puerta. Toqué tres veces y él salió; se veía hermoso.

Lucía un traje negro hermoso para él, bueno, ¿qué cosa no le queda hermoso?

—¿Estás listo? —pregunté.

—Sí.

Coloqué mi brazo para que él lo tomara y juntos bajamos las escaleras. Como todo caballero, le abrí la puerta del auto y luego subí al asiento del conductor. Conduje al lugar de la fiesta, el mismo donde fue mi fiesta de la presidencia.

Bajamos y nos dirigimos al piso donde era la reunión, pero antes de entrar, llevé a Joshua la terraza.

—¿Qué pasó? ¿Acaso no entraremos?

—Quiero decirte algo importante, y qué mejor momento que hoy, una fecha para olvidar, perdonar y, cómo no, dar cambios.

Matrimonio Forzado | JihanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora