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Después de que Alex se calmara y se durmiera. Trate de dormir de igual manera, estaba agotado; en realidad, no duré ni cinco minutos en el cuarto, así que bajé a tratar de cenar algo. Mi madre, junto con Lia, se encontraba en la cocina, mientras mi padre veía algunas armas con Juwon.

—¿Qué buscas, hijo? Te aseguro que en el refrigerador no está Joshua —comentó mi madre, y Lia soltó una risita.

—Tengo hambre, madre —contesté algo malhumorado, ya que me recordó a quién me costaría olvidar.

Después de cenar lo que fuera eso, subí a la habitación donde horas antes había estado con Shua, solo con la esperanza de que él llegara a dormir ahí.

(...)

—¡Buenos días! —saludé al entrar al comedor. Todos estaban allí, a excepción de una cabellera castaña y otra de cualquier color.

Traté de no verme tan sospechoso buscando a Joshua con la mirada. Le di un beso en la mejilla a Alex y me senté a su lado.

—¿Qué haremos hoy? —pregunté observando a Juwon.

—Pensamos quedarnos aquí y hacer una fogata por la noche —respondió él.

—Lástima que Josh y Seokmin no estarán —añadió mi madre.

—¿A dónde han ido? —pregunté 'disimuladamente'.

—Tuvieron que regresar a Inglaterra —respondió Lia.

—Qué pena, tan bien que nos la pasábamos —dijo Eunchae.

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—Soy un tonto. ¡Mierda! ¿Qué estúpido fui? Dios, ilumíname —alcé mis manos exagerando mi acción.

—¿Piensas decirme ahora lo que ocurre? —preguntó mi amiga mientras me tomaba por los hombros.

—Es que es difícil.

—Hablamos hace tres días y me dijiste que no ocurría nada y que no pensabas recuperarlo.

—Es así, solo que en estos pocos días me he dado cuenta de algo inevitable para mí, algo que me he negado a sentir.

—Amigo, ¿lo quieres?

Me había descubierto; no había nada que pudiera hacer. Asentí y él me abrazó.

—¿Quieres ir a despejarte un rato? —Asentí; alejarme de aquel lugar era lo que más ansiaba. —Espera unos minutos.

Mi amigo entró dando pequeños saltos hacia la casa y luego de cinco minutos salió.

—Vamos —dijo mostrándome las llaves.

Me subí al auto en la parte del copiloto y mi amigo comenzó a conducir. Manejamos aproximadamente una hora hasta llegar a la civilización, donde nos detuvimos en una tienda 24 horas.

—Mierda, ¡qué hermoso! Hay señal —dije mientras veía cómo mi celular recobraba vida—. Llamaré a Mariana.

—Anda, yo compraré algo para comer —respondió ella.

Tomé el celular y busqué en mi agenda su nombre; realmente necesitaba saber cómo iba todo por allá.

—¿Joshua? —dijo Mariana al contestar.

—El mismo. Llamaba para preguntar cómo va todo por allá.

—¿Cuándo regresas? —noté un tono de desesperación en su voz—. Juro que no puedo más, enserio te necesito. Debes de tener como mil mensajes míos, pero es urgente.

—Dime algo, ¿es muy urgente?

—Créeme que no te molestaría si no fuera necesario.

—Salgo esta noche para allá. Tranquilízate, ve a descansar y mañana hablamos. Hasta luego.

—Gracias, Josh.

Colgué el teléfono y me acerqué a mi amigo, quien volvía al carro con algunas bolsas.

—Qué bueno que compraste tanto; lo necesitaremos —le dije.

—¿Por qué?

—Solo diré que será una noche larga.

Mi amigo manejó de nuevo hacia la cabaña de mis padres. Solo bajé un momento para avisarle a mi madre que tenía que volver a Londres. Ella, al igual que Yeji, comprendió que esto era muy importante para mí. Me tocó manejar hasta el aeropuerto, donde compramos boletos que salían en dos horas. Dejamos nuestras maletas, así que viajamos ligero. Pasadas las dos horas, abordamos y partimos directo a Inglaterra.

Matrimonio Forzado | JihanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora